viernes, 20 de diciembre de 2013

CARTAS DESDE LA CELDA 7 RUDOLF HESS




CARTAS DESDE LA CELDA 7 CARTAS DESDE LA CELDA 7 Desde 1966 Rudolf Hess es el único prisionero de la cárcel de Spandau. Condenado a prisiónperpetua por el tribunal de Nüremberg, es el único de los grandes jerarcas nazis que permaneceencarcelado. La trágica aventura iniciada con su misterioso vuelo a Inglaterra en 1941 —fuga cuyafinalidad jamás ha sido aclarada suficientemente— se prolonga ahora, tras casi treinta años deprisión, en la celda solitaria de Spandau. Pocas figuras de nuestro tiempo superan en trágicaintensidad a la de este misterioso personaje que fue durante un tiempo el vice-Führer del partidoNacionalsocialista alemán. Esta dimensión dramática y misteriosa aparece reflejada lacorrespondencia intercambiada desde la celda con su esposa Use y su hijo Wolf, y ahora por primeravez dada al público. Estas cartas constituyen elemento primordial para vislumbrar hasta qué puntofue Rudolf Hess un loco, un alucinado o bien un idealista horrorizado ante la crueldad de una guerra ala que quiere poner fin a cualquier precio —incluso al precio de su vida—. Entre los jefes de laAlemania nazi, Hess era el que disponía de un bagaje cultural más amplio, de una formaciónfilosófica y literaria —no sólo política— más sólida y de una profunda vocación universitaria. En estascartas, junto a reflexiones políticas que sorprenden por su agudeza, expone Hess una concepción delmundo asentada en las más puras esencias de la tradición alemana. Hess comenta —a vecesirónicamente— los últimos acontecimientos políticos, de los que recibe puntual información a travésde su esposa Use. Analiza otras veces con agudeza las obras de los más destacados pensadoresgermanos —Schopenhauer, especialmente— o aborda temas literarios, lingüísticos, musicales. Peroquizá lo que presente un interés mayor con vistas a desvelar el misterio de esta personalidadcontradictoria, son las cartas en las que Hess hace balance de su vida, de sus éxitos y fracasos, pideperdón a su esposa por estos largos, años de soledad o aconseja a su hijo sobre las lecturas o losestudios que debe seguir.En su conjunto, esta correspondencia sostenida desde la cárcel constituye uno de losdocumentos humanos más impresionantes de nuestro siglo, una obra a la que habrá que recurrir enel futuro cuando se intente penetrar, no sólo en el drama íntimo de Rudolf Hess, sino en la angustiacomo dimensión última del hombre, en la tragedia de un fracaso purgado hasta su límite más cruel. 5
AS DESDE LA CELDA 7 Al igual que ocurrió en el día en que fuiste lanzado al mundo el sol estaba allá en lo alto como sisaludara a los planetas. Desde entonces has ido desarrollándote cada vez más firme, según una leyíntima que va en ti y que a ti atañe. Tienes que ser tú. No puedes escapar de ti mismo. Goethe SOBRE LA VIDA DE MI PADRE A la pregunta dirigida por carta a Spandau por mi madre sobre si después del 1 de octubre de1966 1 tan grave para él, no desearía recibir una visita de su hijo, respondió:«No sería, en realidad, un reencuentro sino un primer conocimiento. Pues del último encuentro,cuando tenía tres años, no puede haber quedado durante veinticinco años más que una sombracomo recuerdo del padre. Y el niño de entonces no tiene con la fotografía del hombre crecido de hoynada en común más que la certeza de que ambos son mi hijo...»Con excepción de un brevísimo momento, de todos modos bastante nítido, no ha quedado en mirecuerdo nada que pueda semejarse a un contacto personal, a un conocimiento personal con él. Tuveque reconstruir su imagen a través de relatos, anécdotas, informes e investigaciones personales, talcomo acostumbra a hacer un estudioso con una figura histórica. Y sin embargo, se hizo sentir y sigueobrando todavía en mí algo singular: la sangre paterna, la herencia que siento actuar en mí, tiende elpuente hacia un hombre a quien — por decir así — no conozco personalmente y del cual me encuen-tro muy próximo. Gracias también, sobre todo, al intercambio epistolar y los debates que en estascartas se han suscitado sobre diversos temas y problemas, siempre con la rígida censura deSpandau de por medio, ha podido transformarse un,i imagen difusa y poco clara al principio, en unaconcreta figura de mi padre, a la que ahora creo ver con absoluta concreción. Todas lasparticularidades restantes que he ido descubriendo — procedentes de años muy lejanos confrecuencia o en papeles amarillentos por el tiempo— han contribuido a trazar esta visión de conjuntode su personalidad.En el bosquejo de la familia Hess que a continuación se ofrece y especialmente en el que trazode la vida de mi padre, trato de transcribir este cuadro, por lo menos en sus contornos más precisos.* * *Los antepasados de la familia Hess por nosotros conocidos aparecen asentados en la región deWunsiedel, en los montes del Fichtel. donde según una presunción no confirmada, debieronestablecerse alrededor de 1730, procedentes de las zonas germanas de Bohemia. El primero cuya existencia es posible puede seguirse de una manera concreta nació en el año 1740, en Oberredwitz 2 .Sus años de estudios y de viajes le llevaron lejos del país; finalmente, volvió a la tierra natal y seestableció en Wunsiedel como zapatero. El carácter prolífero de la familia — Peter Hess tuvo cuatrohijos y dos hijas y también las siguientes generaciones fueron prolíferas — hizo que la estirpecomenzara a ampliarse. La mayor parte de los hijos y nietos de Peter Hess abandonaron Wunsiedel yemigraron a todos los puntos cardinales del antiguo Reich: como artesanos, médicos, clérigos,funcionarios, químicos, e ingenieros aparecerían en los tiempos subsiguientes.Sin embargo, nuestros directos antepasados permanecieron todavía por espacio de dosgeneraciones arraigados en Wunsiedel y también el bisabuelo de mi padre, Johan Hess, fue allá unapreciado maestro zapatero hasta su muerte (1863).El ansia de lejanías que heredado de Peter Hess, no se había hecho patente al principio más queen otras ramas de mi familia, se reprodujo en la nuestra en la persona de Christian Hess, mibisabuelo. En su caso, como luego en el de mi padre — cuya capacidad para ello también se puso demanifiesto— no parecieron faltarle resoluciones que llevar consecuentemente a término. Nacido enWunsiedel en el año 1836, abandonó el año revolucionario de 1848 la casa paterna y atravesando losAlpes con los coches de posta, viajó hasta Livorno, a casa de unos parientes lejanos. La agitaciónque aquel año reinaba también en Italia no pareció asustar gran cosa al muchacho de trece años queera entonces. Unos años más tarde, tocado otra vez del afán viajero, apareció en Trieste, donde 1 Véase el epílogo del libro. 2 Estos datos proceden de un "Árbol genealógico de la familia Hess", en cuyo texto de " Wilhem Hess, hijo de Michael Hess", se dicecon el estilo de la ¿poca que "de todo corazón" se desea "que la amada Patria obtenga por largo tiempo hombres y mujeres alemanes. Así lo quiera Dios." 6
CARTAS DESDE LA CELDA 7 ingresó en la razón social del comerciante suizo Johannes Bühler. Según ha quedado puntualconstancia, su principal le tuvo en gran estima por «su capacidad y su «excelente carácter», hasta elpunto de serle concedida en 1862, cuando tenía veintiséis años, la mano de la tercera de las hijas deBühler.A los tres años de la boda, cuando le habían nacido una bija y un hijo, abandonó Christian Hessla razón social de su suegro para vivir nuevas aventuras: en Alejandría, en Egipto, fundó en el año1865 la empresa de importación «Hess Co .», que más tarde fue regentada por sus hijos Fritz y Adolf.Este Fritz Hess —mi abuelo— se buscó novia en la patria: Clara Münch, con quien contrajomatrimonio en 1892, era hija de un industrial procedente de la Franconia septentrional. Su familiaaportó a la herencia paterna y mediante una tradición de afición musical, un cierto equilibrio a loscaracteres prosaicos y secos de los antepasados de los Hess y los Bühler 3 .El primer hijo de esta unión —mi padre— nació el 26 de abril de 1894 y fue bautizado en eltemplo alemán evangélico de Alejandría con los nombres de «Rudolf Richard.»Fritz Hess no solamente había heredado de su padre Christian la competencia y el espíritu deiniciativa, sino una severidad llevada en ocasiones a los máximos extremos. Sobre el orden que porvoluntad del dueño y señor de la casa reinaba en el hogar de mi padre, en Alejandría, se contaban enel seno de la familia reveladoras anécdotas. Por ejemplo, las comidas se efectuaban con la máximapuntualidad de que era capaz el reloj. Los miembros de la familia se encontraban ya en torno a lamesa cuando el padre llegaba, procedente de la empresa, en el minuto exacto. Durante la comida,no> se atrevía nadie —ni siquiera la madre— a pronunciar una sola palabra en tanto que el padre nohubiera abierto la conversación. Desde que un día rechazó la ensalada con las palabras «No soy unacabra», no hubo más lechuga en la mesa de casa de los Hess. La existencia de la casa estabaenteramente ajustada a las idas y venidas del padre, a sus horas de levantarse y de comer y susgustos y sus inclinaciones: era un patriarca, que ejercía la autoridad ilimitada en el seno de la familia.En una de sus cartas desde Spandau recordaba mi padre que el patriarca en cuestión, en el año1897 y por razón de que el acontecimiento no parecía inminente y en definitiva, tampoco le concerníaa él de una manera activa, durmió tranquilamente mientras nacía su segundo hijo 4 .De bastante tiempo después data otra anécdota que caracteriza a mi abuelo Hess: hacia los años30 y al efectuar un viaje fuera de las fronteras, comprobó que el aduanero alemán había escrito en elformulario su apellido «Hess» con «ss» y le llamó para que rectificara y lo hiciera con doble «s» 5 . Elfuncionario comentó: «¡Ah! ¿Lo escribe usted como el lugarteniente del Führer?». A lo que respondióPapá Hess: «No; él lo escribe como yo. porque soy su padre.»A pesar del orden tan severo que reinaba en el hogar, los dos hermanos transcurrieron unainfancia feliz; jugaban con amigos en el jardín paterno y aprendían por el contacto de los numerosossirvientes aquello que no hubieran debido aprender. En especial parecieron haber adquirido unaespecie de maestría en el uso de juramentos árabes; mi padre contaba luego, no sin un punto deorgullo, que con el natural horror de la madre, podía recitar durante un minuto, sin interrupción nirepetición, aquella estridente parte del caudal lingüístico árabe sólo apto para labios masculinos.No había en el gran jardín, arrebatado con mil penalidades al desierto y convertido en un mar deflora africana y europea, rincón queno hubiera sido conquistado por los «Oíd Shatterhand»,«Winnetous» y «Hadchi-Halef-Omar» 6 . que no hubiera sido transformado en campamento de pielesrojas o guaridas de piratas. Los escorpiones eran algo cotidiano; tan solo cuando de unos matorralesespecialmente favoritos y frecuentemente explorados apareció en una ocasión una cobra —que fuemuerta por un portero árabe con un palo — se colocó en un gran vaso lleno de alcohol, como símboloy a manera de advertencia.Al lado de estos aconteceres infantiles y divertidos, el ambiente oriental, con sus características ypeculiaridades, dejó al primogénito una marcada huella, ya en aquellos primeros años. Décadas mástarde escribiría al recordar Egipto desde Spandau que «recibido con la fuerza vital de la juventud»había dejado, como segunda patria «imborrables huellas».Hacia finales de siglo y con la finalidad de vincular más estrechamente la vida de su familia con 3 A ellos se refieren las alusiones que en las cartas de Spandau se hacen a los "antepasados suizos", a los que pertenecía el famosopedagogo Pestalozzi. 4 Ver carta del 14.III.1954. ("Prisionero de la paz"). En el año 1908 nació una niña. 5 La doble ese tiene un carácter propio en alemán, procedente del alfabeto gótico. (N. del T.) 6 Personajes de las novelas de Karl May. (N. del T.) 7
Alemania, Papá Hess se hizo construir en Reichsgoldgrünn, en las montañas del Fichtel, una grancasa de campo. La casa fue a partir de aquel instante el objetivo de viajes anuales de vacaciones. También estos viajes aparecen evocados en algunas de las cartas de Spandau. Despertaron en mipadre, en años juveniles, el amor por la naturaleza, que tan sugestiva se muestra en aquellosrincones de la Alta Franconia.La vida cotidiana de su niñez transcurrió, empero, en Alejandría, donde ingresó en el año 1900en la escuela evangélica alemana. Pero como la tarea escolar estaba al cuidado del escaso númerode familias alemanas y el pequeño número de alumnos no parecía de acuerdo con lo que esperaba yexigía Papá Hess, quitó a sus dos hijos de aquel colegio y les puso al cuidado de unos preceptoresparticulares, que les daban las clases en el propio domicilio, con vistas a prepararles para los futurosquehaceres en la empresa paterna. Porque en este punto no abrigaba el padre la mínima duda: sobretodo su primogénito sería comerciante, continuando los casi cuarenta años de tradición de «Hess §Co.» Aquel hijo experimentó inclinaciones profesionales en otro sentido. En los ensueños sobre elfuturo no se veía a sí mismo como comerciante en Alejandría, sino que su interés se centraba en lanaturaleza y cuando elevaba la mirada al estrellado cielo que cubría el desierto egipcio, sus aficionesse dirigían a la astronomía; más tarde, experimentó una gran inclinación por las matemáticas y lafísica. Pero el severo padre no podía aceptar aquellas «diversiones» como una auténtica profesión.Cuando dirigió un día a su hijo la concreta pregunta sobre lo que quería ser «en un tono que por sí solo nos helaba la sangre» 7 no le fue posible a éste más que articular con dificultad la palabra«comerciante».Con semejante objetivo se le envió en el año 1908 al Pedagogium Evangélico de BadGodesberg; su retorno a la patria fue para ingresar, pues, en un internado alemán de jóvenes donde—como recordaban luego los propios profesores — se puso de manifiesto su talento y aptitudtécnicoma-temática y donde tuvo ocasión de expresar por vez primera su secreto deseo de seguir lacarrera de ingeniero. 8 Por desgracia, la voluntad paterna estableció también en ello una frontera: trasconseguir la denominada «prueba de madurez media», tuvo que cambiar el «Pedagogium» por la«Ecolé Supérieur de Commerce» de Neuchatel. El hijo resultaba algo refractario a todo ello —entretanto, el padre se había dado perfecta cuenta — pero se vio obligado a pesar de todo aestablecer contacto con la doble teneduría de libros, los cheques y el intercambio, que proyectaronlas correspondientes luces sobre el oficio del comercio.Además del respeto a las opiniones del padre, le había acompañado también a Suiza el recuerdode la tradición de la empresa paterna; una tradición que no podía interrumpir y a la que estabadispuesto a sacrificarse. Entre padre e hijo se había creado, a pesar de la rígida y severa dictadurapaterna, una relación entrañable, hecha del mayor afecto mutuo. Así como el hijo respetó en los años juveniles la voluntad del padre, en los años últimos del padre ocurrió lo contrario, a pesar de que elhijo había terminado por no ser comerciante, sino haberse dejado llevar por una labor idealista quemereció, en definitiva, el máximo respeto paterno. Ambos experimentaban por su parte la fuerza deuna convicción interna; los imperativos de una tarea y la abnegación y entrega precisas para llevarlaa buen término. Tales eran las medidas y normas por las que se rigió su mutua relación.Si la «Ecole Supérieur de Commerce» no consiguió imponer, en definitiva, a mi padre en lossecretos del «balance» y «la doble teneduría», aquellos años transcurridos en Suiza tampoco dejaronninguna huella en su espíritu. Su disposición y habilidad para forjarse un propio mundo interior — quele acompaña en sus dilatados años de cautiverio — tuvo entonces su primera expresión. También durante su estancia de aprendizaje en Hamburgo, prevista y preparada por su padre,obró como siempre le dictaba su conciencia: a pesar de que no le atraía en absoluto cuanto formabaparte de su actividad diaria procuró, según propias palabras ser «mejor primero que último.» Sinembargo, su verdadera atracción eran los libros: día y noche se entregaba a la lectura con verdaderapasión. Aquellos años estuvo asimismo poseído de un «fanatismo marino»; poseía abundantescatálogos y volúmenes y se había aprendido de memoria listas enteras de armadores, con lasunidades, el tonelaje, la velocidad, etc. Al lado de su interés por los aspectos técnicos se ofrecía enello un primer atisbo de preocupación política: al igual que el hijo de un alemán residente en elextranjero había asociado ya el concepto del Reich con la «bandera alemana», en los años deHamburgo se acostumbró a asociar el valor alemán en el mundo con las dimensiones de la flota.En el decisivo mes de julio de 1914, la familia Hess se encontraba en Reichcholdsgrün reunida 7 Véase carta del 24.11.1954. 8 Ídem. 8
CARTAS DESDE LA CELDA 7 para pasar unas semanas de vacaciones: mi padre y su hermano habían llegado de Hamburgo y suspadres de Alejandría (donde no les fue posible regresar hasta 1919).El entusiasmo bélico de los primeros días de agosto di 1914, significó un punto final para lasrelaciones entre padre e hijo, en su carácter hasta entonces autoritario. Para el joven aprendiz decomerciante no hubo un segundo de duda: dejó que los estudios continuaran sin él y se alistóinmediatamente y contra el deseo del padre como «voluntario de guerra».El sentimiento impetuoso que agitaba la entera Alemania, la patria, que era para él patria de susantepasados y arrebatadamente querida desde el extranjero, hizo que olvidara cualquier otra cosa.Nada hubiera podido detenerle. Se dirigió a Munich, donde ingresó el 20 de agosto de 1914 comorecluta de la sección suplementaria del 7 o Regimiento de Artillería de Campaña, del que fuetraspasado el 18 de septiembre al arma de infantería (Primer Batallón de reserva del RegimientoBávaro de Infantería número 1) 9 . El día 4 de noviembre de 1914 entró en campaña y fue adscritofinalmente a la primera compañía del Regimiento Bávaro de Infantería número uno, llamado «delRey». El 21 de abril de 1915 fue nombrado cabo y pocos días después, obtuvo la Cruz de Hierro desegunda clase, siendo promovido algo más tarde — el 21 de mayo de 1915— a la categoría desuboficial.Su regimiento estuvo a la sazón destacado por espacio de varios meses en el Somme; en elinvierno de 1915-16 pasó al Artois y en junio de 1916 lanzado a la batalla de Verdún. Ante el fuertede Douaumont fue herido, el 12 de junio de 1916, por un casco de granada.A mi padre le ocurrió lo que a tantos de los jóvenes alemanes de entonces, que se fueron alcampo de batalla con el himno en los labios y el ardor en el corazón. La crueldad de las mortíferasbatallas de material hizo que aquellos muchachos que apenas habían dejado atrás la adolescencia seconvirtieran de pronto en hombres maduros.Uno de los que fueron entonces sus camaradas en el Regimiento Bávaro de Infantería número 1me ha explicado: «Tu padre pertenecía a aquellos que tras un breve conocimiento y tras intercambiarlas primeras palabras era admitido como un auténtico camarada. No se apartaba un instante de sushombres y muy pronto se convirtió en uno de los más acometedores soldados. Cuando se trataba deencontrar voluntarios para patrullas de reconocimiento o grupos de asalto, aparecía con frecuenciaentre ellos. Durante los ataques era un ejemplo por su sangre fría y su escasa preocupación por sí mismo. Pero no sólo venerábamos a tu padre por su valor personal y su arrojo, sino por sus juicios ycriterios sobre los hechos y situaciones de las que éramos protagonistas.» Tras reponerse de las graves heridas sufridas en Douaumont, pasó a formar parte, el 4 dediciembre de 1916, del Regimiento de Infantería de Reserva número 18, como jefe de pelotón de laDécima Compañía. Le enviaron de nuevo en campaña, aquella vez a Rumania. Del 25 de diciembrede 1916 al 8 de enero de 1917, tomó parte en la batalla invernal de Rimnicul-Sarat y los decisivoscombates de persecución; estuvo en la batalla del Putna y en los combates de posiciones del Serethy fue herido de nuevo, aunque en esta ocasión levemente, por un fragmento de granada en el ante-brazo izquierdo, en los Cárpatos transilvanos. En las luchas en el Moldava occidental y la marcha porlas estribaciones carpáticas, cuando ponía cerco a Ungureana, un disparo de fusil le penetró en elpulmón izquierdo; en lucha con la muerte fue trasladado al hospital de campaña de Bezdivasarhely, justamente a tiempo para que pudiera salvarse. Siguió una convalecencia de varios meses; mientrasse reponía llegó —el 8 de octubre de 1917— su nombramiento como teniente.Así como había tenido suerte a raíz de su segunda grave herida —una suerte de apenas uncentímetro, puesto que de alojarse un poco más allá la bala le habría matado—, el hecho tuvoasimismo en otro sentido una repercusión feliz para él: considerado a partir de entonces no apto parasu servicio en infantería, fue trasladado, tras una solicitud largamente expresada, a los servicios devuelo.Siguió una brevísima instrucción, en la primavera y el verano de 1918 (Escuela de Aviadores 9 Sobre la carrera militar de mi padre informo tan sólo de una manera fragmentaria y esquemática, según los datos que he podidoprocurarme. En una carta dirigida a Spandau le rogué respuesta sobre algunas preguntas que le hice sobre hechos y sucedidos lejanos yobtuve una contestación marcadamente afectuosa: los recuerdos de la juventud y los años adultos le conmovían tanto, según me escribió el17 de diciembre de 1966 "que la vuelta atrás de la memoria me causa daño, en el estado en que me encuentro. Me resulta tan doloroso,que evito pensar en ello y he conseguido tender un velo que evito tocar en lo posible. Os ruego que tengáis comprensión por ello si norespondo a diversas preguntas que me habéis hecho en la última carta. No se compagina bien haberse sumido en semejante tabú y luegotratar de quebrantarlo. ¡Nada de experimentos! Y añade que la palabra "sonríe", que tan a menudo aparece entre paréntesis en los párrafos de sus cartas para indicar su visión irónicade alguna cuestión, se refiere a veces a circunstancias que ni para él ni para nosotros tienen nada de agradable. (N. del A.). 9
CARTAS DESDE LA CELDA 7 número 4) y en octubre de 1918 fue destinado a la escuadrilla número 35, y, finalmente, al servicio devuelo, tomando parte en los últimos combates aéreos de la Primera Guerra Mundial, del 1 al 10 denoviembre, sobre Valenciennes. Tras el armisticio, la escuadrilla fue pronto disuelta: se le concediópermiso para regresar a Reicholdsgrün y el 13 de diciembre, «licenciado sin destino del serviciomilitar activo», tal como decía el documento oficial.La guerra había terminado y quienes habían salido hacia el frente con las banderas desplegadas,regresaban —aquellos que sobrevivían— derrotados y endurecidos. Lo que experimentó mi padre ensu interior al enterarse de las brutales exigencias del armisticio, sólo puedo intuirlo. En una cartaescrita más tarde —en el año 1927— a una prima, expresó retrospectivamente algunos de aquellossentimientos.«Sabes que sufro por la situación a que se ha llevado a nuestra nación antes tan orgullosa. Heluchado por el honor de nuestra bandera allá donde un hombre de mi edad tenía que luchar, alládonde resultaba más duro, entre la suciedad y el barro, en el infierno de Verdún, de Artois, y alládonde tenía que ser, arrostré el peligro de la muerte en todos sus aspectos, me sacudió durante jornadas enteras el estrépito del fuego, dormí en un hoyo donde yacía el cadáver de medio francés,pasé hambre y sufrí, como los luchadores del frente sufrieron y pasaron hambre. ¿Tiene que habersido todo ello en vano? ¿Y los sufrimientos de las personas decentes, en la Patria, tienen que habersido igualmente vanos? Sé por ti misma lo que vosotras, las mujeres, hicisteis. No; de haber sidoinútil, lamentaría que el día en que fueron conocidas las duras condiciones del armisticio y suaceptación, no me hubiera atravesado un proyectil la cabeza. Si no hice los posibles porque así fuera,fue con esta única esperanza: «Puedes todavía tener tu parte en la evolución del destino.»La fe y la voluntad en «la evolución del destino» fue, a partir de aquel instante, su pensamientopredominante. En la Alemania del invierno 1918-19, sacudida por alzamientos comunistas yatormentada por «consejos de obreros y soldados», reconoció que a pesar de todos estos elementosde derrota, existían todavía posibilidades para su país y su pueblo. Su principal anhelo fue oponersecon todas las fuerzas a la visible situación de servidumbre en que había quedado Alemania: unanhelo que se trocó, paulatinamente, en irritación y concentrada ira.* * *La derrota y la subversión de Alemania afectaron también profundamente las relacionesfamiliares de mi padre. La razón social Hess y Co. de Alejandría fue expropiada, mi abuelo, desesenta años, tuvo que reconstruirla con grandes sacrificios y no pudo ofrecer así a su hijo un apoyoeconómico.Sobre aquellas semanas he encontrado en los papeles de familia indicaciones de que mi padre,en enero de 1919, telegrafió a Potsdam en solicitud de un puesto de servicio: «Ruego informaciónsobre si necesitan instructor aviador, con experiencia del frente.» La respuesta fue igualmente lapida-ria: «Todos los puestos de instructores de aviación están ocupados.» Hubo otro intercambio de cartascon Berlín: un conocido de Egipto, que ocupaba un puesto en el ministerio del Exterior, informó sobrela solicitud de mi padre sobre la creación de cuerpos francos para «Defensa de nuestra marca delEste».Fracasaron públicamente también, en febrero de 1919, sus planes militares, de tal manera que mipadre se dirigió a Munich, para inscribirse en la Universidad como estudiante.Era aquel un Munich convertido en un hervidero: entre la generación del frente se preparaba ellevantamiento contra el dominio de la ciudad por los consejos. Mi padre —que estaba obligado aganar su propio sustento— no solamente fue empleado por un antiguo camarada de guerra en lapequeña empresa «Munchner Wohnungskunst GmgH.», ejerciendo con ello una actividadremunerada, sino que entró también mediante el jefe de la empresa en contacto con un importantecírculo de correligionarios: la sociedad «Thule». Con estos camaradas formó, en los almacenes de larazón social y también en los locales de la sociedad, un verdadero arsenal que jugaría su papel enlas luchas decisivas para la liberación de Munich.Cuando el choque con el gobierno de los consejos llegó a su punto culminante, con el tronar delos cañones en el perímetro exterior de la ciudad, a cuyas inmediaciones llegaban ya las tropas delgobierno procedentes de la Alemania del norte y Wurtemberg, así como el Cuerpo Franco bávaro deEpp, fueron asesinados siete miembros de la sociedad Thule, entre ellos una mujer, la condesaWestarp. Mi padre escapó entonces por milagro de la detención y el fusilamiento e incluso llegó aconseguir, mediante un golpe de mano, un cañón que el Cuerpo Franco en retirada había tenido que 10CARTAS DESDE LA CELDA 7
febrecida, con una grotesca desvalorización del dinero. Entre el pueblo, brillantes fiestas al lado deuna miseria clamorosa; buena vida al lado del hambre, usura al lado de la propiedad y la honradez.Las últimas fuerzas parecen haber desaparecido.»Describía así al «hombre» capaz de dominar aquella situación:«Con sus discursos lleva a los obreros hacia el nacionalismo, destruyendo la ideologíainternacional-social del marxismo. En su lugar presenta el concepto nacional-social. Además, educa alos obreros manuales como a los llamados intelectuales: el interés general tiene que superar alinterés personal; primero la nación y luego el «yo» personal. Esta conjunción de lo nacional con losocial es el eje de nuestro tiempo, como fueron las reformas del barón Von Stein antes de las guerrasde liberación. El jefe tiene que recoger las ideologías sanas de su tiempo y transformarlas en unasideas incendiarias que vuelvan a ser efectivas entre las masas.»«Una gran pasión política es el más valioso tesoro; el corazón pusilánime de la mayoría de lasgentes ofrece escaso espacio para ello. Feliz el linaje al que una necesidad impone una nobleideología política, grande y sencilla, comprensible para todos y aprovecha todas las otras ideas de laépoca.»(Treitschke) También los pensamientos de Haushofer eran identificables en algunos párrafos:«El destino de un pueblo se determina por la política sobre la economía. Todas las reformasinternas, todas las medidas económicas serán inefectivas mientras estén en vigor los tratados deVersalles y St. Germain. El hombre guía, político-geográfico, deberá tener un concepto general delmundo. Conocer a los pueblos y sus influyentes particularidades. Según las necesidades ycircunstancias, tendrá que pisar con botas de coracero o anudar hilos con dedos cautos hasta en elquieto océano.»Su tarea más destacada será el restablecimiento de la dignidad alemana en el mundo. Saber loque es imponderable; saber que la antigua bandera bajo la cual se desangraron millones en la fe porsu pueblo, tiene que volver a ondear; saber que hay que llevar a cabo la lucha contra la mentira de laculpabilidad con todos los medios. El fuerte sentido nacional en el interior, la fe en sí mismo, fortalecea un pueblo tanto como la salvación del honor en el exterior.»El trabajo premiado terminaba como una llamada con versos de Dietrich Eckart:«Todavía no sabemos cuándo el «hombre» intervendrá para efectuar la salvación. Pero millonestienen la intuición de que aparecerá. Habrá llegado el día cantado por un poeta:Ataque, ataque, ataque.Suenan las campanas de torre en torre.Llaman a los hombres, los ancianos, los niñosLlaman a los durmientes en sus estanciasLlaman a la muchacha que desciende la escalera,Llaman a la madre que está junto a la cuna Tienen que retumbar y resonar en el aireEnfurecerse entre los truenos de la venganzaLlamar a los muertos de su sepulcro.¡Despierta, Alemania!»(Dietrich Eckart)* * *Entretanto, y para facilitar los estudios de mi padre, afectados por la desvalorización creciente deldinero, una hermana de su padre que vivía en Suiza, había decidido remitirle mensualmente cienfrancos oro. En los tiempos de la avasalladora inflación alemana, aquello permitía llevar un tren devida efectivo, aunque sin grandes lujos. Así es que pudo despedirse de la «Munchener 12
CARTAS DESDE LA CELDA 7 Wohnungskunst GmbH», aunque no sin proporcionar al jefe amigo una experta sucesora en lapersona de su posterior esposa, mi madre. La tía de Suiza estaba muy lejos de sospechar que en elabundante tiempo libre conseguido, mi padre se dedicaría más a la política que al estudio.Sobre el principio de esta actividad, ha aparecido al efectuar la investigación de los documentosde aquel tiempo en los archivos oficiales bávaros, una carta de mi padre con fecha del 27 de mayo de1921. Fue dirigida al presidente del consejo de ministros, Von Kahr. De ello se extrajo que habíaacompañado ya a Hitler en una audiencia concedida por el presidente del Consejo; en esta cartasolicitaba mi padre la confianza de Kahr, ya que escribía lo siguiente sobre la posición política deHitler:«El punto central es que Hitler se halla convencido de que solamente es posible unrestablecimiento de la postura mundial de Alemania si se consigue atraer a la gran masa, en especiala los trabajadores, hacia lo nacional. Pero esto es solamente concebible con un socialismo razonabley honrado. Por de pronto, antiguos elementos comunistas y miembros del USP han ingresado enconsiderable número en el «Partido Obrero Alemán Nacionalsocialista». Al final de un arrebatadordiscurso de Hitler pronunciado en el Circo Krone, unos dos mil comunistas cantaron, de pie, el himnoalemán. Las diferencias de clase se han superado y el obrero manual alterna en las asambleas conlos oficiales y los estudiantes. Para mí, que como alemán nacido en el extranjero, detesto todos lospartidos, este movimiento representa el «partido sobre los partidos», que está llamado a un granfuturo. Conozco muy bien personalmente al señor Hitler, puesto que casi cada día converso con él ytambién me siento muy próximo a él como persona.»Al final decía:«Para dar a mis palabras algún peso más, ruego a Su Excelencia que, en caso de desearinformes sobre mí, tenga a bien solicitárselos al general, profesor doctor Haushofer, con el que meune una estrecha amistad.»La siguiente intervención de mi padre en el acontecer político fue de naturaleza más violenta:pertenecía a la «Defensa de salas del NSDAP», antecesora de las «Secciones de Asalto». En talcondición, tomó parte en el ya famoso encuentro en la cervecería «Hofbrauhaus», de Munich, el 4 denoviembre de 1921, y fue herido, inclusive. Sobre aquel hecho escribió Hitler con posterioridad queaquella noche «había aprendido a conocer verdaderamente a Rudolf Hess».Más tarde organizó en la Universidad de Munich un «Grupo estudiantil del NSDAP», del que fue jefe hasta los acontecimientos del 8 y 9 de noviembre de 1923. Acontecimientos en los que llevó aefecto una misión especial: tuvo que custodiar, la noche del 8 de noviembre, a los ministros bávarosdetenidos en la «Bürgerbräu». Efectuó la tarea de una manera muy cortés. En un libro aparecidorecientemente, donde se hace historia de dichos acontecimientos, puede leerse;«La jefatura de la «Kampfbund» sabía exactamente porqué confió aquel pelotón a un antiguoteniente aviador procedente de una familia de la gran burguesía, que apareció casi tímidamente antesus prisioneros. A ninguno de los rehenes le ocurrió nada grave.»De todos modos, aquel episodio tuvo una consecuencia: en un proceso paralelo al gran «Procesode Hitler», fue mi padre condenado, a finales de abril de 1924, y en unión de cuarenta participantesen el «putsch» de noviembre, a pena de reclusión en la fortaleza de Landsberg.Siguieron casi tres cuartos de año de forzada holganza, que supo aprovechar de todos modos. Allado de estudios para la explicación de un curso y actividad deportiva —había montado en el jardínde la cárcel un dispositivo para efectuar saltos de altura—, sostuvo conversaciones con Hitler, que,como es sabido, se hallaba entonces atareado en la redacción del «Mein Kampf».En aquella época, mi padre escribió a máquina, al dictado de Hitler, el manuscrito del «MeinKampf». Efectuó, tras cada una de sus conversaciones privadas con Hitler un borrador privado; tansólo después fue encargado de repasar las correcciones del «Mein Kampf».* * * Tras la liberación de Landsberg, en la noche de San Silvestre de 1924, mi padre tuvo que tomaruna decisión difícil: el profesor Haushofer ofreció al recién salido de la cárcel, un puesto de ayudanteen ciencias, que mi padre aceptó primeramente. Pero cuando, a mediados de febrero de 1925, permi- 13
CARTAS DESDE LA CELDA 7 tió el gobierno bávaro la nueva fundación del NSDAP y Hitler le ofreció el puesto de secretarioparticular, se decidió por Hitler. Fue éste un paso que Haushofer no le perdonó por entero. Aunque lageopolítica atraía mucho a mi padre, aunque veneraba y apreciaba al anciano caballero, tan lleno deciencia y sabiduría, la dinámica y el impulso del joven movimiento político, ejercían una intensa fuerzade atracción sobre él. Terminó sus estudios y se entregó de lleno a su nueva tarea. Iba con Hitler dereunión en reunión —muy pronto los recorridos se extendieron a la entera Alemania—, escribía,organizaba y planeaba conjuntamente con él.La empresa «Hess & Co.» de Alejandría —a pesar de su reconstrucción— desapareció de suexistencia; la vida de aquel hombre de treinta años estaba fundamentada y decidida de otra manera.Podía llevar a cabo los deseos tantas veces reprimidos. En los documentos familiares que todavía seconservan se encuentra una carta, fechada el 20 de noviembre de 1927, dirigida a sus padres, en laque les anuncia su boda prevista para el 20 de diciembre y se hace constar lo siguiente:«Pero os hablo de boda y viaje de bodas, sin que sepáis siquiera que vuestro hijo mayor piensacasarse. ¿O acaso no tenía que habéroslo dicho? Sin duda, habíais ya contado con que un día mecasaría con la buena camarada de tantos años, con la compañera de escaladas y práctica de esquí,con la compañera en los días buenos y malos del tiempo pasado, con le visitante de la cárcel, que meaportaba los domingos un cambio en la monotonía de la vida de cautiverio, con aquélla que eraobjeto de todos mis pensamientos y acciones, con Use Pröhl, en una palabra. Con ella entro en elpuerto del matrimonio: es ese puerto cuyos escollos conozco tras años enteros de estar juntos, comoel piloto las aguas, que recorre durante la tempestad y la calma. Por demás, no preciso haceros unalarga descripción de «ella»; la conocéis. No necesito convenceros, como un buen hijo, de que es unángel y por qué es un ángel. O para repetir la imagen utilizada por Schopenhauer en una de suscartas, aclararos, porque estoy convencido de «haber pescado la mejor anguila en un saco deculebras». Que esta anguila sea seis años menor que yo, tranquilizará sin duda a mi padre, dada suactitud ante este problema. No esperamos necesariamente —la anguila y yo— el cielo en la tierra entodo momento, pues estamos demasiado maduros para ello, pero sí cuanto pueden conseguir dospersonas que se conocen y que se aman como no se han conocido otras personas antes delmatrimonio y que están decididas a recorrer juntas el camino de la vida..., esto es, con frecuencia,más hermoso que el «cielo» en un sentido estricto. Con el cielo en el sentido corriente no tenemosque ver mucho ninguno de los dos, puesto que no tenemos ninguna relación con las confesionesactuales..., acaso por sentirnos ambos profundamente religiosos. No conocemos aquí ningúnsacerdote que coincida con nuestra concepción. Por ello hemos efectuado nuestro matrimonio paranosotros, con Dios y rechazado todas las formalidades externas...»Sus temores sobre si los padres aceptarían aquel sorprendente escrito, resultaron infundados. Elpadre envió inmediatamente sus felicitaciones; la madre escribió con una retrospectiva alusión llenade humor al alistamiento voluntario efectuado al estallar la guerra:«Cuando en el año 1914 fuiste soldado de Infantería, nos escribiste: "Alegraos conmigo; soy deInfantería." Como padres, recibimos la noticia con escasa alegría, pero pusimos buena cara a aquelgrave juego. Tu carta actual termina igualmente con las palabras: "Alegraos conmigo..." En lapresente ocasión, lo hacemos de todo corazón.»El 20 de diciembre de 1927, los dos hombres que había escogido como maestros, fueron sustestigos: Adolfo Hitler y el profesor Karl Haushofer. Una fiesta nupcial celebrada en casa del conocidoeditor de Munich, Hugo Bruckmann. entre un estrecho círculo de amistades, cerró el día queconsagró la unión de dos personas que no podían sospechar entonces los acontecimientos adversosa que se vería sometida su unión; unión que ha capeado todos los temporales y no sólo ha crecido,sino que se ha hecho más profunda. Es hoy mucho más fuerte que entonces.* * *Los años siguientes, hasta el 30 de enero de 1933, aportaron, como los transcurridosanteriormente, innumerables viajes, asambleas, encuentros violentos, esperanzas, decepciones,derrotas y victorias. Aquéllas eran las señales de una ardua lucha política, llevada con fe fuerte eindomable en la victoria de las propias convicciones, estimuladas y apoyadas por los crecientestriunfos.Es de hacer notar también que mi padre no había abjurado como «secretario» de su antiguapasión por el vuelo, sino que lo practicaba en su aspecto deportivo como pionero. Pertenecía a losprimeros «aviadores privados» de Alemania, tras haber conseguido de la editora del periódico delPartido y con finalidades de propaganda, la adquisición de un «Messerschmitt 25», en cuyo fuselaje 14podía leerse, con grandes caracteres, «Vólkischer Beobachter», y cuyos mandos ocupaba el«secretario» volante. Mi padre consiguió convencer a Hitler para no trasladarse a las asambleas omítines en tren o en automóvil, sino utilizar el «vehículo aéreo», como lo denominaba, para ahorrartiempo. Pero la técnica imperfecta —de acuerdo con los niveles actuales— de los aviones deportivos,los escasos medios auxiliares para la navegación y el desconocimiento de las condicionesatmosféricas de ello resultante, hacían que mi padre llegara a los lugares previstos después deinnumerables aventuras y con considerable retraso o bien le obligaban a aterrizar en lugares noprevistos para ello. Hitler llegó a decir un día, irónicamente, a su «loco volador»: «Cuando vuelva ahablar en Hamburgo, le dirigiré a usted a Colonia y en tal caso existirá por lo menos una probabilidadde que tropiece con usted en Hamburgo.» Semejante ironía espoleó el amor propio del aviador, quese esforzó en demostrar a partir de entonces que podía llegarse a Hamburgo cuando se quería ir aHamburgo. Pero los éxitos permanecieron inciertos, según los deseos del tiempo, el motor o diversascircunstancias.Mi padre aspiraba también a llevar a efecto grandes designios deportivos; llegó a pensar enreplicar a. la primera travesía del Atlántico por Lindbergh, en 1927, con un vuelo desde Europa aAmérica; todavía en el año 1932 —el año decisivo desde el punto de vista interior— obtuvo elsegundo premio, que fue el primero en 1934 en la prueba para aviones deportivos «en torno alZugspitze»
10 . Su mayor hazaña aérea fue también la última: el vuelo solitario a Inglaterra en la nochedel 10 al 11 de mayo de 1941.* * *Las fechas de la trayectoria pública de mi padre constan en todas las obras de consulta: a laspocas semanas de que Hitler, como jefe del mayor partido alemán a la sazón, fuera llamado a lacancillería del Reich, había encargado a su «secretario» de una importante tarea, al nombrarlo, tras ladenominada crisis Strasser, presidente de una «Comisión Política Central del NSDAP», reciéncreada.Cómo mi padre valoraba su trayectoria ascendente quedó de manifiesto, ya en aquel diciembrede 1932, en la respuesta que dio a las felicitaciones por su cargo:«Hacer carrera está emparentado con el «hacer dólares» americano. «Haz dólares, hijo mío, sipuedes, honradamente..., pero de todos modos, haz dólares.»El que hace carrera está con frecuencia muy cerca del chanchullero. Está más próximamenteemparentado con el seductor que con el que verdaderamente sabe.Frecuentar compañías, atar relaciones, aprovechar estas relaciones: estos son los medios delque hace carrera. Se puede bailar carrera, cenar carrera, beber carrera, impulsar carrera hacia arriba,hacerla descender, intrigar hacia arriba y hacia abajo, casarse con carrera y hasta incluso dormircarrera...«Hacer una cosa por propia voluntad» y hacer carrera se lleva mal una cosa con otra. El quehace carrera lleva a cabo las cosas en pro de ella.Ante el que hace carrera se halla situado aquél que debe todo a su carácter ascendente. Efectúasu deber, sin pararse a considerar el resultado que tendrá sobre su carrera. También puede cuidar lasociabilidad, si así lo desea; puede bailar, amar, fumar en compañía de otros caballeros, casarse...,pero nunca con el pensamiento puesto en la carrera, sino en primer lugar en aquello que sirve.Llegar a la cumbre fresco y descansado: he aquí la ambición del que hace carrera y que trata deconseguir a todo trance puesto en el funicular. El otro, en cambio, asciende por su propio esfuerzo:«Llega más alto aquél que no sabe dónde sube.» Aquél que no escoge las etapas de la carrera comopunto de orientación, sino que sigue al impulso interno para alcanzar la verdadera creación.» Tras la toma del poder por Hitler, el 21 de abril de 1933, pasó del puesto de «Presidente de laComisión Central» al de «Lugarteniente del Führer del NSDAP», al que siguió el nombramiento hechotodavía por el presidente Hindenburg de «ministro del Reich sin cartera». La tarea de mi padrepermaneció invariable: tuvo que dirigir en representación de Hitler al Partido Nacionalsocialista,convertido en partido estatal. Con su iniciativa de paz en mayo de 1941 rebasó ampliamente su«competencia». Que tras haber llevado a efecto aquella acción aventurera, con evidente peligro de suvida y tratando de poner fin a los hechos bélicos, fuera condenado en el proceso de Nuremberg por 10 La montaña más alta de Alemania. (N. del T.) 15
CARTAS DESDE LA CELDA 7 un presunto «crimen contra la paz» —y solamente por ello— es una de las más amargas«majaderías» que marca la historia de nuestro siglo.En su declaración final ante el tribunal de Nuremberg, mi padre dijo:«No me arrepiento de nada. Si volviera a estar al principio, actuaría como lo hice. Incluso sisupiera de que al final ardería una hoguera para mi muerte en las llamas. Poco importa lo que haganlos humanos; algún día me sentaré ante el Juez Eterno; ante El me responsabilizaré y sé que medeclarará inocente.»Hoy han transcurrido más de dos décadas desde que fueron pronunciadas estas palabras; másde veinte años largos transcurridos tras gruesos muros, en la celda de una prisión.No han podido doblegarle, no han podido quebrantarle; sigue con la fe puesta en su derechorígido y correcto. Rechaza pedir gracia. Y a quienes le encadenaron, les responde: «Mi honor es paramí algo más alto que la libertad.»Volf Rudiger Hess 16
CARTAS DESDE LA CELDA 7 CARTAS... ¿SOLO CARTAS? Spandau, 27-II-1955 Me es tan antipático como a ti el pensamiento en un absoluto determinismo, en la negación detodo libre albedrío 11 . Sería muy indigno ser tan sólo un ciego instrumento, a quien únicamenteestaría permitido formarme a sí mismo, obrar y actuar, pero condicionado siempre a una línea trazadade antemano. Creo de todos modos en la influencia de poderes misteriosos —quizás un poco menorque la que el padre que educa quiere tener respecto a su hijo— (sonríe) pero creo con idénticaconvicción de que a pesar de ellos —o mejor aún, en actuación conjunta con los mismos— lavoluntad humana se transforma en acción. Por lo que esta misma acción queda así influenciada porlos propios poderes desconocidos, ya que las personas sensibles determinan siempre, de cualquiermanera, lo que tienen que hacer y lo que no.Los filósofos griegos decían con frecuencia a ello: «El sabio se deja llevar por entero.»Schopenhauer recuerda, debatiendo el fenómeno, cómo muchos que en sus principios no queríanaceptarlo, llegaban al convencimiento, tras comprobar que surgían nuevos obstáculos: «Veo que nopuede ser.» Y Goethe decía: «Un demonio habla en nuestro pecho, muy quedo, con una granconvicción, para decirnos lo que hay que comprender y aquello de lo que debe huirse.» Sitúas conrazón a «Prometeo» y «Fausto» como ejemplos, y yo contesto... «para oponerse con terquedad atodas las fuerzas, para no doblegarse, para mostrar fortaleza, llamad a los brazos de los dioses.»En este sentido, le agradezco a Wolf Rudiger la referencia. Sin este sentido, ¿encuentras algunoen ti mismo..?* * * Al hijo 11. III. 1956 Por tu carta recibida el 29-11, compruebo que entre vosotros, allá arriba 12 es regla la respuesta alos ultrajes con el puño. Y tú opinas que entre nosotros, en Godesberg no debió ocurrir otra cosa. Porcuanto recuerdo, no era norma pegarse, por lo menos en las clases superiores, en la segunda. Puesdespués de eso, viene a ser obligado el duelo. Es un proceso natural, pero que devuelve a tiempos yformas de cuya superación nos sentíamos orgullosos. Por lo menos, en los tiempos anteriores a laúltima guerra ocurría así. ¿Ha habido entretanto tal cambio en la juventud que ya no se opina de talmanera? Considero posible que en vuestras montañas, habéis alejado algo la cultura, habéis forjadocostumbres algo más rudas que el restante promedio. Considero por lo menos justificado que la clasesuperior se preocupe de alterar un tanto las costumbres sociales corrientes entre los adultos de supropia formación... los adultos, entre los que os contaréis en cuanto hayáis abandonado la escuela. Ya entre los estudiantes de grados superiores está considerada como inconveniente la «camorra».Más aún: prodigarse insultos inconvenientes. Sería bueno que os entrara eso bien en la cabeza,antes de ingresar en una escuela superior o alternar con gentes adultas y responsables; que osentrara en la cabeza a vosotros, salidos de vuestro mundo selvático (sonríe). Consideraría adecuadoque formarais un tribunal de honor escolar, en el que se sancionara con adecuados castigos elcomportamiento bajo e indecoroso; quien quebrantara las adecuadas normas, quien afectara laconvivencia lógica y normal en una comunidad —pues no es otra cosa cuando ocurren cosas comolas que explicas— se vería excluido y rechazado por esa misma comunidad. ¿O crees que entrevosotros no podría darse el suficiente sentimiento cívico para hacer posible lo que en otros lugares 11 En la carta anterior le había escrito: Trato de impedirme a mí mismo creer en un determinismo; el pensamiento me es antipático... aunque lo considere posible. Pero laspalabras escritas por ti sobre la felicidad que a la larga sólo alcanza el razonable y sensato, el valeroso al que Dios ayuda, escapan a miconcepción de la vida. He creído durante un espacio que serías lo suficientemente fuerte para no inclinarte a la convicción de que todas lasacciones humanas son inútiles, de que esa fuerza desconocida que está presente tanto en los átomos como en los planetas y traza lasleyes eternas e inmutables, sólo presencia sonriente todos estos esfuerzos y puede borrar con un enorme gesto todo aquello por lo que nosesforzamos durante décadas, tal como el hombre puede destruir un hormiguero.Goethe, al que con tanta frecuencia citas, habló en una ocasión de "las grandes, eternas y férreas leyes", pero también cantó aPrometeo y en ultima instancia y en igual sentido a "Fausto", el hombre que obra según su voluntad. Quizás todavía está por llegarme la"sabiduría de los mayores", pero en algún lugar de mi ser reside indomable esa entera voluntad de acción o ese motor de la acción volun-taria. 12 Wolf Rudiger Hess se encontraba a la sazón en un internado en el Scharitzkehl, de Berchstesgaden. (N. del E.) 17esulta por completo normal?Hay que tener en cuenta que entre vosotros debe haber algunos que posean más fortaleza quelos otros, cuya poderosa constitución física se lo permita todo. Los más jóvenes y por ende, los queson también más débiles, están sin duda indefensos a merced de los fuertes. Estos deben tenercomo lema «El poder antecede a la justicia.» Un lema lamentable para una institución educativa. ¿Nocrees tú?¿De parte de quién estaba la justicia, de acuerdo con tus pensamientos, cuando en tus años más jóvenes fuiste así tratado por un mayor? ¿Se consideran al menos obligados los más caballeros entrelos que frecuentan en las clases superiores a defender cuando se hace necesario a los más pe-queños y débiles?* * *
Al hijo 19-V-1956 Me alegra que hayas leído un documentado libro 13 sobre el continente que es el momentáneoobjetivo de tus deseos. Con seguridad es bueno, pues conozco al autor y sé que hace bien las cosas.Considero que los estudiantes que regresen de Europa encontrarán difícil volver a la vieja rutina ytratarán de poner en movimiento a los que no han salido todavía de ella. Según antiguasexperiencias, los así afectados no serán más felices, sino todo lo contrario. Tampoco serán mejores,sino también todo lo contrario. ¿Por qué les dejan chupetear las más altas civilizaciones? No es decreer que salga de ello más que una aproximación superficial a estas, pues carecen por sí mismos decualidades creadoras; han permanecido durante mucho tiempo en una idéntica escala culturalprimitiva y están siendo arrancados de ésta por la fuerza; apenas termine tal proceso, recaerán denuevo en lo anterior. Si esos propios «creadores de cultura» consideraran necesario cuantiosasinversiones como las que comenzaron a efectuarse en el Sudán —y tal es el caso, dado el siniestro ypotenciado aumento de la población mundial— tendrían que dejar que fueran proyectadas por losingenieros blancos y dejarles dirigir su ejecución. Otro caso es el de los pueblos que desarrollaron supropia alta cultura, como los indios y los asiáticos del Este, cuya expresión cultural llegó a situarse enparte por encima de la nuestra; si estas culturas reciben el específico suministro occidental de latécnica y utilizan este don con sensatez (con mayor sensatez que nosotros) puede ello servirles paraconseguir una mayor prosperidad y riqueza, puede significar los fundamentos para una mayorelevación de su nivel vital. En la segunda mitad del siglo pasado, los japoneses dieron el paso casisúbito desde su Edad Media a la nueva época occidental, cuyo progreso añadieron a su milenaria yalta cultura. ¿Hasta qué extremo han conseguido dominar los peligros para los profundos valores quea ello iba unido? Sobre esto no quiero extenderme, pues carezco de una visión de conjuntosuficientemente amplia.Son éstos algunos pensamientos que me han provocado tus observaciones sobre el libro leído.Acude allá, mira y escucha por ti mismo y es posible que tus pensamientos varíen.Conocer un país por entero diferente o, mejor aún, varios países de tal índole, no sólo resultainteresante por lo que allá puede verse o experimentarse, sino respecto a las comparaciones que sehacen con la patria. En algunas referencias se obtienen proporciones que sobrepasan las impresio-nes primeras que se poseían y que adquieren de pronto otras dimensiones. Al regreso puede ocurririgual, aunque a la inversa: las dimensiones guardadas desde siempre se transforman de acuerdo conotra óptica. Por ello es conveniente el estudio de las estadísticas o por lo menos, llevarse estadísticasal viaje. Tío Karli 14 recomendaba a sus estudiantes que eligieran un país extranjero al que siguieranespecialmente vinculados durante toda la vida. Escogió para sí el Japón, una elección que nosolamente justificó con su larga presencia allá y que le permitió comprobar las cosas con sus propiosojos, sino profundizar en el ser mismo del país y sus gentes. Quizás recuerdes todavía su estilo.Comprenderás lo que quiero decirte si imaginas una acuarela pintada sobre seda y al hacerlo, no tedetienes en considerar su superficie y lo que puede haber en ello grato a tus sentidos, sino que tratasde considerar la obra como producto de una específica esencia. Tan sólo en contadas veces se tiene la fortuna de encontrar un país con el que se establece unainmediata afinidad. Desde que conozco a los finlandeses (y sólo los conozco a través de los libros)me parecen muy próximos a mí mismo y conste que he efectuado tal descubrimiento muy re- 13 "África del mañana. La vuelta del mondo-mogo" de Giselher Wirsing. 14 Se trata del profesor Kart Haushofer (1869-1946). 18
CARTAS DESDE LA CELDA 7 cientemente. Con anterioridad había elegido a Egipto, simplemente porque tenía de allá las máximasreferencias, porque había crecido en el país y la fuerza vital de la juventud había contribuido a quedejara en mí, como segunda patria, las máximas huellas; la naturaleza, el paisaje, que obra sobre lavista y en última instancia, también sobre los oídos: una noche de luna llena con el lento oleaje delmar; el monótono canto de los beduinos, el eterno ladrido lejano de los perros que se escuchasiempre en Oriente. Conocía también —aunque no mucho— el idioma del país e igualmente laescritura, hermosa y ornamental. Pero el que tuviera a Egipto en mi interior no significaba que lohubiera dominado por entero, como tío Karli dominaba el Japón; para llevar a efecto algo semejante,mi vida había sido demasiado inquieta y esporádicos en exceso mis estudios, frecuentementeinterrumpidos. Así es que al transmitirte el consejo de mi viejo amigo, mi mayor deseo es que tuexistencia, en su futuro desarrollo, tenga una trayectoria continua y que tus estudios puedan serconstantes y sostenidos.* * * Al hijo 3-6-1956. Quisiera saber cuáles son tus lecturas. ¿Cuáles están dictadas por el profesor de historia de laliteratura y qué otras son de tu propia elección? Desearía que estas últimas, sobre todo, fuerancorrectas en su estilo, aunque a primera vista vaya tu interés más al fondo que a la forma. Pero se dael caso de que un buen estilo se reflejará en el propio, ocurriendo otro tanto con el que seadesordenado o defectuoso. Al menos, a mí me ocurre así: lo que leo se refleja inmediatamente, demanera positiva o negativa, en lo que escribo. Por otra parte, un buen estilo contribuye a enriquecerasimismo el caudal de los vocablos, tal como puede comprobarse en nuestro poeta que másabundantemente creó palabras, como fue Goethe.Es algo apasionante volver a dotar a nuestro idioma alemán de toda su riqueza en los medios deexpresión, en dar a un gran número de vocablos sus más finos matices... una ventaja que dificulta,por cierto, su traducción a un idioma extranjero con todo el sentido preciso. Ten en cuenta, tan sólo, lo siguiente: el inglés abarca unas 110.000 palabras; el francés, unas120.000 (puede que sea al revés) y en cambio, según la valoración del vocabulario de los Grimm,cuando esté terminado (creo que falta el último tomo) 15 elevará el número de palabras en nuestroidioma al medio millón. En parte, se explica por la existencia de tantas palabras compuestas, pero unbuen número de ellas no adquieren su verdadero significado con la descomposición en los vocablosoriginales; precisamente aquí se revelan con frecuencia las más sutiles divergencias A veces nossentimos satisfechos, tras haber luchado por ello, al escribir exactamente lo que tenemos en nuestramente, aunque en ocasiones tan sólo lleguemos a intuirlo.El idioma francés sería por su parte bastante más rico si los profesorales miembros de laAcademia Francesa no hubieran tenido la inaudita idea —no sé cuándo— de «limpiarlo». Así es quese dieron buen cuidado en eliminar todo aquello que no consideraban como un francés «clásico»; esdecir, una especie de diccionario Grimm en el que se hubieran eliminado lo que había surgido ycrecido lingüísticamente en el pueblo llano, con lo que se arrebataba al léxico buena parte de lo vivo ypopular. ¡Pobres escritores que se plegaron a las normas decretadas por los sabios e infaliblesvarones de París! La lectura continuada del expurgado lenguaje —que además, se enseñaba en lasescuelas— tuvo como consecuencia su empobrecimiento. Tenemos que sentirnos satisfechos de que Lutero obrara a la inversa: al traducir la Biblia y sentarcon ello los fundamentos del actual idioma alemán, buscó al pueblo, a los campesinos, a loshabitantes en pequeñas ciudades para «mirarles el morro»; aprovechó imágenes, neologismos y ada-gios, que de esta manera ingresaron, salvados, en el lenguaje alto alemán escrito. ¡Si por lo menosexistiera la preocupación de seguir cuidando el idioma y preservarle de las mutaciones que para sudesventura experimenta! Puesto que tal transformación es para su desgracia: sólo basta comprobarlo que ha sido del alemán luterano o incluso del alto-alemán medio de los siglos anteriores. Que sehayan añadido muchas palabras, es de alabar naturalmente. Pero no es de elogiar que haya perdidosu fuerza, que haya empalidecido, que haya abandonado inflexiones, que haya cambiado verbosfuertes en débiles y que se coloque el dativo allá donde hasta no hace mucho tiempo se utilizaba elgenitivo. También el abandono del final «ens». Es lamentable el final en genitivo en «s» de los 15 El Diccionario Alemán iniciado en 1838 por los Hermanos Grimm finalizó en el año 1961 con la publicación de su último tomo 19nombres propios. Por ejemplo, «Wolf Hess'Arbeit» en vez de «Hessens Arbeit»
16 ¡Y cómo ha sufridoel sonido! Los tonos en «e» han aparecido en vez de otras vocales y los cantantes tienen queesforzarse en transformarlos en «6». ¡Cuánto más hermoso y qué mejor sonido tiene «teodisk» que el«deutsch» que hemos hecho de ello y que termina con la horrenda «tsch»! Compara una versiónactual del poema de los Nibelungos con un texto en el altoaleman de la Edad Media del siglo XII o lospoemas de Walther von der Vogelweide del siglo XIII. Quizás tengas en la memoria el sonoroprincipio del gran poema épico alemán.Haz que tía Kate, tan ilustrada en germanística, te facilite el librito con su transcripción de laspoesías medievales de Heinrich von Mohrungen 17 ; allá consta el temple original del altoaleman;compara el tono. La transcripción está efectuada de una manera perfecta, pero la belleza del tono nose deja transcribir. Tengo un libro en mi poder: «Recorridos occidentales» de Wilhem Hausenstein. No puedo decirnada del texto; veo que se trata de recorridos por diferentes regiones y paisajes alemanes, pintadospor diversos artistas. Me detengo en el capítulo correspondiente a «Wies». ¿Has efectuado algunavez la travesía de Steingaden? Por esta época deben estar maduras las fresas en la montañainmediata, que antes nos ofrecía toda su abundancia.Aparece el lago de Constanza en un gran trecho, con una vista de Meersburg y detrás, lago ymontañas en una típica composición del lugar.¡Qué entrañable puede resultar en determinados momentos todo ello!* * * De Ilse Hess a R.H. - Gailenberg, 12.6.1956 Algunas veces pienso por la noche —a pesar de que ahora duermo mucho mejor— que alvolante de un «Mercedes» se sienta nuestro señor hijo, a su lado un caballero de más edad y detrásestoy yo; nos vamos, según decimos, a Grecia. Por mi gusto iríamos también a Italia, peroúltimamente me he especializado en sueños sobre Grecia, acaso desde que vi un cuadroespecialmente bello sobre Cabo Sunion y las ruinas del templo que hay allá. Además, el amigoAlwin 18 , que estuvo en aquel lugar durante la guerra con su jefe 19 me contó en una ocasión que a su juicio es uno de los más hermosos parajes de esta esfera terrestre. Situado ante el mar de la Hélade,uno adquiere el convencimiento de que los helenos de aquellos tiempos tuvieron que ser felices. Sufelicidad estribaba, sin duda, en la constante contemplación de la belleza. ¿Pero puede acaso serfeliz un ser humano sólo con ello? ¡Bah! ¡Quizás no resulte todo ello más que el ensueño de unaatareada hospedera de montaña! También Suecia sigue atrayéndome cuando veo fotografías de sus paisajes y no puedo perdonarpor entero a mi suerte, haber tenido un marido tan correcto y ahorrativo que entonces, cuando PapáBaur 20 estaba dispuesto a volar hacia el sol de medianoche, preguntó con desconfianza sobre elnúmero de kilómetros y luego reconvino a su esposa y Papá Baur por una idea tan alocada yextravagante. ¡Ay! ¿Lamentaría hoy alguien que entonces hubiéramos volado rápidamente desdeEstocolmo?Es curioso que esa fiebre por los viajes haya surgido en mí desde 1943, es decir, desde que meresulta prácticamente imposible satisfacerla. Sé que los sueños no pueden convertirse en realidad,pero es precisamente en sueños como viajo a los puntos más distantes de la Tierra. De haber surgidoeste imperativo con anterioridad, acaso me habrías facilitado la manera de satisfacerlo. Losrecorridos desde Munich a Hindelang no pueden inscribirse, ciertamente, como viajes a través delmundo (sonríe).* * * Spandau, 24.6.1956. Esos sueños de viajes son hermosos; más hermosos serían si pudieran hacerse realizables. 16 "El trabajo de Wolf Hess", en sus dos acepciones. 17 Las canciones amorosas de Heinrich von Mohrungen. Recopilación de Kate Hess-Worms. 18 Profesor Alwin Seifert. 19 Ministro del Reich, doctor Todt, 20 Capitán de aviación Hans Baur 20Comprendo la sugestión que provoca en ti el país de los helenos. También a mí me gustaría, si eldestino lo permitiera, efectuar otra vez un viaje al extranjero, en especial para visitar los templos mar-móreos y los dioses de Grecia y apoyarme en el fuste ele una columna para dejar vagar, en la costa,mi mirada sobre el mar y las montañas testigos de tantos capítulos de la historia. De vez en cuandopaso revista, serenamente y procurando excluir cualquier nostalgia, a todos aquellos lugares dondeme hubiera gustado viajar. La Acrópolis se cuenta en primer lugar. Viene a resultar para mí un lugarde fantasía y me alegro de que no pudieran hacerse realidad ideas tan absurdas y descabelladascomo la de elevar allá una enorme construcción contemporánea, un palacio para el bávaro rey de loshelenos, Otto, tal como propuso el fantasioso Schinkel 21 .En nuestra juventud, viajamos con mi hermano y mis padres con frecuencia de Egipto a Alemaniay hubiera resultado fácil tomar el camino de Grecia en vez del de Italia o Francia. Pero para mi padre,lo que importaba era la rufa más rápida y la idea de dirigirse a Atenas para ver las «viejas ruinasmarmóreas» (sonríe) le hubiera parecido un desatino. Mi madre tenía más sensibilidad para todo ello,ya que en una ocasión recorrió sola, con Gretel, el camino que llevaba a Constantinopla y el MarNegro, para remontar desde allá el Danubio. Pero jamás se atrevió a proponer semejante viaje alsevero y rígido cabeza de familia.Por lo demás, poco puedo añadir al respecto. Tampoco puedo agradecer al destino, como en tucaso, que tuvieras un «correcto y ahorrador» marido. En rigor, no puede achacarse todo ello más quea irreflexión. De haber expresado entonces aquel deseo, con toda seguridad hubieras podido hacer elviaje. Desde el Helesponto, Alejandría quedaba muy cerca y mis padres se hubieran alegradoconsiderablemente. Claro que no habrías resistido, sin duda, demasiado tiempo en Alejandría, quehubiera resultado en cualquier caso una etapa en el camino de «El Kahira», la vencedora, la ciudadde los califas y los mamelucos. Para seguir luego Nílo arriba, hacia los templos gigantescos de losreyes egipcios. Imagino mi recorrido en una «dahabieye», en embarcación típica del Nilo, con supuntiaguda vela latina y en la que hay que permanecer semanas enteras, tan lenta es su marcha. Deesta manera, en pleno silencio y soledad, escuchando el susurro leve de la corriente, mientras lasestrellas brillan intensas en el cielo meridional y en las orillas se dibujan los palmerales, se degustatodo el encanto de las noches orientales. ¿Ha leído Buz el libro de Max Eyths, «Lucha por la pirámidede Cheops?» En el libro se incluye una hermosa narración fantástica arabigoíndica llamada«Sakuntala». Le interesará, además, con toda seguridad, el problema central de la novela, queestriba en las misteriosas proporciones matemáticas y astronómicas de la Gran Pirámide. Pero sobreesto podrá leer con mayor placer, porque resulta más científica, la obra del mismo autor «Fuerzasvivientes», de cuya colección le recomiendo además la obra titulada «Un Faraón en el siglo delvapor», la divertida narración del gobierno de un jedive —que creo que se llama Said— que consiguetransformar su producción algodonera en una auténtica lluvia de oro, de tal manera que le resultaposible 'a adquisición de toda la producción europea de máquinas agrícolas, arados a vapor ybombas extractoras de agua. La maquinaria termina por oxidarse a orillas del Nilo, pues sus árabesno revelan talento alguno de organizadores ni saben, en definitiva, utilizar todo aquel conjunto demáquinas procedentes de los países de los perros cristianos. La tragicomedia termina con ladestitución del progresista jedive, lleno de deudas, por parte de las «potencias» y la instalación deuna administración europea, encargada de saldarlas, en la capital del Nilo.Pero volvamos a lo de antes: no me perdono a mí mismo —no puedo hacer responsable de elloal destino— de que no se me ocurriera entonces viajar un poco fuera de las fronteras, en tanto mefue posible hacerlo. Siento sobre todo de no haber ido en su momento a Italia en tu compañía 22 .Claro que entonces había por lo menos un motivo para no hacerlo. No lo había cuando llevaste anuestro padre a Ve-necia y por ello sigo sin conocer la ciudad única en su género.* * *¿Volvería a Alejandría o mejor me detendría en las catacumbas de Kon-El-Schukafer? Se efectuósu descubrimiento al poco de haber abandonado la ciudad de mi juventud. Ni siquiera las vi, ya quepensé que volvería pronto, pero con los años el regreso se fue aplazando. De haber expresado mideseo, mi padre hubiera obrado como en el caso de haberle hablado del viaje a Grecia. Claro que porlo menos me mandó a El Cairo y a visitar las Pirámides, por lo que le quedé muy agradecido. De otramanera, un natural de Egipto hubiera desconocido por completo los monumentos más característicos 21 Karl Friedrich Schinkel (1781-1841) propuso levantar en la Acrópolis el palacio para el rey Otto. La propuesta para esta edificación nose aceptó. 22 Se refiere al viaje de Mussolini a Roma, en mayo de 1938 21de su país.* * * De Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 22.7.1956 Quiero hablarte de un libro excepcional. En apariencia es un libro de interés femenino, pero enrealidad se trata de bastante más. Por los objetivos que persigue es para nosotras, naturales de laEuropa central, un documento condenatorio de una norteamericana de esa tan valorada «americanway of life» que algunos comienzan a considerar ya críticamente como última consecuencia de laexistencia moderna. En el libro se expresa por sí misma, en una forma clara, excepcionalmentehermosa y casi poética, una mujer americana.Se trata de la obra de la esposa del aviador oceánico, Anne Morrow Lindbergh, que lleva el títulode «Conchas en mis manos» (es éste el título alemán, para mi gusto mucho más bonito que eloriginal de «Gift from the sea»). El título alemán se ha escogido literalmente del libro; Anne Lindberghsitúa cada capítulo bajo el tema de una concha encontrada en la playa: «Hermosa concha, bellaimagen... trato de jugar en pensamiento con ella. ¿Eres el símbolo de un futuro estadio de lasrelaciones humanas? ¿Podemos nosotros, viejos argonautas, salidos del banco de ostras, anhelar lalibertad del Nautilus, que cambió sus conchas por la inmensidad del mar? ¿Pero qué es lo que nosaguarda en la inmensidad del mar? No podemos aceptar que la segunda mitad de la vida nos ofrezcahermoso tiempo y vientos favorables. ¿Dónde está el vellocino de oro para los humanos ancianos?»Según tus cartas, os facilitan algunos libros; quizás contenga éste vuestra biblioteca; provoca ungozo en el corazón. Es un libro que os relata algo sobre nosotras, vuestras mujeres...* * * Spandau, 5.8.1956 Trataré de obtener el libro de la esposa del aviador oceánico Lindbergh, que con palabrashermosas, femeninas y poéticas, contempla críticamente el estilo de vida americano. El tema meinteresa extraordinariamente y no sólo por lo que atañe a Norteamérica. Considero que es aplicableesa crítica a nuestras relaciones de vida en Europa y no menos a nuestra estrecha patria, auncuando sus puntos débiles no aparezcan en tal caso tan crasamente.Muchos antiguos norteamericanos, es decir, aquellos que hacen recaer su origen en losemigrantes primeros, en los pioneros colonizadores, consideran el americanismo actual como unadegeneración de la auténtica americanidad. En todo caso, es ello válido para Lindbergh, que eligió asemejante esposa. Tanto él mismo como su mujer, parecen pertenecer a un primigenio estrato deemigrantes, que transportaron ideal y espiritualmente lo mejor de la Europa de los buenos viejostiempos y que es a las capas actuales lo que las obras de Beethoven a la música atonal.Hace poco escuchamos la Novena, grabada por una sociedad vienesa con la colaboración deuna de las más destacadas orquestas y coros. La grabación del disco era buena o por lo menos, tanbuena como acostumbra a ser algo semejante. ¡Qué arrebatadora resulta esta sinfonía, la más difícilentre todas las de Beethoven! Es una excelente idea la que tienen en Bayreuth, al término de losfestivales, de interpretar la Novena, como una incorporación en homenaje a los otros maestros. Enrealidad, existen razones suficientes para ello, ya que fue Richard Wagner quien por vez primera —creo que como maestro de cámara en Dresden— estudió con todas sus particularidades y llevó aefecto la interpretación de la gran obra de Beethoven, en toda su integridad. También en este aspectose mostró revolucionario y poco influenciable ante la opinión y los conceptos de los demás. Cosa quea mi entender no hace bien en efectuar el nieto con la obra de su abuelo, al introducir innovacionesno ya en la presentación escenográfica, que se presta a ello, sino en la propia concepción que de lasobras tenía el autor. Por ejemplo, en «Los maestros cantores», que tienen que resultar comprensiblesy llegar a las más amplias capas del pueblo. Y tampoco me refiero en este caso a las decoracionesque de todos modos deberían devolvernos la imagen del viejo y entrañable Nuremberg, sino sobretodo en el último acto, cuyas escenas hablan al corazón y los sentidos del pueblo, con todo el aparatoy pompa festiva de los gremios que desfilan y que hacen que entre así por los ojos el orgullociudadano de las viejas poblaciones. ¿Por qué transformar todo en unas formas sólo comprensiblespor los intelectuales y aún así, no sin mediar las correspondientes polémicas?* * * 2214.10.1956 Ayer llegó tu carta del 9 del presente con la sorprendente noticia de que Buz se encuentra deviaje a través del «mundo»... el mundo que nos rodea en su inmediata proximidad, es decir unpedazo de nuestra querida Europa 23 (sonríe). He comprobado que en muchos lugares de losmentados estuve yo, aunque acaso algo más despacio que lo que él puede ahora permitirse. Quizásse encuentre también ahora sentado en el hermoso castillo acuático de Chillón, en el «Lac Leman»,que a pesar del sombrío recuerdo de un prisionero allá encerrado injustamente 24 está transformadoen un café y confieso que a pesar de los cuarenta y cinco años transcurridos (desde mi estancia, nodesde que estuvo allá el preso) asocio indecorosamente el histórico lugar con el recuerdo de unexcelente pastel de cerezas y unas espléndidas natillas (sonríe). Y Milán es para mí uno de los máslúgubres recuerdos de mi infancia, con su catedral y sus abundantes estatuas de mármol. Entre elrecuerdo destaca con mayor vivacidad una de ellas, esculpida en un atroz mármol coloreado querepresentaba a un hombre que se había arrancado la propia piel, que llevaba como un abrigo sobre elbrazo. Aquella aparición sanguinolenta, formada por venas azules y los cordones amarillos y blancosde los músculos, me persiguió mucho tiempo en sueños.Pero estos recuerdos tienen asimismo su lado opíparo - una menestra tan rica y suculenta comosólo un cocinero italiano es capaz de conseguir, servida en una gigantesca y brillante sopera en elrestaurante de la estación del propio Milán, así como un «Risi-bisi» (arroz y guisantes) con pollo; todoello se ha convertido también en un sueño, pero en un sueño que me hace precisamente mantenerdespierto (sonríe).«Viena, Viena tú sola...» 25 Allá surgen los recuerdos de diferentes épocas y etapas de mi vida. Elprimero no fue muy bonito: pernoctar a la edad del recién llegado a la escuela en el primer hotel de laciudad imperial... lo que no impidió que aparecieran chinches en la cama (sonríe). Pero no había quehacer responsables de ello a los queridos vieneses, que víctimas de su situación geográficasostenían una lucha tan enconada como desesperanzada contra aquellos «regalos» de que eranportadores los viajeros procedentes de los próximos Balcanes.Efectué por aquella misma época mi primera visita a Bozen 26 : la «Rosaleda» en toda su floraciónalpina... ¡qué hermosísimo recuerdo! Más tarde, en 1933, estuvimos juntos allá, cuando florecían losárboles frutales, una primavera, cuando en casa todavía nos sentíamos envueltos en un ambienteinvernal. Fue un afortunado y feliz viaje sin grandes preocupaciones.Que no se me olvide: tengo que informarte sobre la censura. No está permitido remitirnosprospectos de editoriales, lo que significa que no llegan a mis manos. Igual ocurre con las cartasciclostiladas, de tal modo que no puedo enterarme de lo que intentas comunicarme con tu vano,esperanzado y abundante correo.* * * 31.3.1957. El problema de que madre e hijo se hayan hecho tan «comunicativos» (sonríe) es en verdadimportante e interesa al padre, que también tiene algo que opinar. Si Wolf siente inclinaciones haciala jurisprudencia, me congratulo de ello como signo de una predisposición hacia un concepto claro yconsecuente, susceptible de fortalecerse mucho más con la dedicación a la ciencia jurídica. Aceptoque también en las Escuelas Superiores Técnicas se ofrecen oportunidades (en el caso de que noacudiera a la Universidad) pues igualmente existen para los técnicos y los graduados que tienen laperspectiva de ascender a directores de una empresa, son de desear los conocimientos jurídicos. También por ello podría —visto desde el punto de vista de una formación general— inclinarse Buzhacia los estudios jurídicos. Pero por el contrario, se ofrecen para un hombre situado en posicióndirectiva una oportunidad tras otra en el caso de haberse formado como ingeniero; puede adquirir porsí mismo idea de los problemas técnicos sin tener que acudir a la consulta de un especialista ytambién combinar, cuando se le presentan problemas, los diversos elementos y factores en juego 23 Wolf Rudiger Hess emprendió con unos cantaradas un viaje por el lago Lemán, desde allá a Verona y tras el paréntesis de una largaestancia en el Tirol del Sur regresó por Innsbruck. 24 En el castillo de Chillón fue recluido en los años de 1530 a 1536 el duque de Saboya, Francois Bonivard, por haber luchado por laindependencia de Ginebra. Lord Byron escribió sobre ello el relato en verso "The prisoner of Chillón". 25 Canción popular. 26 Población conocida ahora como Bolzano. 23para llegar a inmediatas conclusiones. El que no es técnico se ve obligado a acudir a un señoringeniero diplomado, de cuyas opiniones puede discrepar instintivamente aunque sin estar enposesión de los adecuados conocimientos científicos para oponerse a él, sobre todo en presencia deterceros, como en el caso de que ocurra durante las sesiones relacionadas con la administración.Aconsejo, por tanto, a Wolf que complemente el estudio técnico con el jurídico y que cargue elacento en el primero, aspirando por ello a pasar los exámenes con todo rigor, en tanto que losconocimientos jurídicos podría adquirirlos de una manera complementaria o bien libremente, sinsometerse más que a las pruebas de capacitación requeridas. Los exámenes le obligarán también aexcluir muchas cosas superfluas para sus fines, así como eludir el peligro de sumirse en un raciocinioexcesivamente formal, con exclusión del verdadero aliento creador.Sigo con mis recomendaciones de que si quiere alcanzar posiciones de altura, que asista en eltranscurso de su tiempo a conferencias y que si le resulta posible, colabore en ejercicios sobre planesy organizaciones. Si siente inclinación hacia ello, tanto mejor, pues esta inclinación se desarrollaráposteriormente, se fortalecerá la tendencia a la discusión y al contraste con los planes y proyectos delos demás. A este campo corresponde la dirección de empresas y la asignatura de direccióneconómica aplicada al terreno de la planificación y al urbanismo. Por ello, considero, por último, delmayor interés e importancia los problemas que plantea el tráfico moderno 27 .Sin duda, le beneficiaría efectuar prácticas en un establecimiento bancario, pero no paraentretenerse en los pequeños problemas de la administración técnica, sino para entrar enconocimiento de cuanto concierna a la economía y las prácticas bancarias en el conjunto económico,así como estar informado del sentido del dinero, del capital (en el más amplio sentido del concepto),del crédito y de sus funciones económicas. Sólo así será capaz de dominar las grandes conexionesentre la institución donde efectúe sus prácticas y la generalidad de la economía. Sólo así será capazde comprender y profundizar en las relaciones entre la actividad que llevara a cabo y todo el hechoeconómico en sí. Sólo de esta manera resultaría para él fructífera la estancia en un establecimientobancario. De otra manera carecería de sentido y significaría una pérdida de tiempo.* * * 8.6.1957 Al pensarlo mejor —o mejor aún, conforme he ido profundizando en mi propio sentimiento— hede conceder que tienes razón en tu opinión de que la inclinación que se siente hacia un determinadopaisaje está en íntima relación con el origen de cada cual. A pesar de haber crecido en el mar y habertenido gran parte de mi niñez el mar ante los ojos, me complazco aún hoy en encontrar algo nuevo enél; pero sólo como manifestación gigantesca y grandilocuente de la naturaleza; en lo más profundodel alma parece resonar algo imposible de aclarar y describir cuando pienso en los oscuros bosquesde las montañas del Fichtel y en sus prados, medio ocultos al despuntar el día por jirones de niebla.En este paisaje —incluida Turingia— que rodeó a múltiples e ignotas generaciones de la mayor partede mis antepasados, se asienta el sentimiento de la patria. Que también la alta montaña obre sobremí en idéntico sentido, aunque no con tanta fuerza, debe estar relacionado, sin duda, con misantepasados suizos. Y si bien no me siento atraído por el mar, experimento un gran apasionamientohacia el desierto, que fue uno de los elementos del paisaje que rodeó mi infancia y que mayorimpresión causó en mí.* * * Al hijo. 15.6.1957. He recibido tu obra de aprendizaje, dactilografiada y en el más moderno estilo literario; condesprecio de las mayúsculas y la habitual puntuación, el lector corriente tiene que adivinar dóndecomienzan las frases y dónde terminan (sonríe). Pero no te desanimes por causa de las críticas deeste severo padre y sigue con las prácticas de mecanografía; mediante sucesivos ejercicios llegarása ser, si no maestro, por lo menos un oficial o por lo menos un aprendiz que conocerá de manera tanperfecta su actividad manual —o mejor, actividad digital— hasta el punto de no necesitar máslecciones que las previstas en tales casos (sonríe). Trata de pensar constantemente en ello: haytambién márgenes, puntos y comas que luego irán colocándose por sí mismos y sin mayor 27 Wolf Rudiger Hess escogió este camino y actualmente es ingeniero diplomado en problemas de tráfico y urbanística. 24preocupación en los lugares que les corresponden (sonríe).Me preguntas si estoy de acuerdo con tus estudios mecanografiados y la actividad que enmateria escolar llevas en la actualidad. Les ocurre a muchos que experimentan dudas y vacilacionesen el curso de sus estudios, sobre si han hecho bien su elección. Cambiar tempranamente de caminoes buena cosa —como ocurre contigo— porque por lo menos no se ha experimentado pérdida algunade tiempo. Claro que no puede, en ningún caso, considerarse como enteramente perdida, puesto quetodos los conocimientos que se adquieren resultan útiles en un momento u otro. En caso de queahora no te des cuenta de esta actividad, lo cierto es que contribuyen a dotarte de un sentido deautodisciplina y responsabilidad que resultan útiles en la escuela del pensamiento y la vida.Considero por ello que tu madre tiene razón cuando considera que en todos los casos debes, dada tu juventud, apretar los dientes y seguir obstinadamente adelante. No es lícito soltarse a sí mismo lasriendas, tanto de una manera exterior como interna, con la excusa de que «no es lo que sedeseaba». Procura tascar el freno y exclama, dirigiéndote a ti mismo: «¡Contención! ¡Contención!» Ya te he dicho que la época de los estudios indistintos sirve para completar tu cultura general yno debe considerarse, por ello, como tiempo perdido. ¿Asistes a conferencias sobre temas jurídicos?¿Tomas parte en ejercicios de oratoria? Es importante alcanzar un alto nivel de formación general,puesto que resulta así bastante más fácil alcanzar más tarde un puesto destacado. En todas lasprofesiones hay zonas marginales y limítrofes, cuyo dominio se hace mucho más fácil con unaformación elevada que posibilite el examen y la ponderada reflexión. Para orientarse en cualquierdirección hay que considerar con atención las cosas y efectuar luego las necesarias combinaciones.Cuanto más alto se llega, más forzosamente se hace ello necesario, si no se quiere ver las cosasdesde una perspectiva muy baja y unilateral, como es el caso de tantos especialistas, sino que sedesea tender la vista soberana desde los más altos puntos de mira. Te aconsejo que al elegir tus lecturas tengas siempre presente que han de contribuirpoderosamente a la formación general. Las novelas contribuyen tan sólo excepcionalmente a talesfinalidades y en mucho mayor grado, las descripciones de viajes, las memorias de personajesimportantes, así como algunas vivaces descripciones históricas. De toaos modos, la Historia no tieneque presentarse de una manera seca y difícil. La literatura de vuelos demasiado líricos y considerabledosis de fantasía, solamente puede ofrecer provecho cuando se trata de autores consagrados y tieneuna muy patente calidad. Existen también libros de física e historia natural que tienen gran interés; losparalelos trazados con ejemplos de la Naturaleza pueden resultar muy convincentes en unaconversación. Si en tu actividad vital te has trazado una meta muy alta, no puedes contentarte con loque es normal y corriente en todos los órdenes. Ello es válido incluso si los caminos de la vida tellevan a ser comerciante, actividad contra la cual no tengo en rigor nada en contra; en tal caso tuobjetivo tendrá que ser alcanzar la categoría de «señor del comercio», es decir, algo así como un«real comerciante». Trazado este camino, no debes creer que resulte fácil, ni mucho menos: lamarcha hacia la cumbre obliga a atravesar con frecuencia profundas hondonadas y áridas planicies,cuesta mucho sudor y exige una gran fuerza de voluntad; llegado a la parte superior, la posición re-sulta en definitiva más soberana que en la mayor parte de las otras actividades o profesiones. Quizáste aclare bastante sobre todo ello el via jeal mundo extranjero, que contribuirá singularmente aampliar tus conceptos en todo este sentido 28 . Al hijo 22.6.1957. ...piensa siempre: una de las premisas para la actividad intelectual de alto nivel es la capacidadde concentración. Tan sólo la concentración en una actividad permite dominarla en un espacio detiempo mínimo y llegar a una actividad espiritual auténticamente efectiva. Pero si bien te recomiendomantenerte alejado de las diversiones, no quiero que te conviertas en un cascarrabias, en un secoambicioso. Todo lo contrario: precisamente la falta de concentración puede llevar a ello, impulsar altrabajo penoso cuando se desea llevar algo a cabo; se encuentra duro el estudio y surge así lasensación de que la profesión elegida no le cuadra a uno. Pero es el caso de que ocurre igual, enidénticas circunstancias. Solamente la seria introspección de sí mismo, el examen de las propiasposibilidades y la concentración absoluta hacen que el fenómeno cambie radicalmente de signo y quese despierte y acreciente el interés. Cuanto mayor es esta profundización, más satisfactorio seencuentra el trabajo, que puede convertirse en auténtica pasión, sea cual fuere la actividad elegida. 28 Wolf Rúdiger Hess emprendió con un amigo un viaje a África del Sur. 25No tienes que esperar, empero, que todo te salga bien a la primera. Quizás resulte mucho mejorconseguir las cosas con esfuerzo, ya que así se valora mucho más su posesión.Para huir de todas las tentaciones que puedan tenderte los demonios de la distracción, lo mejorsería que te fuera posible frecuentar una escuela superior lejos de todas las «bendiciones» de lacivilización, en medio del bosque, si ello existiera o en un convento (sonríe) con muchos libros, dondete sentaras con los oídos tapados para que no llegaran hasta ti los rumores del mundo. Si me fueraposible venir de nuevo al mundo y emprender otra vez mis estudios, escogería el convento...entendiendo por ello «conventos laicos», claro está.En suma: procura mantenerte alejado de todo durante los estudios; escoge entre el nivel discretoy normal, que le llevará a una existencia gris y sin grandes alicientes o la preparación intensasusceptible de conducirte hasta las altas cimas. ¡Escoge!* * *




  • 30.6 1957 Aquí ha hecho un par de días de calor tropical, que llega incluso a extinguir con su intensidad elrecuerdo del vuelo que mi hijo va a efectuar a África y hasta me llevaba a dar gracias a Dios por notener que viajar (sonríe). Pero Buz es muy joven y además, «allá abajo» reina el invierno.Me interesa saber, Wolf, si has efectuado alguna preparación previa con vistas a lo que ibas a very oír. En caso necesario, todavía estás a tiempo para pedir prestado este o aquel libro de unabiblioteca. Procura llevar contigo un mapa y si es un atlas de proporción aceptable, traza la ruta deaeropuerto a aeropuerto, que es en distancia mínima, ya que generalmente se vuela en línea recta.En el caso de que no la lleves contigo, proporciónate a la salida una carta astronómica del cielo delhemisferio meridional, tanto si sigue o no interesándote la astronomía, pues quizás llegue luego ainteresarte. Si no lo haces, quizás te arrepientas luego de haber desdeñado la oportunidad decontemplar estrellas y constelaciones que no pueden admirarse desde nuestro hemisferio.* * * Al hijo 7.7.1957 Mi querido viajero: esta es la carta última y breve que, recibirás antes de que desaparezcasvolando. Así es que recibe mis mejores votos, que desearía que te siguieran, como ángeles alados,entre los rayos que el sol debe proyectar sobre el estuche de metal en que te encuentras encerrado.Quizás lamentes estos votos míos, a pesar de que los modernos medios climatizadores te defiendande los rigores del sol tropical.Procura contemplarlo todo con ojos bien abiertos y escucharlo todo con los oídos prestos; todoresultará, sin duda, del máximo interés. Como medio de recordarlo todo, te recomiendo que lleves undiario y que procures anotar cuanto vayas viendo, aunque no sea más que mediante las más brevesfrases o incluso por medio de palabras sueltas. Acaso tengas tiempo de ampliar estas notas durantetu estancia en una granja, si el tiempo lluvioso te obliga a pasar unos días en el interior, ya que esposible que veas llover como todavía no te ha sido dado verlo en tu vida (sonríe). O bien al regreso,al lado de mamá, que es sin duda cuando tendrás más tiempo para ordenar todas las experienciasvividas a lo largo de tu viaje. Tus hijos y los hijos de tus hijos encontrarán la mayor satisfacción enrepasar estos relatos, pues a pesar de que las distancias se hayan acortado, las diferencias entre losmillones de seres humanos que pueblan este planeta son tan grandes, que pueden despertar todavíamucha curiosidad.Expreso mi mayor gratitud a las buenas y generosas personas que han hecho posible estaexperiencia para ti. ¡Muchas gracias por haber dado a mi hijo la posibilidad de recorrer el mundo, unviejo anhelo que, como alemán nacido en el extranjero, tuve siempre! Me hubiera gustado haberteacompañado en esta primera salida; tengo que dejárselo a otros. A ellos les doy las gracias, como selas darás tú. Otra vez: ¡buena suerte! Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 22.8.1957 Ha llegado la primera carta desde Pretoria; desgraciadamente, sólo son unas cuantas letras, de 26as que se deduce que nuestro hijo se ha bañado, vive en casa de unas personas encantadoras cuyohijo, que es de la misma edad que el nuestro, estudia en la Universidad. Con excepción de este, nadamás de particular. Su amigo Harald ha sido algo más explícito con su madre y sabemos así quedesde Niza, donde hicieron noche por tenerse que efectuar una reparación en ?1 avión que lestransportaba, se detuvieron en Malta y efectuaron un recorrido por la capital; otra escala en un lugardel delta cuyo nombre ha resultado ilegible para la madre de Harald, y luego pernoctaron, tal comoestaba previsto, en Entebbe, en el lago Victoria. Todo resultó maravilloso para ellos y Harald noahorra su entusiasmo.* * *
    Spandau, 25 8.1957. ¡Así es que «él» da vueltas, efectivamente, por África! No consigo hacerme a la idea de quetengo un hijo independiente y volador (sonríe). Un viaje por etapas resulta, como es natural, másinteresante y distraído que un vuelo directo desde Europa al extremo sur africano. No me sorprendeque ninguno de los dos tuviera sueño durante las escalas para pernoctar, puesto que la mente seencuentra en tales casos sobrecargada de pensamientos y todo sorprende y choca: el clima, lavegetación, el paisaje, las gentes, la cultura; de una etapa a otra, con miles de kilómetros por medio,se amontonan vivencias y sensaciones, de una manera totalmente inorgánica, sin orden ni paulatinasucesión; es ello característico de nuestros tiempos: la moderna prensa diaria, con su caleidoscópicoamontonamiento de informaciones y temas procedentes de todas las regiones del planeta, de todaslas parcelas intelectuales y todas las formas de pensar; la radio, que supera los conceptos del tiempoy el espacio y que al lado de un disco que mantiene encerradas entre sus estrías A pasado, sigueuna voz que pronuncia sus palabras en aquel mismo segundo; que mezcla lo que se emite a pocosKilómetros de distancia con aquello que procede de millares de kilómetros. Todo ello reclamaimperiosamente nuestra atención.Quizá sea también contrario a la naturaleza, incluso, semejante viaje aéreo, aunque ya sabesque considero muy adecuado que el muchacho haya salido al extranjero. Pero me parece que lacultura de la Humanidad no resulta más favorecida por ello. Todo lo contrario: los nervios de loshumanos están deshechos, como han tenido ocasión de comprobar muchos de los que hanhistoriado y analizado el presente momento de la Humanidad. Pero retroceder no es posible enningún proceso de desarrollo y tampoco en éste. Quien lo intentara, sería con toda seguridad objetode la máxima reprobación, cuando no aniquilado, por lo menos moralmente (sonríe, sonríe conamargura).Pero ello no obsta para que en el fondo de los propios pensamientos aparezca el anhelo desuperar toda esta confusión, que en algunos instantes puede llegar a hacerse enloquecedora. ¿Queello es situarse frente al desarrollo y el progreso? Esto es lo que precisamente inspira, en el fondo, untemor mayor. Porque, en definitiva, el progreso es un motor cuya marcha resulta imposible detener. 15.9.1957 Sí; es lo que suele ocurrir cuando se ha coadyuvado a la existencia de un polluelo masculino. Algallito, tal come exige la naturaleza, le ha crecido una cresta y no soporta que se hagan los posiblespor conseguir su felicidad; canta con un sonido en el que se advierten aún las vacilaciones del cam-bio de voz, aletea y, en definitiva, demuestra a la clueca madre que desea ser considerado y tratadocomo un gallo. Para ello no vacila en emprender un viaje por la mitad del ancho mundo; para sentirselibre de los andadores y tener conciencia de su ser independiente y mostrarse al mismo tiempo, ygracias a ello, autoritario consigo mismo (sonríe). Y la madre hace bien en comprender todas estascosas y demostrarle su apoyo muy discretamente, aunque sea de manera epistolar. ¡Que vuele libre,el muchacho! En definitiva, resulta imposible que las cosas no sean como son, aunque en muchasocasiones ello sea causa de nuestra desazón.¡Que vea y viva todo lo que le sea posible! Precisamente, hace muy poco leí algo sobre lasreservas de fieras en África, una de las más importantes es el Parque Nacional Krüger. Es delamentar que una civilización cada vez más avasalladora (civilización como contraposición averdadera cultura) tenga que utilizar la solución de estas reservas como manera de proteger a lafauna salvaje de una auténtica extinción. Con su tiroteo indiscriminado, el hombre blanco ofrece un 27mal ejemplo al de color, puesto que demuestra que le importan muy poco, en definitiva, las propiasleyes que él mismo ha dictado.
    Al hijo 25.1.1958. He recibido la carta en la que me comunicabas que te había sentado bien el remedio contra lamalaria, a pesar de haberte tomado una sola tableta y ninguna más. La carta ha provocado en mí alguna preocupación. Permaneciste bajo el sol, al calor de África, abandonado del mundo e inclusode tu propio sentido de raciocinio. ¡Pobre muchacho! Si por lo menos hubieras pensado que lamateria química, tu cuerpo, estaba tan sano que pronto dominaría los elementos extrañosintroducidos en la sangre o algo similar! Pero no pensar absolutamente nada, dejarse llevar por losacontecimientos, es algo que no acierto a comprender.Con el juicio de los «viejos» ocurre igual que con los consejos y los más jóvenes, los másinteligentes, se comportan de una manera similar, hasta que se dan cuenta de que también entre losviejos algunos son muy inteligentes.Me satisface que tu penosa experiencia 29 haya contribuido a hacerte más prudente, pero no tehaya asustado y, sobre todo, no te haya distanciado de ese continente africano con el que acababasde trabar conocimiento; es posible que haya contribuido a ello la grandiosidad de los espacios y elcarácter intacto de esa naturaleza virgen con la que has establecido contacto. Tal era tu anhelodesde hacía mucho tiempo. Es hermoso llegar a ver realizado un anhelo; se desprende de talexperiencia positiva algo santo, por decir así, que nos eleva siquiera momentáneamente por encimade las masas profanas. Claro que experimentar un anhelo profundo significa también sufrimiento, enmuchos casos. Soportar el dolor resulta difícil, pero vivir sin dolor significa, por su parte, la eliminacióndel estímulo y, por la ley de los contrastes, puede representar igualmente la falta de la alegría cuandose alcanzan los objetivos propuestos.Preocúpate, por tanto, en dominar la existencia con el mismo férreo impulso que se pone endominar una montura mediante una presión de las rodillas. Es posible que encuentres dificultad enello y que la existencia se encabrite, como un caballo poco voluntarioso; pero tu voluntad podrásiempre más, a poco que te esfuerces en ello.* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 25.3.1958 Me preguntabas en una de tus últimas cartas la razón de que nos hubiera decepcionado larepresentación de «La muerte de Danton», en Hamburgo. Buz invitó durante dos días a uno de susantiguos amigos del internado y tuvimos por la noche una conversación muy interesante sobre eltema.Mi deseo de que Buz asistiera a la representación de un drama clásico tenía su origen en unavivencia semejante experimentada por mí a los dieciséis años, cuando asistí a una representación de«Piccolomini», y del «Wallenstein Lager» en el «Deutschen Theater» de Berlín, con el joven PaulHart-mann como Max Piccolomini. A la sazón, comenzaba a librarse esta gran dramaturgia alemanadel «pathos» y del coturno de los viejos tiempos; se comenzaba a representar con toda naturalidad,tal como luego seguiría haciéndose. Y ahora me he encontrado de nuevo con el «pathos», que hallegado a alcanzar inclusive una potencia amplificadora que alcanza a destrozar los nervios. Y eso es lo que la juventud rechaza, pura y simplemente, ya que es contraria a cualquier«pathos». Es sobria, escéptica, desconfiada... comprende un gran sentimiento, un gran pensamientoy, acaso, sabe incluso valorarlo como se merece. Pero no quiere a ningún precio abandonarse a él oescuchar cómo lo expresan con un diapasón de voz más elevado y solemne o un tono enteramentepatético.Buz es bastante sutil; cuando íbamos ya a acostarnos aquella misma noche, hizo notar con ironíaque su amigo no se había dado cuenta, en su filípica contra el «pathos», del grado patéticoalcanzado. Era demasiado tarde para dar a Buz una conferencia sobre la diferencia entreapasionamiento y «patetismo» y hacerle comprender que el «pathos» podía ser también algo 29 Wolf Rudiger Hess se contagió de una enfermedad tropical durante su viaje africano. 28hermoso cuando estaba bien orientado. Pero sí advertí una vez más que es hipersensible a la menorvibración de un falso «pathos» y que personas y gentes que de antemano no saben desprenderse deello, pueden considerarse como perdidas en su estima y concepto.Por contra, su reacción es pronta y positiva ante lo que denomina un buen ejemplo humano: haceunas semanas vimos en Munich un filme bastante revulsivo: «El puente sobre el río Kwai»; un hechode la última guerra entre ingleses v japoneses. La figura del comandante inglés, mezcla dearrogancia, valentía y espíritu (que, al final de la película, todo cuanto ha efectuado sea reducido alabsurdo, no tiene, en el fondo, nada que ver), impresionó con su actitud a Buz y, desde entonces,busco una expresión para esta «arrogancia», porque el vocablo no expresa enteramente mipensamiento.* * *
    Spandau, 29.3.1958. No se me habría ocurrido pensar que el arte escénico actual sufriera el pecado de laampulosidad. ¿Cómo puede explicarse tal cosa, cuando las circunstancias —tanto las pasadasúltimamente como las del momento— tendrían, lógicamente, que haber llevado a una sobriedadobjetiva, enteramente alejada de cualquier «pathos»?Difícilmente puedo imaginarme una «Doncella de Orleans» rodeada de los últimos progresos enla aniquilación humana: se trataría de unas canciones heroicas declamadas con gran sentimiento,pero nada más. Incluso para mí, que pertenezco a una generación anterior, es el «pathos» algocompletamente falso y antipático. A mi entender, lo fundamental del arte declamatorio es que resultetan expresivo que no se haga monótono y aburrido, pero que al mismo tiempo evite trasponer loslímites, situados a considerable altura, en que obre penosamente sobre el ánimo del espectador.Estos límites descienden considerablemente cuando tanto la poesía como la prosa se expresan fueradel escenario creador de ilusión, sin vestuario y de paisano, por decirlo así. Este ejercicio de dominartodas las circunstancias exige una gran sensibilidad espiritual y es un arte extremadamente singular,en mi opinión. El trecho que media entre lo sublime y lo ridículo viene a ser muy pequeño; un matiztan sólo puede hacer que aquel que representa un héroe se convierta en un comicastro. Y, sinembargo, existen papeles que resultan impensables sin un mínimo de apasionamiento. Pero hay quesaber marizar, y precisamente esta cuestión de matiz hace comprensible que sean tan escasos losgrandes maestros de la mímica.No puedo pronunciarme sobre la interpretación de la figura principal de la película que me citas,pues tendría para ello que haberla visto. Resulta significativo, sin embargo, que no encuentres lapalabra apropiada para definir sus principales rasgos. No me cabe duda de que debe atenerse, por lomenos en sus líneas principales, al ideal del «gentleman»: se pueden tener sentimientos, pero deninguna manera demostrarlos, y, si es posible su ocultación tras una fría arrogancia, ante uno mismoy ante los demás, tanto mejor. Es posible que no exista expresión alguna para calificar todo ello; másbien se trata de un estado de espíritu que de otra cosa. 29Estimo la serenidad, al igual que tú, como algo altamente positivo, en nada semejante a undescanso puro y simple, aunque ambas cosas puedan parecer idénticas cuando se efectúa suvaloración por una madre nerviosa... quizás innecesariamente nerviosa y apresurada. De todosmodos, siempre es mejor este nerviosismo y apresuramiento que la postura contraria. El fundamentoprincipal del carácter resulta decisivo. Si éste se inclina hacia lo justo, hay que sentirse satisfecho,puesto que este rasgo básico no se altera; otros de carácter inferior sí resultan, por contra,influenciables, bien por el paso del tiempo o la suma de circunstancias. Completamenteirreemplazable es la serenidad y la calma inquebrantable en las situaciones críticas, en el peligro,aunque sea tan sólo presumible, cuando la lentitud de las reacciones se ve precisada a dejar paso auna acción rápida como el rayo. Esta mezcla define, a mi entender y de manera fundamental, a unbuen conductor de automóviles: una calma sosegada y el más breve tiempo de reacción, la másveloz superación del «instante del pánico».* * *
    Al hijo 12.4.1958. ¡Mi muy querido prisionero de primera clase! Tu buen compañero, que ha efectuado la singularcomparación —singular comparación para un profano (sonríe)— entre un hospital y una cárcel, no hadebido sentarse nunca entre rejas, incluso en una prisión de primera clase, como es asimismo tupropio caso. De otra manera, me habríais ahorrado a mí, que tengo casualmente algunasexperiencias (sonríe), semejante descubrimiento. ¡Cárcel con salida! Por lo menos, os encontráis enuna «alegre» cárcel...Me había imaginado vuestra estancia ahí de una manera totalmente diferente: desterrados en lascamas, casi encadenados; puré de avena e infusión de camomilla sin azúcar; así es cómo os lohabíais ganado, por lo menos (sonríe). Que se os quiera incluir en una estadística sobre la hidrofobia,es lo mínimo que puede hacerse (sonríe). De todos modos, ello servirá para que tengas ocasión defamiliarizarte con ese mundo de la estadística, que acaso provoque tu entusiasmo, con lo que elsecreto trasfondo de los pensamientos de tu padre habría alcanzado así su no menos secretoobjetivo (sonríe).* * * 20.4.1958 «El hombre piensa y Dios dirige», consta en la última hoja de una recopilación de sentencias yrefranes, nada joviales v, en su mayoría, amargos, que Olaf Gulbransson ilustró con su lápiz derasgos firmes e intencionados. En la citada imagen final surge un poderoso brazo y una gran manode las nubes y un dedo aprieta tan fuerte que casi se dobla sobre la cabeza de un profesor con gafas,rodeado de instrumentos, retortas y toda clase de cachivaches físicos y químicos. Y el hombrecillo nopuede obrar visiblemente como le dicta su cerebro con su conocimiento o su error, sino como leinspira otra voluntad, la de «Aquel» de arriba.* * * Al hijo. 26.4.1958. Me has escrito, Buz, que en Hamburgo estuviste en compañía del hijo de un hombre denegocios, de quien aprendiste en conversación muchas particularidades sobre comercio. Que teinteresa, es evidente, pues de otro modo no me habrías hablado sobre ello; ha «despertado tu venacomercial», como tú mismo dices. Pero ¿por qué, si una conversación sobre semejantes temas teapasiona y extraes de ella oportunas enseñanzas y lecciones, no coges un libro responsable sobre eltema y sigues instruyéndote en ese campo? Todo aquello que despierta interés en el curso de una mera conversación merece seguirinstruyéndose sobre ello mediante una oportuna profundización en el tema. La lectura no se hacepesada en tal caso, sino que es como si se leyera «voluntariamente» un artículo periodístico. Sólo esfructífero un libro cuando se encuentra en su contenido aquello que se busca, aunque sea de unamanera inconsciente. ¡Cuánto más si su tema ha despertado de antemano el interés!* * * 32Hoy he podido contemplar desde aquí una hermosa lucha aérea, con vuelos en picado,enderezamientos, cerradas curvas e incluso «looping»: en pocas palabras: la más alta escuela delarte del vuelo por ambas partes. Fue admirable. Seis contra uno, a pesar de lo cual el último semantuvo siempre orgulloso y se lanzó a frecuentes contraataques mientras lanzaba su grito deguerra. Era éste un cernícalo y sus oponentes, cornejas. Tuve la sensación, sin embargo, de queninguna de las partes se tomaba las cosas con demasiada seriedad y obraban más bien como si lohicieran por deporte, como una especie de ejercicio gimnástico matutino para mantenerse en formacon vistas a futuros vuelos. Cuando hubieron volado bastante y se hallaban visiblemente agotados,hubo entre los oponentes una pausa, una especie de armisticio, y se posaron, amigo y enemigo, unono lejos de otro.* * *¿Has leído la obra de Peter Grubbe, «Callan los lambores. Encuentro con los pueblos del Áfricaoriental que despiertan»? Acabo de hacerlo y considero el libro enteramente revelador, por lo menospara mí. No me había imaginado que las cosas ocurrieran así en aquella parte del mundo. Claro queel autor adopta ante los acontecimientos una ingenuidad verdaderamente conmovedora; situado enun punto de vista que aspira a ser positivo, hace votos por la consecución de una trayectoria queacaso prosiga, pero que es dudoso que desemboque en la felicidad y la paz espiritual de aquellos aquienes interesa. Estoy impresionado.* * *
    Al hijo. 22.11.1958. En tu cumpleaños te deseo de todo corazón lo mejor para tu futuro, sobre todo por no ser unaniversario corriente, sino aquel que te hace mayor de edad. Como hombre plenamente responsable,adquieres así en parte tus derechos... aunque limitados en la práctica por una material falta deiniciativa, hasta que también puedas adquirir independencia en este aspecto. He dicho antes queadquieres sólo en parte tus derechos; en parte, puesto que se circunscriben, claro está, a los deberesy las limitaciones que la propia libertad y responsabilidad establecen, tanto hacia tu propia personacomo en lo que atañe al prójimo que te rodea.¡Que tengas suerte en todos los caminos de tu vida! Pero no confíes en esta ayuda incierta quees la suerte, y harás bien en tener en cuenta que tienen razón aquellos que consideran que sólo loscapaces tienen suerte de una manera permanente. Procura así mantener siempre la entereza, que note falte el valor; haz gala de constancia, tanto en aquellas tareas que la vida te plantee como enaquellos otros deberes que tú mismo te señales.Que las palabras de Goethe sean siempre tu lema:Pensamientos cobardes,vacilaciones constantes,timideces temerosas,lamentaciones femeninas,no te harán dichosono te harán libre.Oponerse con fuerzaa las violencias;nunca cedermostrarse fuerte Te echarán en los brazos de los dioses.No olvides las propias violencias a que pueda impulsarte tu propio corazón.El principio de tan importante época de tu vida me ha obligado a adquirir, en mis felicitaciones decumpleaños, un tono más grave de lo que hubiera deseado. No tienes que deducir por ello que quiero 33coartar con las invocaciones al deber el derecho de la juventud a disfrutar del lado alegre de laexistencia. Pero para ese verdadero disfrute se precisa la felicidad; es más, la felicidad aparece comouna premisa para que no se altere el goce de la vida. Sólo así puede conseguirse la verdadera dicha.Esa dicha que es mi más sincero deseo para ti.* * *
    Al hijo. 15.12.1958. Cuando escribiste tu última carta, te hacías reflexiones sobre la mediocridad del promedio deautomovilistas verdaderos pecadores de la técnica, que arruinaban sus hasta el momento cuidados yeficaces «Volkswagen», de tal manera que precisaban constantemente de reparaciones y arreglos.Me detallabas que también te habías encontrado en idéntico caso y mi deseo es que hayas obtenidoel necesario equilibrio que tan preciso resulta para conducir un vehículo. Nadie puede prever, enefecto, las reacciones psíquicas que pueden desencadenarse en un momento dado, y lo cierto es quehasta ahora no se ha fabricado automóvil alguno, ni se fabricará nunca, completamente seguro contralas locuras de los conductores. (Sonríe.)Leía recientemente un libro sobre la invención del automóvil: Gottlieb Daimler fue el primero queconsiguió, en el año 1883, mediante el descubrimiento de la compresión, construir un motor cuyarelación entre fuerza y peso le permitió su montaje en un coche y que el vehículo recibiera el nece-sario impulso para su adecuada marcha. De todos modos, el estacionario motor Otto precisaba nadamenos que seiscientos sesenta kilos por caballo. Daimler consiguió igualar la fuerza de un caballo aunos cincuenta kilos, aunque, de todos modos, la potencia del motor no sobrepasara los dos tercio';de caballo.* * *El auténtico vehículo automóvil fue construido en el año 1884 por Cari Benz: no era ningún cochecon motor, sino un vehículo de concepto enteramente nuevo: con tres ruedas v nada menos que dostercios de caballo. Pero como el vehículo recorrió más de cien metros por su propio impulso y enocasiones regresaba a su punto de partida sin necesidad de que le arrastraran caballos o bueyes,pasó Benz por el auténtico descubridor del automóvil. Te escribo todo esto con la esperanza de queencuentres en ello un par de datos que quizá desconozcas; de todos modos, pertenece al campo dela cultura general, sobre todo cuando se es beneficiario dei descubrimiento. (Sonríe.)¿Qué aspecto tendría en la actualidad el mundo sin los inventos de estas dos ingeniosasmentes? ¿Te imaginas las modernas ciudades gigantescas con medios de transporte tirados porcaballos? ¿Y cuál sería su aspecto de no haber descubierto Werner von Siemens la dinamo, es decir,la transformación de la fuerza dinámica en electricidad, puesto que resulta absurdo pensar quehubiera podido crearse la necesaria energía mediante baterías quimicoeléctricas? No existirían en talcaso los transportes urbanos mediante conducciones eléctricas; ni industrias basadas en laelectricidad, entre las que hay que contar una buena parte de las químicas; ni la fisión del átomocomo base de una futura fuente de energía.No se habría alcanzado así el «standard» vital de los países industriales. El presente nivel de lacivilización tiene que agradecerse, en general, a dos o tres mentes. Muy pocos se paran a pensar enello.Mis pensamientos se apartan ahora largamente de la civilización para alcanzar los restos quehan quedado de una auténtica cultura: las fiestas de Navidad. ¡Cuántas evocaciones despierta ennosotros el solo pensamiento de estas fiestas! Son las más profundamente amables, las másalemanas de todas las celebraciones, por lo menos tal como aparecen en el recuerdo de tantos ytantos, asociadas a sus años de infancia y juventud: al aroma de los abetos y las candelasencendidas. Considero que deberían seguir celebrándose siempre así esas jornadas: que lasantiguas canciones navideñas deberían escucharse, para sosiego y paz de los espíritus, con el fervorprestado a la «Missa Solemnis» o el «Réquiem» de Mozart. De esta manera, la Navidad equivaldría ala unión; a la unión siquiera sea en el recuerdo, tanto vuestro como mío; al recuerdo de todosaquellos que me pertenecen...* * * 34Querida: 25.1.1959.
    La breve carta de Wolf —y en esta ocasión tengo toda la razón para calificarla de corta 30 — llegóayer. Saluda al muchacho y recomiéndale que me escriba y que me informe sobre el principio en quese asienta el llamado «esquí a propulsión» austríaco. No puedo imaginarme siquiera nada <ürespecto. En el caso de que no sea de mucha importancia, no precisa el muchacho coger la pluma demanera extra. También te voy a hacer un ruego, antes de que lo olvide: pregunta a un librero la lista de obrasescritas por el historiador Von Srbik y me lo comunicas; no corre prisa, y cumple el encargo sólo sipuedes hacerlo de paso.No creo que pueda acostumbrarme a las nuevas formas de escribir, puesto que tengo laseguridad absoluta de que cometeré «faltas», es decir, de que escribiré los sustantivos conmayúsculas en vez de hacerlo con minúsculas 31 . Me refiero a las conclusiones redactadas por unaalta comisión y que sin duda has leído por tu parte, según las cuales sería deseable que en el futurose escribieran con minúsculas todos los sustantivos. ¿Razones? En el caso de algunas palabrasresulta difícil discernir si coincide la corrección gramatical con su escritura con mayúscula, y en laimposibilidad de establecer reglas para ello (!), es mucho mejor escribir enteramente con minúsculas.¿Has leído alguna vez algo semejante? La verdad es que debería evitarse que los pedantesopinaran sobre el lenguaje y la palabra escrita vivos en el uso y la práctica. En una abrumadoramayoría de palabras, no existe duda alguna sobre si deben escribirse con inicial mayúscula ominúscula. Pero, como la duda existe en algunas, hay que lanzar, en opi nión de tales gentes, laescritura con inicial mayúscula por la borda... ¡Qué desatino!En vez de decir: en caso de duda, la elección queda a gusto y opinión de cada uno (o de cadauna... sonríe) se prefiere optar por soluciones drásticas, que con toda seguridad tienen una escasaprobabilidad de aceptación. No me refiero tanto a la escritura manual como a la impresa. Resultaríaafectada su plasticidad y, sobre todo, una de las características que nos diferencian de los idiomasextranjeros. Considero también que se facilita así la lectura de los sustantivos, que son en definitivalos vocablos de mayor importancia, con lo que sale ganancioso el significado de la frase: la vista iden-tifica con mayor facilidad aquellas palabras que merecen el oportuno subrayado y, sobre todo,cuando se trata de impresión en cuerpo de letra pequeño, se facilita el paso de una frase a otra.Interesaría que me expresaras tu opinión al respecto v también lo que dicen sobre el temaalgunos de tus conocidos. Concedo que la supresión de la inicial mayúscula en los sustantivosfacilitaría la escritura a máquina. Pero creo que podría llegarse a una solución intermedia, reservandoacaso la inicial minúscula de los sustantivos a la correspondencia comercial y continuando comohasta ahora en lo que atañe a la otra; a fin de cuentas, nuestro tiempo es una época deespecialización.De todos modos, y por fortuna, considero que hasta que lleguen a producirse semejantescambios y alteraciones en la forma escrita del idioma alemán, habrá discurrido mucha agua por elviejo Rhin. Se necesitarán años para que llegue a producirse una rotunda decisión al respecto. Y elloresulta, por lo menos, bastante tranquilizador.* * * Ilse Hess a R.H. - Gailenberg, 5.2.1959. Personalmente, pienso igual que tú: me gusta la expresión viva del idioma con la diferencia entrela inicial mayúscula v las letras minúsculas de los sustantivos. Claro que puede oponerse a ello que elidioma alemán es el único que ofrece esta «dificultad». De todos modos, ello forma parte del idiomaen sí. También nos dificultamos nuestra existencia con individualismos parecidos en otros camposque no son solamente los de la escritura y el lenguaje (sonríe). Tengo, precisamente, un invitado encasa, el antiguo director del internado de Buz, un profesor y «maestro de escuela». Le he hecho a éltu pregunta.En mis primeras conversaciones con este invitado, he podido establecer lo difícil que debe serpara la ciencia histórica llegar a establecer la verdad. Me comunicó, con el tono de quien dice algo de 30 Wolf había informado sobre un entrenamiento de esquí. 31 En alemán, los sustantivos se escriben con inicial mayúscula. 35o que está absolutamente convencido, de que la posición preminente del «padre Bo» 32 se debía alhecho de que su hijo mayor, mi ahijado Krönzi (que, como debes saber por los periódicos, es hoymisionero católico) no era tal, sino hijo del que luego sería su jefe supremo. Mi interlocutor casi seirritó cuando me eché a reír abiertamente y le afirmé que ese hijo, evidentemente nacido «antes detiempo», fue causa de que su padre adelantara la boda, pero que todo lo demás eran habladuríasproducidas por cerebros febriles. Si alguien podía saberlo, era yo, que estaba diariamente en trato,entonces, con todas aquellas familias.En el transcurso de semejantes discusiones, se obtienen con frecuencia respuestas que llevan amover con escepticismo la cabeza durante largo rato y que prueban lo que se ha extendido ydifundido una deformación que llega a hacerse casi inverosímil. Es evidente que a partir de ahorasólo podrá consultarse con el mayor escepticismo aun aquella obra histórica que parezca más seria.* * * Spandau, 8.2.1959 En la polémica sobre «mayúsculas-minúsculas», opinas que los defensores de las últimaspueden oponer que el idioma alemán es el único que aparece con esta «dificultad». Considero que noes ése un argumento válido. Ante todo, no es una dificultad, sino por el contrario, una facilidad, sobretodo para los extranjeros, tal como he exteriorizado en una «carta abierta» y una exposición verbal:aclarar y desembrollar las dificultosas y dilatadas frases alemanas, se ve facilitado para un extranjeroque lea nuestro idioma, puesto que los sustantivos aparecen casi siempre como puntos clave de laexpresión, y su localización se hace más simple mediante la inicial mayúscula. Creo, inclusive, queincluso un alemán capta por el mismo motivo el sentido de la frase con una rapidez mayor; de unamanera completamente inconsciente, el ojo tropieza en los sustantivos escritos con mayúsculas comoprincipales portadores del sentido de la frase. Dicho en otras palabras y con una mayor brevedad: mepronuncio por que todo siga tal como está, aunque en el futuro se indique en las escuelas la opciónpara los casos dudosos, excluida siempre cualquier pedantería. Por contra, debería progresarse conla simplificación de la ortografía; es algo lleno de sentido, puesto que facilita la correcta escritura enlas escuelas primarias y las gentes sencillas y elementales. No deberían oponerse para ello sutilezasfilológicas, que obstaculizaran un camino que precisa aparecer siempre despejado. A fin de cuentas,muchas veces se han decretado alteraciones ortográficas con frecuencia a lo largo del tiempo: muypocos entre muchos millones saben que ésta o aquélla palabra debería escribirse de otra manera,según sus raíces latinas o griegas, y, si lo saben, no se sorprenden mínimamente por ello.Por mi parte, eliminaría sin la menor vacilación (con la excepción, bien entendida, de los nombrespropios alemanes, designaciones originales latinasygriegas, nombres de ciudades y similares) la«y»; escribiría así «Baiern» 33 con «ai». «Hümne» 34 , «Hüdrant» 35 y «Zilinder» 36 . ¿Y por qué no«Karakter» 37 y «Korgesang» 38 ?Han sido muy interesantes para mí tus experiencias sobre la deformación y la falsificación a quese ven sometidos los acontecimientos y hechos históricos tan inmediatos. Tienes toda la razón: ¿encuántos errores se fundamentará una gran parte de la historia que se escriba en el futuro?* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 10.2.1959 En mi última carta te prometí compulsar las opiniones de diversos filólogos sobre el tema de lareforma de la ortografía. En una interesante conversación surgió la opinión unánime que la mentadareforma era un problema puramente práctico, que no tenía nada que ver con nuestra «concepción delmundo», «la germanidad», etc. Se recordó que en una época en que ambos conceptospredominaban, se puso en vigencia y por razones prácticas algo bastante similar, como fue el solicitarque se escribiera en caracteres latinos y no en los góticos, que tanto en su versión manual como 32 Se alude al "Reichsleiter" Martin Bormann. 33 Baviera, que en alemán se escribe "Bayern", "hymne", que significa "himno", (N. del T.) 34 "Zylinder" 35 "Hydrant", es tal como se escribe 36 "Zylinder" 37 "Charaeter" 38 "Chorgesang" 36impresa resultaban difíciles de aprender por parte de un extranjero. El único punto a tener enconsideración estriba en si una reforma de la ortografía facilitaría el aprendizaje del alemán por partede los extranjeros y se convertiría así en un medio de extender la influencia cultural de los alemanesen el resto del mundo.Se ha considerado que todo cuanto sirva a este objetivo, incluido el mínimo medio, es de alabar.Se cree saber que al lado de las dificultades de la gramática alemana, la ortografía y, sobre todo, losvocablos que tienen que escribirse con mayúscula y minúscula, son algo que no sólo asusta, sino queahuyenta a los extranjeros, sobre todo a los principiantes.Precisamente por tal motivo, se dispuso legalmente, a partir de 1934, que en las escuelasprimarias se enseñara en «caracteres latinos» en vez de utilizar los «góticos» o «alemanes». Y estaorden se promulgó precisamente por voluntad expresa y concreta de los más altos poderes. Era yaun hecho positivo que casi todos los alemanes residentes en el extranjero habían escritocorrientemente con caracteres latinos (por lo que pude comprobar en la familia Hess, solamente elpadre escribía con su letra picuda en caracteres alemanes, pero también empleaba los latinos). Creoque debe considerarse bajo el mismo punto de vista la debatida cuestión de la inicial minúscula de lossustantivos: como un esfuerzo por integrar a alemanes y extranjeros. Tal fue la quintaesencia denuestra conversación vespertina.* * * Spandau, 15.2.1959. Con mucho interés leí en tu carta del día 10 la exposición de las opiniones respecto al problemade la ortografía «mayúscula-minúscula». Tampoco he visto nunca en ello, por mi parte, nada sobrenuestro «concepto del mundo», «la germanidad» o algo semejante. Pero no es menos cierto que meniego a considerar tan sólo desde un enfoque puramente práctico, llevar el objetivo hasta sus últimasconsecuencias, y lo cierto es que me parece que cada vez es mayor la coacción para que lo haga. Sipor ejemplo, la estética o las razones tradicionales obran en favor de la inicial mayúscula, las colocotambién en el platillo de la balanza para que recaiga del lado favorable, aunque ello represente unapequeña dificultad para los extranjeros.Los ingleses mantienen curiosas, inconsecuentes, ilógicas y múltiples formas de escritura —sitúan juntos sonidos idénticos, pero escritos de diferente manera— tan sólo por tradición, a pesar deque ello dificulta el aprendizaje del idioma para los extranjeros e incluso para sus propios hijos. Cito elejemplo, aunque no lo tomo como modelo, ya que me declaro favorable a una simplificación denuestra ortografía, a pesar de que no resulta tan difícil como la inglesa. Que no me sientoinfluenciado por sentimentalismos momentáneos, queda patente por el hecho de que incluso en una«altísima esfera» hiciera constar mi opinión de que no debía rechazarse categóricamente la escrituragótica. Quizá no precisaba despilfarrar el tiempo en enseñársela a los niños en la escuela, pero noveía la razón de que se prohibiera imprimir un libro con tales caracteres, cuando así era el gusto delescritor y el editor, sobre todo si se trataba de literatura alemana. Es éste, para mí, uno de losconceptos de la libertad. Si una editorial tiene previsto que los extranjeros leerán el libro y saldrá,efectivamente, fuera de las fronteras, cuidará por sí misma y por razones de interés material en quesu impresión se efectúe en caracteres romanos. Si así no lo ha previsto, tampoco es algo que debaconsiderarse desgracia alguna; tanto menos cuanto tampoco resulta para los extranjeros tan difícil lalectura de la letra gótica impresa: durante una prueba, un extranjero que estudiaba el idioma alemánleyó con corrección un texto, sin haber conocido con anterioridad el alfabeto gótico y a pesar de lasdificultades que podían entrañar algunas letras, como la «S» y la «F» mayúsculas. Dificultades quesolventó, por otra parte, sin demasiado esfuerzo y en un brevísimo espacio de tiempo. No creo quelos alemanes que han aprendido en la escuela a leer solamente los caracteres romanosexperimenten mayores dificultades cuando les viene a las manos un impreso en letra gótica.Los expertos aseguran que, para quien se acostumbra, la letra gótica resulta más fácil de leerque la romana, puesto que las largas extremidades inferiores y superiores de los caracteres hacenmás considerable su diferenciación. En cuanto a la belleza de líneas y las variantes estéticas quepueden darse, son también mayores en los caracteres alemanes y góticos. «No sólo de pan vive elhombre», y si se elude considerar las cosas con objetividad, los perjuicios espirituales puedenresultar incalculables.Para volver, empero, al problema inicial, he de señalar que los componentes de la Bauhausutilizaron hace mucho tiempo la escritura con iniciales minúsculas; un arquitecto me contaba, como 37interesante experiencia, que aquello le había provocado una gran confusión y dificultad en la lectura.Son motivos completamente neutrales los que me impulsan a mantener mi adscripción a la escrituracon iniciales mayúsculas. La construcción de las frases es más plástica; se diferencian mayormenteunas de otras; las palabras de mayor importancia destacan por sí mismas y facilitan así lacomprensión de su sentido, incluso por parte de los extranjeros. Y al llegar a este punto se me ocurre algo en lo que anteriormente no había reparado y que esprecisamente de la mayor importancia para los extranjeros: hay muchas palabras en alemán que,escritascon mayúsculas, tienenunsignificadodiferente queen minúsculas. Por ejemplo: «Reich» 39 .«Arm» 40 ,«Ahnen» 41 , «Schloss» 42 , «Dichter» 43 , «Laden» 44 , «Schiene» 45 , « Taube» 46 , «Weiche» 47 ,«Wagen» 48 , «Buche» 49 , «Feige» 50 , «Lache» 51 , «Ringe» 52 , «Lade» 53 , «Pause» 54 , etc.Un principiante en el estudio del idioma alemán, bien extranjero, bien alumno de una escuelaprimaria, que se esfuerza en descifrar una larga y difícil frase, no acertaría, en el caso de desconocerel sentido, cuál de las dos acepciones tendría que aplicar. ¡Y a eso llaman una dificultad! Y que no sediga que, efectivamente, ocurre con la lectura, pero no con la escritura. Se asegura que el extranjerono sabe cuándo tiene que utilizar la mayúscula y cuándo la minúscula. Tengo la seguridad de que norepresenta para él la menor dificultad, puesto que no existe ningún género de dudas sobre el vocabloque es sustantivo y aquel que no lo es.En resumen: tenemos la ventaja sobre los demás idiomas y con la utilización de mayúsculas enel interior de las frases, de que se marcan así los sustantivos, se subrayan los vocablos de mayorimportancia y se hace de esta manera más fácil la lectura de nuestro idioma manuscrito e impreso, in-cluso para aquellos extranjeros entregados a su aprendizaje. ¿Tenemos que renunciar a ello? Porqueno es cierto que, como los extranjeros solamente utilizan minúsculas como primera letra en el interiorde las frases, las mayúsculas en cada sustantivo les dificultan nuestro lenguaje. Lo cierto es todo locontrario. Ello me satisface y me alegra, puesto que neutraliza por completo los argumentos másutilizados contra la conservación de la inicial mayúscula en los sustantivos. Se trata, además, de unatradición y también de un elemento en la esencia misma del idioma, cuya importancia no cabe des-deñar. Y al hablar de «esencia», no olvido tampoco cuantos factores externos influyen asimismo enello. ¿Qué opinan al respecto los honorables miembros del gremio del arte editorial?* * *Me han divertido los suizos; es decir, la liga femenina de este país vecino, que ha agradecido alos hombres haberles denegado el derecho a voto. Soy de la opinión de que la mayoría de loshombres, y sea en el país que sea, no es mucho más entendido en política que las mujeres, por loque da igual que ellas voten o no.* * * 21.2.1959. Hubiera añadido de buena gana lo que sigue a la carta anterior 55 . Me interesa saber la razón deque tengamos que impulsar la «influencia cultural del alemán en el mundo», por todos los medios eincluso los menores, como me decías en tu carta del 10.2. al expresar la ilustrada opinión de unfilólogo. Encuentro que hay en ello una considerable dosis de excelente voluntad, pero mucho me 39 Imperio con mayúscula y rico con minúscula. 40 Brazo con mayúscula y pobre con minúscula. 41 Antepasado con mayúscula y presentir con minúscula. 42 Castillo con mayúscula y cerrado con minúscula. 43 Poeta con mayúscula y más espeso, con minúscula. 44 Cajones o arcas, con mayúsculas y captarse, con minúscula. 45 Carril, con mayúscula y encarrilar, en primera persona del presente, del singular, con minúscula. 46 Paloma, con mayúscula y hacerse el sordo, con minúscula. 47 Hipocondrio, con mayúscula y suaves, con minúscula. 48 Carruaje, con mayúscula y acometer, con minúscula. 49 Haya, con mayúscula y asentar, en primera persona del singular, en presente. 50 Higo, con mayúscula y cobarde, con minúscula. 51 Balsa, con mayúscula y reírse, en primera persona del presente, en singular. 52 Anillo, en plural, con mayúscula y pelear, con minúscula. 53 Cajón, con mayúscula e invitar, con minúscula, en primera persona del presente, en singular. 54 Descanso, con mayúscula y calcar, en primera persona del presente, en singular, con minúscula. (N. del T.) 55 En la correspondencia de Spandau está limitado el número de palabras. 38temo que llevados por esa tendencia tan alemana por los extremos, nos dejemos arrastrar una vezmás por ella. ¿Tiene que aceptar de nuevo el mundo al genio alemán, tal como aparece hoy en día?¿O ser nuestro idioma «espejo del alma», de nuestra alma actual, el que despierte en el mundosimpatías? ¿Es acaso susceptible de provocar simpatía ese confuso y tartajeante angloalemán queahora se habla? Considero que en la mayor parte del extranjero, se conseguiría justamente locontrario en cuanto unas minorías aplicadas se entregaran a la tarea de profundizar seriamente en elidioma. ¿O es que se trata únicamente de facilitar nuestras exportaciones y se habla de cultura cuan-do en realidad debería aludirse a los tejidos? (Sonríe.)En las dificultades de nuestro idioma veo por mi parte una ventaja, puesto que representan por sí mismas una selección para quienes aprenden alemán y con ello entran en contacto con nuestracultura. Pues soy contrario a arrojar indiscriminadamente perlas a quienes no son joyeros (sonríe) yfacilitar, como todo resultado, la lectura de las historietas cómicas.Las dificultades impiden asimismo que nuestro idioma se convierta en idioma mundial y sea así estropeado e incluso alterado. En mi opinión, es lo que ha ocurrido con el idioma inglés, al aspirarmediante su contracción «básica» a la difusión de la cultura a todo lo largo y ancho del mundo: se haconvertido en la difusión de la cultura de los «comics».Por otra parte, dudo que esa contracción del inglés para facilitar su utilización por parte de lasmasas elementales sirviera para consolidar su poder como potencia —una preocupación de la queafortunadamente nos vemos hoy libres— y creo con toda sinceridad lo contrario: al poder balbucearel idioma del extranjero, se le restaba ese nimbo de que estaba rodeado en tanto ese idioma era paraaquellas masas algo misterioso y no resultaba fácil de aprender...Hoy he escuchado la Cuarta de Beethoven. Tengo que confesarlo: no la conocía. Es hermosa.¿Cómo podía ser de otra manera?* * * 9.8.1959. Solamente puedo informar que nos encontramos abiertamente ante otro período de calor, quehoy alcanzaba ya un nivel tropical. Contribuye el sofoco a que se mustien las hojas de algunosárboles, como si se las hubiera sometido al efecto de unas brasas; así ocurre con dos hermosos yviejos tilos y con los grandes nogales. Dan la impresión de que estuvieran hartos de este aburridomundo y quisieran convertirse en polvo, dando esta última palabra a la arenilla que sin una gota delluvia sopla de manera casi constante.Incluso el halcón parece haber perdido el interés de trazar sobre nosotros sus círculos en laatmósfera caliginosa; permanece estático o soñoliento en una oquedad situada bajo el tejado, en lapared. Los gorriones, por contra, no interrumpen sus correteos y sus vuelos, como si el calor no lesafectara. Las flores no se esfuerzan en animar el cuadro; dejan colgantes sus corolas y apenasdestacan entre el tapiz verde de un césped que diariamente recorta una máquina segadora, a pesarda que también cada día cae sobre ellas el benéfico rocío que proyecta un aparato de riego poraspersión.A decir verdad, no es muy confortador el cuadro que trazo a una pobre convaleciente necesitadaprecisamente de ánimo y de valor (sonríe).De todos modos, no creo que me prodigue con exceso en las elegías a que se presta el discurrirde los acontecimientos, tanto en los pequeños detalles como en los grandes, en los excepcionalescomo en los corrientes. En sustancia, procuro reír y los tonos graves antes expresados no deben aco-gerse con tanta seriedad como su sonido parece indicar. Todo sigue el curso previsto, igual siestamos alegres como si nos hallamos tristes... ¡Así es que alegrémonos! (Sonríe.)* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 28.9.1959. Te escribo hoy, con un día de retraso sobre lo previsto: la razón es la esquela de defunción denuestro viejo amigo Hans Grimm.No sé si la biblioteca que tenéis a vuestra disposición contiene el libro. Ocurren hoy cosasextrañas e incluso un libro que pertenece a la gran literatura alemana, puede no estar presente por 39haberse procedido en su momento al estampillado y la clasificación correspondiente de su autor.Pero los tiempos cambian y, al igual que lo ocurrido con otro gran anciano, Knut Hamsun, así será elcaso de nuestro amigo: que se tendrá de pronto conciencia de lo grande que era y la singularidad desu obra poética.Antes de la incineración, se ha procedido a la lectura del primer capítulo de «Volk ohne Raum» 56 ,el capítulo de las campanas. Y yo me he sentado al claro y rutilante sol de septiembre y me he unido,desde la lejanía, a la lectura. Quizá puedas obtener el libro en vuestra biblioteca... Lee también, en talcaso, esas dos páginas de las campanas, cuyo sonido parece trascender del propio texto.Hace dos años, Grimm me remitió la nueva edición de su libro, puesto que por desgracia aquellacon que nos obsequiamos mutuamente, por decir así, a raíz de nuestra boda, desapareció; comotantas otras cosas, como también las grandes campanas de la iglesia de Lippoldsberg, con sus tonosgraves y sus repiqueteos festivos; como tantos hombres buenos y como ahora nuestro viejo amigo,del que sólo se ha extinguido su humanidad, pero de quien perdurará su espíritu y su obra.Precisamente escribió en el volumen con que me obsequió de nuevo una dilatada dedicatoria y luegovolvió a enviarle otro a Buz y dedicado a éste, antes de que emprendiera su largo viaje por África,también con unas graves palabras.Muchas veces me transmitió saludos para ti, aludiéndote de una manera repetida y soñando ydeseando que volvierais a sentaros otra vez juntos aquí, mirando el infinito e intercambiando buenaspalabras. ¡Todo eso se ha terminado!* * * Spandau, 11. 10.1959 Las cosas tienen siempre sus dos facetas: una carta vuestra, referente a una «personalidadpolítica», resulta sin duda muy interesante; la lástima es que no me la han entregado, ya que no estápermitido abordar semejante tema. Os ruego, por tanto, que toméis conocimiento sobre ello para elbuen curso de la futura correspondencia.* * *Quizás hayáis leído lo que los dioses terrenos de la física han descubierto o mejor aún: de algoque están convencidos de haber hecho surgir de la selva de las formas. De acuerdo con la teoría dela relatividad, un cosmonauta que volviera a la Tierra a los diez años de haber emprendido su viaje,no encontraría una sola persona de las que había conocido. Todo estaría cambiado, puesto que en la Tierra habrían transcurrido mil años, en tanto que él habría envejecido solamente diez. Por lo que amí respecta, creo que lejos de nuestra medición del tiempo, impuesto por la rotación de la esferaterrestre en torno al Sol, un hombre encerrado en la cápsula de su cohete, tendrá sin duda queesforzarse en mantener la noción cronológica habitual. Pero de ahí a que tenga con ello algo que verla biología, a que siga siendo un joven después de mil circunvalaciones de la Tierra al Sol, media untrecho. Pueden asegurarlo los señores científicos, pueden explicarlo, según el veredicto de losexpertos, los pobladores de la propia Tierra, dando así muestras de una notoria falta de sentidocrítico; pueden repetirlo quienes lo deseen y tantas veces como lo crean conveniente... ¡no lo creo!Por contra, estoy convencido de que acaso tras no demasiadas rotaciones al ardiente centro denuestro sistema planetario, los físicos considerarán con sonrisas, al mirar atrás, este período en quecayeron por desgracia en un gran sofisma y reconocerán luego que había tenido razón el sano enten-dimiento humano. No quiero con ello efectuar ataque alguno a la doctrina de la relatividad, puestoque no me considero capacitado para ello por faltarme los imprescindibles conocimientos de altasmatemáticas y física. Sí deseo poner en entredicho esas grotescas consecuencias, que no resultandifíciles de enjuiciar incluso por un cerebro no formado técnicamente,¡Si por lo menos quisieran los acróbatas cerebrales que sutilizan sobre ello no salirse de suterreno y no sostener sus afirmaciones ante la masa de los humanos como una verdad absoluta!* * * 27.12.1959. El Oratorio de Navidad de Bach resultó, por desgracia, una desilusión. Pensé al escucharlo, si 56 Pueblo sin espacio. (N. del T.) 40era mi escaso sentido musical el que podía provocar mi aburrimiento. Pero después, uno de miscompañeros, cuyo conocimiento de la música es patente por haber frecuentado una escuela superiory haber estado a punto de elegir la música como profesión, me aseguró que las dos horas —apenasnos separaban unos cuantos sitios— le habían aburrido otro tanto. Es incontestable que este oratorioresulta la obra de Bach en que menos imaginativo se mostró. La composición está prevista, además,para su interpretación en seis partes, en seis domingos diferentes; resulta auténticamente incómodo,y casi insoportable, tener que escucharla a lo largo de dos horas. Sé que todo ello se me consideraráacaso como una blasfemia, pero no puedo impedirlo: no hago más que expresar mi propiaconvicción.* * *Estoy leyendo un libro muy interesante: una traducción del francés: «Luis XVI o el final de unmundo», de Bernard Fay. El volumen fue escrito mediante la utilización de un copioso materialhistórico; sobre todo, cartas de su propio puño y letra del entonces embajador español en París, quese hallaba en Madrid. Be acuerdo con el cuadro que traza, no fue aquel rey el cretino o el débil tantasveces descrito, sino por el contrario, uno de los más hábiles y capaces monarcas de Francia y conseguridad, el de mejor voluntad. Que las circunstancias y las camarillas conjuradas contra él y sugobierno fueran más fuertes que su capacidad y sus buenos propósitos, es algo que no puedereprochársele.Pero resulta de especial interés para mí que la descripción histórica de una personalidad,tachada con los peores defectos y a la que se atribuyen las máximas debilidades, aparezcaradicalmente diversa en un relato contemporáneo. Son muy pocos los casos en que se llega a unarehabilitación y aun en tales circunstancias, por efecto de una conjunción de detalles que loshistoriadores muy pocas veces valoran debidamente. Todo ello da bastante que pensar sobre el valorde los juicios históricos. Uno de los compañeros que ha leído también el libro, mantiene idénticaopinión, pues también en su caso la imagen que tenía de aquél era totalmente diferente y se vioobligado a rectificarla, así como rectificó igualmente, como yo mismo, la idea tenida del propio abuelo,Luis XV.Para apartarme de la materia histórica, contemplo entretanto excelentes reproducciones de los«Impresionistas del Louvre», seleccionados por Bazin, el conservador jefe del museo y con la adiciónde un interesante prólogo. Esta escuela ha sido combatida y no solamente en su época, sinoigualmente en la nuestra, al aplicársele el calificativo de «hipermoderna»; en cierta manera, y hastadeterminados límites, con razón. Pero sobre cualquier otra cosa me maravilla cómo consiguieron lospintores, con su nuevo estilo, suscitar «impresiones», que en otras formas de pintura no se habíanconseguido; sobre todo, cómo esa multicolor manera puntillista produce la impresión de la luz, de laclaridad, bien sea en un paisaje primaveral o en una figura humana, pero siempre obrando comoconjunto y sin que se identifique el detalle.Así invierte la posteridad los juicios hacia algo que fue anteriormente rechazado. De todosmodos, me resulta difícil pensar que pueda ocurrir igual con el «arte abstracto», del que he tenidoocasión de ver algunos ejemplares.* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 10.1.1960 Tus observaciones sobre el Oratorio de Navidad de Bach me han interesado considerablemente,por cuanto en los últimos años, o mejor dicho décadas, me he convertido en una gran aficionada deBach y por petición de los huéspedes, escuchamos en casa mucho a Bach y en general músicabarroca en discos. Me gusta mucho el Oratorio de Navidad, aunque de todas las maneras nos hemospreocupado siempre hasta ahora por interpretarlo tal como Bach lo concibió: es decir, dividido enmuchos domingos. Concedo, por tanto, que pueda resultar más que aburrido escucharlo durantehoras, puesto que los recitativos no tienen ya para nosotros su profundo significado, ya que tampocovivimos la religiosidad como la generación de Bach y él mismo.Esta Navidad hemos escuchado, gracias a un joven pianista que estuvo en casa catorce días,mucha música de piano. Y además, algo que resultó encantador: un grupo de músicos populares dela Alta Baviera nos ofrecieron cánticos del Adviento y populares, con la lectura de textos intercaladosde Waggerl. Arpa, címbalo, laúd y cítara fueron los instrumentos; a ellos se añadió el canto y la 41modulación alpina 57 ; pero no una modulación primitiva, sino como melodía de acompañamiento delas canciones al estilo del Adviento y popular. En la gran galería estaba encendido el árbol navideño,con los soportes de hierro que tú ya conoces, sólo velas y casi doscientas personas devotas ypiadosas, huéspedes y gentes del país, formando una hermosa y extraña mezcla.Anteayer asistimos a un concierto de Elly Ney, en Son-thofen, organizado por el coro municipal ylos veteranos de la Bundeswehr del lugar. Se celebró en la gran sala de conciertos del castillo, quellenaban unas 1.500 personas..., demasiada asistencia para nuestro limitado lugar.Esa mujer es un milagro: interpretó la sonata de Walds-tein y dio a la composición su «andante»,compuesto por Beethoven y más tarde largamente excluido; luego, la «Walnderer Phantasie», deSchubert y como colofón, un gran Brahms. Antes pronunció unas palabras para recordarnos quehabía sido un Brahms de dieciocho años quien había compuesto aquella obra; aprovechó laaclaración para hacer una especie de llamamiento a la juventud allá reunida para que no hicierannunca traición al idealismo y los sueños de los años jóvenes. Y luego, la pianista, de setenta años,interpretó la obra del compositor de dieciocho. Tras un interminable aplauso se dirigió nuevamente al piano y tocó una canción infantil y, comodespedida, el «Gut Nacht» 58 , que tanto me gusta hasta el punto de haberlo tocado muchas veces enHarlaching. Se me saltaron las lágrimas cuando entré en el escenario para abrazarla y ella me diorecuerdos para ti. Me dijo que su máximo deseo sería poder verte otra vez e interpretar en nuestracasa, y en nuestro piano, las melodías que sabe por nosotros preferidas.* * * Spandau, 24.1.1960 Tu carta en la que me informabas de la velada musical celebrada en la intimidad y aquella otra,bastante más concurrida, que tuvo efecto en Sonthofen, han obrado un gran bien en mi ánimo. Nosabes cómo consuela pensar que estos diarios aconteceres vienen a ser, en definitiva, algo así comola repetición de otros momentos semejantes; alejan de mi mente aquello que de vez en cuando se meocurre pensar: que la vida externa puede ser actualmente algo así como una profanación de laexistencia pasada.Me satisface comprobar que sigue alentando un verdadero sentido popular y que tiene su ecoentre vosotros; tal como lo describías, era para mí como si me encontrara allí mismo y disfrutara deaquellos instantes. ¡Qué idea tan consoladora! ¡Volver a deleitarme con la música del más musical detodos los pueblos, en sus versiones e interpretaciones populares! ¡Experimentar en lo más profundode mi alma las sensaciones despertadas por las sonatas que interpreta una de las más excepcionalespianistas de nuestro tiempo! Resulta algo fenomenal poder tocar a semejante edad y arrebatar a lasgentes, como antes. A unas personalidades tan excepcionales el genio no las abandona hasta elfinal. Tengo ante mí un libro de fotografías que refleja con bastante precisión el alma popular. Se titula«El año muniqués» y es un libro sobre el mismo ser de Munich. Son sencillamente maravillosas estasfotografías; su autor ha demostrado conocer bien ese «gran pueblo», al que podría calificarse de«gigantesco poblachón». Con toda seguridad, es un muniqués de origen y nacimiento, pues de otramanera no le habría resultado posible penetrar, mediante unas simples imágenes, hasta el fondomismo del espíritu de una personalidad urbana como él lo ha hecho.En contraste, hojeo «Ricardo III», de Shakespeare, esa encarnación misma de la maldad. Noshemos procurado el drama del rey en la biblioteca.* * * 30.1.1960 Me dices que te has enterado que deberías enviarme camisas que abrigaran. A decir verdad,podemos recibir camisas que abriguen, tantas como deseemos o necesitemos. Me gustaría saber, sinembargo, la razón de que tengan que remitírnoslas desde nuestras casas. El numerario que te gas-tarías en ello podrías emplearlo mucho más juiciosamente en un disco con una hermosa sonata o en 57 El canto típico alpino, llamado "jodeln", que se practica en Suiza, Austria y Baviera. 58 La conocida canción. 42un libro divertido. Quizá llegue el día en que tenga algo más y más sustancioso que camisas, aunqueéstas abriguen mucho y sean de colores especiales. Ello no obsta para que tus buenos propósitos mehayan producido la natural satisfacción. Te ruego que aceptes mi agradecimiento como si hubierarecibido, efectivamente, las camisas.* * *¡Cuánto puede emocionar un buen libro! Estoy leyendo ahora «Guerra y paz», de Tolstoi. No sési conoces esta novela histórica, que es la más extraordinaria en su género, en opinión de uno de loscompañeros aquí presentes, así como la más importante, además. Ofrece un cuadro muy vivaz ypenetrante de los acontecimientos en tiempos de la era napoleónica; se observan los diferenteshechos desde diversos puntos de vista, bien desde las altas esferas como desde las bajas, de talmanera que viene a resultar una ojeada significativa en los círculos sociales y las relacionesmantenidas en la Rusia de entonces y también en la de épocas posteriores, hasta la catástrofe. Lasdescripciones se atienen seguramente a la máxima autenticidad, puesto que si Tolstoi, comoperteneciente a la nobleza, se encontraba tan a gusto como en su casa en los salones dePetersburgo y de Moscú, conocía también profundamente al «pueblo». La parte histórica se apoya,por otra parte, y según es evidente, en un profundo estudio del momento.* * * 28.2 1960 Lo que vuestro huésped poeta 59 os ha dicho sobre lo poético corresponde por completo a micriterio, sobre todo en lo que atañe a la importancia de la lectura en alta voz de verdaderas poesías,como medio y manera de profundizar de una manera «modesta» —no se me ocurre otro vocablo másexacto—, aunque también la declamación puede tener, y en mi opinión posee efectivamente,bastante más arte del que se cree: sin el «pathos», que se hace siempre penoso, suena de unamanera sencilla y expresiva. El oyente no debe tener la sensación de que el lector leeintencionadamente, de que coloca los acentos de una manera consciente; tiene que escuchar de unamanera fluida, de tal manera que suenen con toda naturalidad en sus oídos las palabras «habladas»,tiene, en suma, que «declamarse a sí mismo». Primera condición es que la poesía no lleve en sí misma el modismo o la alteración verbal, como decía tu interlocutor con pleno conocimiento del oficio;creo también que algunas veladas de lectura, además de las de concierto, ofrecería la mejor pruebasobre todo ello.* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 5.4.1960 ¡Lees sobre el yoga de la India! Mi temperamento, con su tendencia a la agitación, la ira y laexplosión, me predispone ya contra esas doctrinas. No sé si su ejercicio resulta posible mientras seestá inmerso en el mecanismo de nuestros países de la Europa occidental, donde no juegan su con-siderable papel el clima, la raza y la veteranía de un pueblo, así como circunstancias ambientalescomo hereditarias, de tan diverso signo. Por otra parte, compruebo con sorpresa que tu«relajamiento», como en una ocasión lo denominaste, aunque ahora se llama «autoadiestramiento»,tan próximo al yoga en algunos aspectos, lo habías practicado por tu parte durante casi toda tu vida.En mi opinión habría que encontrar una denominada forma «europea» del yoga, menormentefundamentada en la profundización pasiva que en la activa voluntad.* * * Spandau, 22.4.1960 No te preocupes: la verdad es que no me ha hecho por completo efecto la lectura sobre el yoga.En la práctica, no me falta ocasión para irritarme, para soliviantarme: sobre esto o aquello queaparece en el periódico; sobre la imagen que obtengo del mundo actual. No me ha convencido la for- 59 Will Vesper fue huésped de Gailenberg y entre otras cosas, informé sobre ana conversación tenida con él:"Es de la opinión, por ejemplo —contrariamente a mí, que no he sido nunca amiga de la lectura en alta voz—, que de esta manerapuede reconocerse así la poesía auténtica y clara dotada de aquella "santa sobriedad" de que hablaba Holdelin. También Goethe eligió, porejemplo, la poesía oriental, puesto que la palabra era todavía en ella una palabra "hablada" y por ello, viva. Precisamente en semejantepoesía se encuentra la diferencia entre el auténtico lenguaje y la poetización de las negligencias lingüísticas de los periódicos, lasexageraciones de los acróbatas del lenguaje y la diferencia entre la obra maestra del lenguaje y el modismo. 43ma india ni tampoco la «europea» del yoga; no basta la lectura sobre el autodominio, sino queprecisa, según mi opinión, una práctica de largos años, que hasta ahora no he efectuado a pesar dealgunos intentos en mis días pasados. De todos modos, confieso que experimento la necesidad deconseguir un dominio interior, la consecución de un sosiego que no solamente me evite caer en lasformas apasionadas de la irritación o la envenenada ira, sino que haga posible la facultad de eseapasionado gozo. Para nosotros, europeos, es esta, y sin ningún género de dudas, la formaanglosajona del autodominio.Precisamente leía en las conversaciones de Goethe con Eckermann, que aquél elogió con finesde observación a todos los jóvenes ingleses que acudían entonces a Weimar y trataban con él.Observó precisamente que el autodominio, en su aspecto más profundo, estaba unido al aspecto yapariencia contraria, y aún hoy es así: se muestran tan llenos de confianza y su actitud es «tancómoda», como si fueran los señores por doquier y el mundo les perteneciera a ellos; aquellosmuchachos de diecisiete años no se sentían tampoco extranjeros y desplazados en tierra alemana. Tanto era así que causaban estragos en los corazones de las jóvenes damitas de Weimar. A cadaaparición de un joven inglés le parecía ver ya deslizarse las lágrimas que provocaría su partida...Eran unos muchachos peligrosos, pero precisamente basaban aquella peligrosidad suya en suspropias virtudes. ¿En qué se fundamentaba aquello? ¿En el origen? ¿En el país de dondeprocedían? ¿En una constitución libre? ¿Es una sana educación? ¿O acaso tan sólo en que tenían elvalor de mostrarse, tal como la naturaleza les había hecho? Nada estaba en ellos oculto odeformado; no había doblez, no tenía su expresión oblicuidad alguna; siempre se mostraban, «entodo, hombres completos». También, en ocasiones «completos locos», como no vacilaba Goethe enconceder. Llegaba así a la conclusión de que los muchachos disfrutaban, tanto en la familia como enlas instituciones docentes, de una mayor estima, de un desarrollo más feliz que lo que ocurría entrenosotros, los alemanes. Entre nosotros parece estribar todo en amansar a la juventud antes detiempo, quitarle toda naturalidad, de tal manera que al final no queda más que el «filisteo».Igualmente prodigó Goethe las críticas más acerbas a los jóvenes profesores alemanes que levisitaban: miopes, pálidos, con el pecho hundido, espiritualmente triviales, abstractos en supensamiento y sin una sana sensualidad y sentido de la juventud. En la vida social les faltaba lo quemás necesitaban para el trato práctico: energía corporal y espiritual.Me temo que en los momentos presentes, el panorama no sea por completo distinto; que no sehaya conseguido, como Goethe deseaba, que los alemanes sean «no ya profesores y filósofosabstractos, sino hombres».Aparte de ello, resulta sorprendente todo lo que expuso Goethe, tanto a sus visitantes como acuantos le rodeaban habitualmente. Tan sólo el «Eckermann» encierra por sí solo la másconcentrada sabiduría vital.* * *He leído las memorias de Madame de Staël, una inteligente mujer que vivió en la época deNapoleón. Fue maltratada por él, de tal manera llegó a experimentar una mezcla de odio y amor. Loque me parece lo mejor del libro es su final, en el que critica apasionadamente su salida de laHistoria. ¡Tiene tanta razón! Una personalidad histórica de tales dimensiones no tenía que rendirsecomo un general cualquiera. Napoleón hubiera tenido que caer en la última batalla decisiva y si eldestino le hubiera evitado semejante suerte, haber optado por el suicidio. En vez de ello, se dirigiótras su derrota a Inglaterra, su más odiada enemiga, en solicitud de asilo. Aquello no fue muy honrosopara él, ni para Francia, cuyo máximo representante era a ojos de todo el mundo.* * * 24.4.1960 Coincido plenamente con tu opinión de que resultaría más importante librar a la Humanidad demuchos azotes y plagas que volar a la luna. Hay, a mi entender, cosas mucho más importantes, entreellas cuidar de que nuestra esfera terrestre no esté repleta, dentro de unos decenios, de sereshumanos a los que falte lugar y alimentos. En vez de ello se ejercita el costoso «hobby» deemprender un futuro tránsito de ida y vuelta con nuestro satélite, sin duda con el propósito de llegar auna especie de «deportación» de los «hombres peligrosos» al mismo (sonríe).* * * 44Hemos escuchado el «Vesperae solemnes de confessore», de Mozart. Magnífico. Soprano,mezzo-soprano, contralto, bajo, coro y la Sinfónica de Berlín... con la valiosa soprano (Erna Berger)destacando sobre todo. Creo es de lo más hermoso que existe en la música. En segundo lugar:«Exul-tate jubílate». Y en tercero: «Benedictus sit Deus». Como final, la Sinfonía de Mozart en solmayor. Y luego, «Der Freischütz». El bajo no «sobresalía» en el presente caso, sino que seacompasaba a las otras voces y la orquesta. Pero era una voz masculina de efectos tan mágicos yseguros, que su dominio parecía ejercerse por añadidura.Según los «expertos», es «Der Freischütz» la más importante de nuestras óperas románticas. Laprimera fue una «Ondina», de E. T. A. Hoffmann. Desgraciadamente, en el incendio de un teatro enBerlín quedó destruido libreto y composición entre una serie de originales de los años 30 del pasadosiglo y no se representó nunca más. La importancia de E. T. A. Hoffmann como compositor fue muypoco apreciada: la crítica de la época consideraba que un escritor tan destacado no podía serigualmente un buen compositor. Ocurrió igual que a principios del presente siglo, cuando tambiénentre los científicos se decía: «Un gran poeta como Goethe no puede haber sido un serio investigadorde ciencias naturales.» Más tarde se le reconoció también por entero aquella cualidad. Quizá la«Ondine», de E.T.A. Hoffmann vuelva así a representarse algún día.Por lo que a mí respecta, no comprendo semejante «lógica»: considero —si no se trata delresultado de una ciencia «empollada» o un ejercitado saber— que acaso la excepcional capacidad enun campo haga que también en otro, con el que tiene en común ser originarios de la misma mente,un carácter igualmente de excepción. Tan sólo, la inclinación a concentrarse sobre una de las cosasimpide que ello se manifieste con frecuencia. En mi opinión, el verdadero genio es polifacético pornaturaleza.¡Qué cautivadora es la II Sinfonía de Beethoven! ¡Tan alegre, tan primaveral, aun cuandocontenga una tempestad con intensa lluvia..., una tempestad primaveral, por demás! En conjunto, elcontraste con sus otras sinfonías resulta considerable. Llega más directamente al corazón. ¿La escu-cháis alguna vez? ¿La tenéis en vuestro repertorio? En caso negativo, acordaros de ella en cuantotengáis que encargar un nuevo disco.* * * Al hijo 1.5.1960 Me hablas de un «cerebro electrónico», diciendo que es la usual expresión con que se denomina,sin duda para que no ironice sobre el uso que de ella haces. Sabes igual que yo lo poco apropiadaque resulta. Ese «cerebro» —sorprende que haya gentes que aludan con toda seriedad lo que serefiere al suyo propio— es y sigue siendo un mecanismo, aunque quiero creer que lo hayanconstruido otros excelentes y hasta destacados cerebros. Pero no es capaz de crear nada, ni de«curarse» cuando le ocurre una avería, como es el caso de una criatura orgánica.Cuando se le entrega un «programa» erróneo, no piensa siquiera en corregir el «trabajo»,precisamente porque no piensa y ejecuta con la frialdad más absoluta el máximo desatino. Hace muypoco leí una hermosa definición de uno de esos dispositivos electrónicos: «Un idiota completo, conalgunas aptitudes especiales.»He leído con sorpresa y regocijo que el famoso matemático francés, Poincaré, un genio en suespecialidad, decía de sí mismo que no había efectuado en su vida el menor cálculo, incluso el mássencillo, sin haberse equivocado primeramente. Se trata abiertamente de lo contrario del «idiota»,que nunca se equivoca. Quizá no estés de acuerdo, pero soy de la opinión de que nosotros —padre ehijo— somos genios a lo Poincaré (sonríe). Claro que no todo estriba, ay!, en equivocarse en loscálculos...* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 5.5.1960 No sé, pues nunca me lo has dicho, si has recibido las tarjetas con los programas de nuestroúltimo concierto casero: la destacada pianista se trazó la tarea de darnos a conocer los modernoscompositores e interpretó dos de estas obras.No puedo pensar otra cosa: o bien se ha traspasado la sesentena y se está uno atrasado en dosgeneraciones del sentido de la existencia y las formas de expresión del tiempo presente, o existe una 45frontera entre lo que es soportable y lo que no lo es..., sea en música, pintura o poesía. Claro que nodejo de sentir cierta desconfianza hacia mí misma, puesto que es algo evidente que el propioBeethoven fue para su propio mundo circundante un «innovador», sin hablar de Brahms, Wagner yReger.Las formas expresivas del arte moderno, en cualquiera de los campos, son ya indudablesespejos del «homo sapiens» de nuestro tiempo, internamente desgarrado consigo mismo ydivergente y desarmónico del mundo... me siento en absoluto capacitada para comprender esto, igualque comprendo un retrato de nuestra antigua amiga Elly Ney, que pintó aquí un gran y capacitadoartista (sobre lo que no abrigo duda alguna es de que quisiera ser dueña Je cada una de lasacuarelas que de él conozco), hace bastante tiempo, cuando tocaba ya en esta casa: el enterocuadro está compuesto por manos, manos, manos y una cabeza casi diabólica. Sé lo que el pintorquiso representar en primerísimo lugar: la pianista. Pero por aquella misma época, un artista tambiénresidente aquí, gran entendido, trazó un retrato al carbón de la Ney: era también, y muydestacadamente, Ja pianista. Y nadie precisó ante este segundo cuadro una larga explicación de loque se había querido expresar: era la gran artista Elly Ney. El primer cuadro lo entenderán los intelec-tuales y los eternos seguidores, que tratan de vestirse siempre con plumas ajenas, lo encontrarán«grandioso», porque acaso no lo entienden mínimamente. Pero, por mi parte, me niego a gozar deuna obra de arte basándolo en el puro intelecto.Igualmente debería tomar sobre mí la función de aplicar más frío intelecto para valorar lasmodernas piezas de los conciertos de nuestras veladas musicales, cuyos intérpretes merecen todo miconsiderable respeto... respeto, nada más.Así pienso y siento; no puedo evitarlo. No pertenezco a los muchos que por temor a aparecer«poco modernos» dicen que sí y amén a lo que sea, aunque no les guste. Claro que no paro depensar y meditar sobre la posibilidad de que se trate de una insuficiencia; de la insuficienciacorrespondiente a una diferencia generacional.* * * Spandau, 15.5.1960 El arte de hoy es, ciertamente, un problema, en tanto no sea posible escribirlo de antemano entrecomillas. Lo que piensas sobre ello se lo he leído a uno de mis colegas, con quien habíamossostenido alguna conversación sobre el tema.Está de acuerdo contigo, aunque mantiene ligeras dudas sobre si estriba todo en un asunto degeneraciones. Cierto que hubo en tiempos de Beethoven personas que le llamaban «innovador»,pero gentes de seguro sentido musical lo consideraron ya a la sazón con sus dimensiones actuales;avasallador en su grandeza y situada más allá de toda crítica la belleza por él creada. Contestónegativamente, con la mayor decisión, a mi pregunta sobre si consideraba de que a pesar de nuestrarepulsa actual, a nuestra incomprensión, las generaciones musicales de dentro de cien años aprecia-rían la música actual como nosotros a la de Beethoven. Me pareció comprender que su posición noera, sin embargo, tan rotundamente negativa en lo que atañe al arte moderno. Su propia hija pintacuadros «abstractos» y en el transcurso de la última visita tuvo ocasión de ver un par de docenas. Detodos modos, no me pareció que se sintiera demasiado satisfecho por ello, puesto que la hija, quecon anterioridad había pintado buenos retratos y paisajes, en los que era identificable algo o alguien(sonríe) y a pesar de hacerle reflexiones y recibir encargos para efectuar trabajos en su anteriorestilo, no ha sido posible apartarla de lo que considera actualmente como adecuado a sutemperamento artístico. En opinión de su padre, el arte y la cultura occidental han llegado a un puntoen que resulta inimaginable un ulterior progreso y tan sólo aparece patente un deslizamientoincesante hacia el abismo.Estoy, por mi parte, plenamente convencido sobre ello.Creo ciertamente que también hoy surgirán grandes artistas en nuestro ambiente cultural; queexisten ya. Pero que se dejan arrastrar por ideas descarriadas; que ofrecen inexcusablemente algo«nuevo», que tratan de ser originales «a la fuerza» y que aspiran a crear con el intelecto en vez decon el alma y el sentimiento; se dejan arrastrar por impulsos internos, sin tener en cuenta la tradiciónestablecida durante un milenio por artistas con tanta ansia creadora como la que ellos puedanexperimentar. De haber deseado estas generaciones artísticas no haber creado nuevas obras, sinoalgo «fundamental» en su misma esencia, se habrían agotado desde hace tiempo todas las 46posibilidades, se habría efectuado desde hace largo tiempo el «salto atrás» o la pura y simple«interrupción».Sobre todo, tengo que reprochar al arte moderno su falta de armonía; considero pura ysimplemente que «arte inarmónico» es una contradicción. Ello no significa que no dejen deinterpolarse en la música disonancias, pero tienen que resolverse luego en consonancias, puesto quede otra manera deja de ser música. Tienes razón, con toda seguridad, cuando opinas que las formas expresivas del arte modernoson el espejo del hombre de nuestro tiempo, internamente desgarrado. Por mi parte, voy más allá,puesto que considero que se da en parte un círculo vicioso: la inarmonía en que se encierran lasconstrucciones inarmónicas; las obras inarmónicas de las artes plásticas; la música inarmónica,produce paulatinamente un espíritu inarmónico, un alma inarmónica, con una profunda insatisfacción,un desgarramiento interno y la descomposición de la cultura como definitiva consecuencia.El concierto para violín número 3 de Mozart lo tenemos aquí, aunque en otra edición, conSchneiderhahn como solista; nos lo «darán» un día de estos. Escuchamos el concierto para violínnúmero 2 de Chopín, cuyo segundo tema está compuesto por un «larghetto» rematado por un valsInfinitamente melodioso y tan dulce —el pianista que lo domina tiene que restar algo de estadulzura—, que puede llegar a hacerse ramplón. Pero Askenase —que así se llama el que estabasentado al piano— lo dominó. Experimento, además, tal necesidad de algo melodioso y armoniosoque no me habría disgustado que hubiera acentuado algo más la «dulzura» (sonríe).* * * 21.5.1960 Un maldito mundo es éste, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. Lutero no seequivocó tanto al considerar que estaba repleto de diablos, a pesar de que Goethe se tomó muy malla afirmación. Pero lo cierto es que resulta fácil condenar semejante pesimismo cuando se tuvo suertedurante la vida, cuando la fama, el amor y el bienestar le rodearon largamente, cuando el Enemigopermaneció alejado... No había entonces motivo alguno para caer en «la maldita imaginacióndemoníaca de nuestro reformador». Claro que tampoco le faltaba razón a Goethe cuandoconsideraba que la religión protestante de Lutero había cargado, con todo ello, un considerable lastresobre la individualidad.Anteriormente —y en la actualidad, entre los católicos todavía— podía librarse la conciencia deese lastre mediante la ayuda de una segunda individualidad; un protestante tiene ahora que llevar porsí mismo la conciencia cargada y encontrar además las fuerzas para volver a restablecer la armoníaconsigo mismo. No se hubiera tenido que quitar nunca a los humanos la confesión auricular. Creocon sinceridad que viene a dotar de considerable fortalecimiento a la mayoría de los hombres esesacudir las preocupaciones de su corazón sobre otra persona, sobre todo cuando esta otra semuestra benevolente —aunque no sea más que por su dilatada práctica en ese humano arte—cuando se sabe de él que guardará por obligación el secreto y cuando tiene la autoridad para impartirel perdón. Es tan inteligente esa Iglesia católica, que aplica algo lleno de psicológica penetración yconsiderable caudal de experiencia. Cuando a mí, que he vivido alejado de la religión y que en la juventud pertenecí al protestantismo, me atrae más la coloreada y alegre belleza de una iglesiacatólica que la fría sobriedad de una protestante, mucho más será el efecto que obre sobre aquéllosque a lo largo de toda su vida han pertenecido a ella. ¡Con qué extraordinario sentido se ejercita lainfluencia sobre la receptividad del ser humano! Mediante antiguos y venerados cánticos, con lossones del órgano, con altares barrocos y adornados de figuras y alumbrados con hileras de cirios yenvuelto todo ello en el ambiente en una mística semipenumbra... El sacerdote celebra, mientras, consus revestimientos valiosamente bordados y el olor a incienso llena la atmósfera; de esta manera, elsentido del olfato obra con mayor fuerza sobre el espíritu, despierta lejanos recuerdos de la niñez.Hasta la propia capacidad sensitiva de la piel no permanece ajena al acto y es rociada con aguabendita. Tan sólo al evocar los ventanales polícromos me siento profundamente conmovido. Resultamuy comprensible, por tanto, que el catolicismo tenga una superior fuerza de atracción y fascine a lasgentes hasta el punto de tener que lamentar menos apostasías que el protestantismo.Goethe hizo sus críticas observaciones cuando leyó, estando enfermo, los escritos de Lutero.Muy pronto se cansó y se entregó de lleno a las novelas de Cervantes, que le procuraron unextraordinario goce espiritual. 47Considero del mayor interés que en las «Conversaciones con Goethe» haga constar en una deellas su autor que no se atreve a repetir las anécdotas que Goethe contaba, pues faltaría lo mássimpático y gracioso, que eran sus ojos, su voz y el conjunto de sus gestos; puesto que no se limitabaa explicar algo, sino que lo representaba mímicamente. Hasta su final, que fue cuando habíacumplido los ochenta y tres años, conservó su gran fuerza vital y su frescor espiritual. Quizás estribóello en que se mantuvo alejado de la nicotina. Descargaba toda su irritación en el vicio de fumar:según él, al cabo de dos o tres generaciones, ya se vería lo que aquellas «barrigas» henchidas decerveza» y aquellos «majaderos fumadores» habían hecho de Alemania. Se advertiría primeramenteen la falta de espiritualidad, la pobreza imaginativa y la deformación de nuestra literatura. ¡Y lo quecostaba aquel vicio! Ya en aquellos momentos —según escribía— se iban en humo de tabaco unosveinticinco millones de táleros en Alemania y la cantidad podía elevarse a 50 ó 60 millones. (¡Sihubiera podido prever lo que iba a ocurrir en el transcurso de dos o tres generaciones!) ¡Cuántascosas podrían hacerse con aquel dinero! Y también había que contar luego con el problema de lafalta de educación. Los fumadores apestaban la atmósfera y asfixiaban a cada honesta persona queno se atrevía a fumar a su vez para defenderse. ¿Quién podía entrar en la habitación de un fumadorsin sentir náuseas o sin desmayarse? Te escribo esto para que lo utilices amistosamente con losqueridos huéspedes que echan demasiadas bocanadas de humo (sonríe).* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 15.6.1960 En el último número de «Sammlerlupe» 60 se reproduce un bonito sello de Grillparzer, emitidorecientemente por Austria. Junto a estas reproducciones, el periódico ofrece con frecuencia datosbiográficos y además algunas citas características. Bajo el sello de Grillparzer aparecía la siguientefrase: «Cuando coinciden un talento y un carácter, surge un genio».He meditado sobre ello y no sé si resulta exacto: habría que entender el vocablo «carácter» deuna manera diferente a la acepción que corrientemente acostumbramos a darle: de otra manera, secae en la expresión de «buen» y «mal» carácter, es decir, en un sentido corriente y hasta si se mepermite la expresión, enteramente burgués. Y aun según este sentido burgués, mi concepto difiereradicalmente: no tiene carácter, sino más bien lo contrario. Carácter, tal como lo entendemos,presupone mucho dominio, forma y dignidad: no creo que sean las características típicas de un genio.¿O no es acaso así?* * * Spandau, 25.6.1960 Quieres saber, por tanto, cuál es mi comentario a la frase de Grillparzer: «Cuando coinciden untalento y un carácter, surge un genio.» Efectivamente: como a ti, me ha sorprendido esta afirmación. Tengo que confesar que hasta ahora había considerado el genio sin asociarlo al concepto de ca-rácter; la aparición de una predisposición genial o mejor dicho, que un individuo esté anticipadamentedispuesto para el genio es precisamente lo que lo hacía, a mi entender: del carácter dependería laamplitud que esta gracia, por decir así, podía alcanzar, una vez aplicada a la tarea creadora. Quizásestriba la esencia del genio tan sólo en la capacidad de obrar de manera completamenteextraordinaria en aquello que para otros resultaría por entero ordinario.De todos modos, no te falta razón cuando opinas que los caracteres tienen, en la acepcióncorriente de la palabra, en la expresión precisa de «tener carácter» un sentido totalmente contrario alas peculiaridades que acostumbra a darse al genio. Y es mi opinión de que esta contraposición seofrece con frecuencia, ya que en ella aparece para muchos genios el impulso para llegar a las últimasconsecuencias y convertir la fuerza creadora en capacidad de creación. Su impulso acostumbra a sertan fuerte que, bien de una manera escrupulosa, bien de manera desquiciada, contrarresta cuanto seopone en el camino; situándolo más allá de lo bueno y lo malo y más allá, sobre todo de toda ética.Pero tampoco podría decirse que sea esto lo característico del genio; también existe con todaseguridad lo contrario: la silenciosa discreción, el mantenerse oculto, la entrega hasta extremos desacrificio. La intensidad de los diferentes caracteres, eventualmente inherentes al genio, es por tantoingente y a mi entender, es lo que hay que unir en el sentido dado por Grillparzer con el concepto 60 Publicación filatélica 48«genio».Mediante el índice ideológico he buscado en las «Conversaciones con Goethe», lo que éste dijopara las ocasiones sobre genio y carácter. Extraordinariamente, «genio» no aparece en la lista y porlo tanto no exteriorizó, en las conversaciones allá reseñadas, nada especial al respecto. Quizástuviera conciencia de que él mismo era uno de los más destacados y acaso polifacéticos genios quehabían vivido Y una vez reconocido esto, rehuyó hablar sobre el fenómeno propio: también esto seríacaracterístico de su persona.Respecto al carácter, dijo empero: «Todo cuanto tiene que imponerse a nosotros debe tenercarácter.» El vocablo aparece aquí utilizado en un sentido de particularidad, de individualidad. Segúnello, sería exigible también para el genio y Riemer, el maestro de la casa, define carácter como lamezcla de los primeros impulsos fundamentales, el instinto de conservación, la autovaloración, etc.De este trasfondo surgen los rasgos peculiares del carácter sobre los que se asienta el genio o paraprecisar más, las líneas fundamentales capaces de delimitar dicho genio. Hasta aquí los conceptosexpresados sobre genio y carácter, difíciles de relacionar, según ha quedado ya visto.Bastante menos interesante, desde semejante punto de vista, es la afirmación hecha aBoisserée, de que una de las expresiones del carácter es la resignación. Al considerarla de menorinterés tengo en cuenta, sobre todo, la época en que vivimos, cuando precisamente la rebeldía contratodo cuanto constituye el curso de la existencia aparece poco menos que de rigor. La resignación seconsidera, por contra, como expresión de «poco carácter», en el sentido más lato y absoluto de lapalabra.No faltaba, ciertamente, entonces como ahora un pesimismo. Sin embargo, a poco que seexamine es posible encontrar con que este pesimismo tenía unas raíces menos profundas que elactual y a pesar de cuanto se habla de «impulso vital» de nuestra época, era como se ha visto alhablar de «resignación» bastante menor que en la actualidad.* * * 23.7.1960 De uno de los más hermosos libros sobre Mozart tengo que llegar a la conclusión de quesolamente en los años de juventud era sereno y jovial; cuanto más se fue acercando el prematurofinal del genio, mayor fue su melancolía y su caída en la hipocondría. ¿No habrá que relacionar acasosu temprana muerte con el hecho de que desde la más corta edad, su padre le presentara como unniño prodigio, de que emprendiera muy pronto y con breves intervalos viajes a lo largo y ancho detoda Europa, de que interpretara un concierto tras otro, residiera en diversas y variadas cortesprincipescas, de que gradualmente se viera impelido a la composición desde óperas y sinfonías (laprimera, la «holandesa», con nueve años apenas) oratorios (el primero, con once) de tal manera quepronto quedó cerrado, si se me permite la expresión, su ciclo vital?Claro que sin todas estas particularidades no habría sido acaso «Mozart»; con su mente ocupadaenteramente por música y más música, dominando como un virtuoso el piano y el violín antes dealcanzar la madurez escolar y muy pronto llevado por un impulso creador. Lo sorprendente es quedominaba enteramente por sí mismo las raíces de la composición, sin haberlas siquiera aprendido;raíces y fundamentos que otros astros en el cielo de la música habían tenido que dedicarse aestudiar. Sólo hay una excepción, según se me ha dicho: el único paralelo al respecto es RichardStrauss. Pero que Mozart, que desde los tiempos primeros de su vida, era un gran hombre, tuvieraque ser llevado, casi sin acompañamiento, a una tumba de pobre, hace tiempo desaparecida, es unavergüenza para la Humanidad en conjunto y para Viena en particular.La «Humanidad» o los hombres, son tal como son, hoy igual que hace dos mil años: he leídohace poco los discursos de Sócrates, en la traducción de Matthias Claudius, en «El mensajero deWandsbeker». También actualmente y entre nosotros, alguien daba vueltas y aconsejaba a viejos y jóvenes: no preocuparos primeramente por el cuerpo y la riqueza, sino por algo tan importante comola perfección del alma; a este uno colocado por Dios, la Sociedad —que Sócrates comparaba con unenorme caballo de buena raza, algo apático y holgazán porque nada le faltaba en las cosas de estemundo— le colocó el látigo en torno a la cabeza.Pero tarde o temprano terminaría como Sócrates, aunque no en el aspecto de su vida, sí encuanto a la importancia entre sus conciudadanos. Seguirá sonando en el tiempo lo que dijo a sus jueces: que se avergonzarían más que él mismo. El nombre de Sócrates no habría adquirido la 49resonancia en las épocas siguientes, de haber muerto de vejez, en vez de víctima de la bajezahumana o si hubiera huido, eludiendo la sentencia de los jueces, como acaso estos hubieran visto sinduda bien, puesto que hubieran quedado libres de su perplejidad y su cobardía, presentida por sí mismos.He leído los discursos de Sócrates, en parte a media voz...* * * 31.7.1960 El problema «genio» no me deja un instante de reposo, de tal manera que sigo pensando en laspalabras de Mozart: el genio sin corazón es absurdo. No sólo la razón, no sólo T a imaginación, nosólo ambas conjuntamente hacen el genio. ¡Amor! ¡Amor! ¡Amor! Tal es el alma del genio.De ello podía deducirse que en lo que atañe a los genios interesa, sobre todo, el amor entendidoen el presente caso como amor a su propia predisposición genial, a las obras que el genio creagracias a tal predisposición. Pero Mozart no lo entendió así. Su amor fue amor en el sentido corriente,como se exteriorizaba en la bondad de corazón que era el rasgo más profundo de su carácter.Cuando todavía era un chico pequeño, cuando sus piernecillas apenas alcanzaban los pedales delpiano, preguntó a los oyentes «¿Me amáis?» y sólo después de la respuesta afirmativa, tocó.Más tarde escribió su padre una carta al joven de veinte años que entonces era: reprochaba enella a su hijo que creyera a las gentes a la primera palabra, que su buen corazón llevara a ofrecer acuantos se acercaban a él en petición de algo, las ganancias y la fama propias.Pero sin estas «faltas» no habría sido Mozart el propio «Mozart»; sin aquel corazón no hubierainundado los corazones con su música; una música tan poco artificiosa, tan sencilla que en algunosmomentos llega a resultar ingenua.* * * Tengo en las manos un libro muy satisfactorio: «Ciudades en el agua» de Lemke, en granformato y con muchas excelentes vistas de todas las partes de Alemania. Bajo el lema de Moritz vonSchwind: «Lo hermoso es lo más preciso del mundo», sus páginas revelan, en efecto, una granbelleza. En su mayor parte las vistas proceden de tiempos pasados. Apenas podía ser de otramanera, pues me parece que en nuestra actual patria no se tiene demasiado sentido para esto, «máspreciso» que cualquier otra cosa.* * * 7.8.1960 Considero que tratar de explicar que la repulsa a lo que se hace pasar actualmente por música —la última conquista que se ha logrado, por lo que he leído, es la música mecánica, es decir,compuesta electrónicamente— como falta de comprensión hacia los «contemporáneos» y que estamúsica será tan reconocida y sobrevalorada por las próximas generaciones como en la actualidad lascreaciones de los compositores de los siglos XVIII y XIX; que esta opinión no puede sostenerse, esalgo que se desprende de lo celebrados que Mozart, Haydn, Gluck y Beethoven fueron por suscontemporáneos.Sólo resulta incomprensible que el reconocido genio de Mozart permaneciera sin apoyosmateriales, aunque sus obras fueran interpretadas, en especial las óperas. Le perjudicóconsiderablemente que no hubiera entonces derechos de autor. De no haber faltado tan poco para sufinal «el gran Mozart» hubiera muerto de hambre. Esta penosa miseria llevó a su prematuro final.Cuando estaba ya en su lecho mortuorio recibió la noticia de que finalmente algunos nobles húngaroshabían decidido facilitarle anualmente una cantidad que le libraba de todos los agobios y al mismotiempo llegó un donativo, creo que procedente de Inglaterra, de un montante no inferior. Cuandohubiera podido dedicarse a la creación, en la abundancia y sin tener que perder tiempo en darlecciones para ganarse el pan diario, falleció. ¡Qué tragedia! ¡Qué jugarreta del destino!Resulta característico que su última gran obra, el Réquiem, significara un gran triunfo; tanto comoque fuera impulsado, por decir así, a escribir su propia misa de difuntos. Cuando sentía llegar su final,apareció un hombre de baja estatura, vestido con un severo abrigo gris, que le encargó de parte dealguien que no quería dar su nombre, aquel Réquiem; pagó al momento unos considerables 50honorarios, en piezas de oro, que dejó sobre la mesa. Pero tenía que darse prisa, mucha prisa. YMozart se dio prisa y casi finalizó por entero el Réquiem. Tan sólo en una voz quedó algo esbozado yun alumno se encargó de terminarlo.En la biografía no se da respuesta al enigma del hombrecillo vestido de gris y su encargo delRéquiem. Me han explicado que tras renovadas investigaciones se ha sabido que un acomodadonoble que conocía su inminente muerte, aspiraba poder ofrecerla como una composición a él dedica-da. En tal caso, habría representado sin saberlo el papel del destino: sin él, la Humanidad estaríafalta de una de las más sublimes creaciones de la música.Dada mi posición ante el enigmático poder llamado «destino» creo indudablemente que elmisterioso desconocido creyera quizás después del hecho haber «jugado» a destino, cuando enrealidad había sido, sin suponerlo siquiera, un instrumento del destino.* * * 21.8.1960 Que no me olvide de esto: las fotografías que acompañaban a vuestra última carta no las recibí en mano, pues solamente están permitidas aquellas en las que aparecen miembros de la familia,pero no cualquier clase de edificios, aunque estén habitados por estos. Otra cosa es cuando ademásdel retrato de la familia, en último término o junto a ellos, aparecen casas en el campo visual aunqueno estén habitadas por los que aparecen en la fotografía. Así es que tomad nota de todo ello yateneros a estas normas en el futuro. De otra manera, optar por lo más sencillo y barato: conservarlas fotos en vuestro poder (sonríe).Admirado y maravillándome acabo de leer un libro, «Millones para una construcción», que tratade la organización social de las hormigas; el considerable número de grupos ciudadanos, con sustareas ineludiblemente establecidas: obreras en una construcción gigantesca en relación con sutamaño, en cuyos pisos más altos llevan las «niñeras» a las larvas y los pequeños, que cuandonecesitan calor los descienden a los pisos intermedios y más bajos cuando el tiempo es bueno. También existen las pastoras, que guardan a los pulgones, mientras las ordeñadoras extraen de ellosel dulce jugo para alimentar a jóvenes y viejas y en primer lugar, la reina, de la que depende enprimer término el progreso del Pistado. Como es natural, tampoco falta para el acto carnal de la reina,la necesaria población masculina, entre la que escoge mediante la aparición de las alas en su debidotiempo y el correspondiente vuelo nupcial, al más hábil y capaz. Su acto reproductor es agradecidopor la soberana a lo largo de toda su existencia, poniendo durante años huevos fecundos, que entotal ascienden a millones. También aquí obra la Naturaleza como una despilfarradora respecto alnúmero luego superfluo de los «señores de la creación». No hay que olvidar, asimismo, a la castaguerrera, que libra de vez en cuando enconadas batallas con otros hormigueros próximos. La luchaes tan enconada que incluso las hormigas más gravemente heridas, incluso amputadas de la mitadde su cuerpo, prosiguen la lucha y siguen mordiendo con sus tenazas hasta que las fuerzas les faltany perecen.Lo que aparece como más extraño entre lo que las inexorables leyes del instinto dicta a lashormigas es lo que llevan a efecto determinadas especies asiáticas, que al principio fue objeto dedebate y polémica por parte de numerosos científicos hasta que pudo establecerse de una manerafehaciente la acción: tejen hilos y utilizan las larvas como navetas que van aquí y allá, tal como esnecesario para que se forme un tejido... larvas que se autoprensan, por cuanto segregan el hilo deuna glándula especial.Como es lógico, estas hormigas no saben porqué hacen eso; al igual que otros «trabajadoresespeciales» y «funcionarios estatales» tampoco saben porqué llevan a efecto sus diferentes tareas.Obran según su instinto, con cuya explicación no se ha solucionado gran cosa la explicación delenigma, puesto que tampoco se sabe de dónde procede este instinto o mejor dicho, esos instintosdiferenciadores que las llevan a ejercer funciones tan diversas unas de otras. Como no poseen el ra-ciocinio humano, un misterioso poder las dota, por tanto, del instinto tan práctico y ordenado, de unamanera que resulta inconcebible para las mentes humanas.Porque los humanos pensantes estamos rodeados por doquier de maravillas e inclusocompletamente formados por ellas, desde los principios en el claustro materno al final convertidos enun puñado de tierra; esos milagros o maravillas son secretos en los que nunca trascendemos. O enlos que nunca deberíamos desear trascender, ya que todo ello reside fuera de nuestra razón. Y si 51algunas veces se consigue superar una cima que se alza sobre los misterios, aparecen otras tanaltas y escarpadas que parecen constituir precisamente un castigo para nuestro anhelo de saber.* * * 16.10.1960 El compañero de mis paseos por el patio me ha formulado la pregunta sobre si escucho lamúsica con los ojos abiertos o cerrados. Él, por su parte, los mantiene cerrados. En Viena secelebran, al parecer, unos «conciertos a oscuras», que son del gusto de muchos, aunque la mayorparte de las salas de audición permanecen iluminadas. No acierto a comprender la razón de estedetalle, puesto que personalmente me impide la luz que escuche perfectamente. Así es que cierro losojos cuando presto oído a una música de alto nivel; solamente en tal caso puedo concentrarme deuna manera adecuada y tan sólo así extraigo el máximo deleite. Pero con toda seguridad, el sexofemenino es opuesto a un total oscurecimiento de la sala en el transcurso de los conciertos. Quierenmostrar sus «toilettes», pues de otra manera encontrarían solamente la mitad del placer a suasistencia. Nada tengo en contra a que durante las pausas se ilumine por completo la sala; todo locontrario, pues la vista de las hermosas mujeres con sus bonitos vestidos me complace. Peromientras suena la música, sólo deseo escuchar música y considero que incluso las mujeres deberíanen tal caso aislarse por completo del mundo exterior y prescindir de cuanto no fuera los sonidos(sonríe). En una palabra: me pronuncio por los «conciertos a oscuras», si bien al principio, en laspausas y después, pueda convertirse la sala en una revista de modas.* * * 30.10.1960 Conjuntamente con el libro del filósofo español Ortega y Gasset, «El signo de nuestro tiempo» yuna historia de la evolución de las carreteras desde las antiguas rutas a las modernas autopistas, leoen la actualidad el librito de una austríaca, Margarete Rohrer, titulado «Ca c'est París». Dando mues-tra de una extraordinaria facilidad de pluma, escrito en un estilo ligero y esforzándose en resumirliterariamente el extraordinario encanto único de la ciudad, el libro resulta en todo momento de unagran sugestión. Y sin embargo, al leerlo, me planteo un problema que no me atrevo a contestar:¿cuánto tiempo podrá seguir conservando la ciudad ese encantador atractivo, esos barrios recoletos,las múltiples pequeñas librerías, los anticuarios con sus viejas ediciones, sus grabadores, losinnumerables hoteles de ambiente y aspecto pequeño burgués pero espléndida cocina v donde elhuésped recibe unos cuidados cuyas formas parecen subsistir desde el pasado siglo? ¿Cuántotiempo podrá resistir todo ello los embates de nuestra época y sus cambios? Ahí reside el problema.Concedo que soy una especie de pesimista de la cultura. ¿Pero quién puede reprochármelo?Para llegar a idénticas conclusiones a las que yo he alcanzado, basta hojear un periódico; tanto lostextos como las fotografías que aparecen en cada página invitan al pesimismo, sobre todo cuando seestá enraizado en lo que yo denomino «auténtica cultura». En tal sentido experimento de vez encuando el tormento de pensar que la actual civilización podría verse desplazada un día; suplantadapor otras formas, maneras y expresiones. En tal caso no quedaría más que la huida a la mayorsoledad posible, tan lejos como se pudiera de cada una de las grandes ciudades creadas por esa otracivilización que habría suplantado la actual.De todos modos, me parece que personalmente estoy bastante a salvo de semejante peligro(sonríe).* * * Ilse Hess a R. H. - Camino de Bederkesa, 15.11.1960. Camino de la cura de aguas de Bederkesa seguimos por la autopista hasta Bremerhaven,atravesamos allá por la aduana del puerto y Buz, el frescales, silbaba, mientras yo a mediastemblaba, a medias encontraba magnífico, recorrer los caminos prohibidos para los automóvilesparticulares a través de toda la zona portuaria hasta el más alejado extremo del muelle de Colón. Anuestra derecha, un hermoso buque noruego estaba atracado al espigón y ante nosotros, de un colorgrisáceo, aparecía agitada pero hermosa en su atractivo, la extensa desembocadura del Weser. Anuestro alrededor, flotaba el intenso olor a alquitrán, agua y buques, que evocaba la lejanía... todo 52aquello significaba un hermoso colofón a nuestro breve viaje común. Una vez más me sorprendió, aipensar en ti y en mí, no haber efectuado juntos un largo viaje, a pesar de haber experimentadoambos muchas veces la necesidad de hacerlo. ¿Por qué? Nunca tuvimos tiempo. ¿Crees acaso quela vida nos permitirá algo semejante al finul de nuestros días?* * *El domingo tuve unavisita de Inge; las dos hermanas circulamos alegremente por Cuxhaven yfuimos a «Alten Liebe» 61 . De la bruma surgían un gran carguero tras otro y la pequeña embarcaciónde los prácticos los llevaba hasta el muelle; olía de nuevo a mar, alquitrán y algas... no me fue posibleencontrar el lugar exacto donde antes te esperaba, pero era efectivamente «el viejo amor» (Sonríe) 62 .No sé si en vuestra biblioteca disponéis de una antología de poesía alemana. Cuando efectuéesta mañana mi primer paseo y me adentré por el bosque donde crecen preferentemente encinas,alerces y hayas recordé el verso de Gottfried Keller «Brazo a brazo y copa a copa, es devorado elbosque de encinas; hoy ha cantado con buen humor su vieja canción...» Soplaba el viento del oeste yresonaba su ráfaga en las cimas, mientras abajo, en el dorado follaje, se caminaba como en elinterior de una habitación cerrada.* * * Bederkesa, 24.11.1960. Soy con toda seguridad una tonta, que acaso no hago más que aburrirte con mi vena «poética»,al describirte con mezcla entre lírica y romántica, la visita al muelle de Colón y luego, la presencia enel «Alten Liebe» con Inge y el paseo por el bosque...¡Si pudiera estar tan cerca de ti como antes!* * * Spandau, 4.12.1960. No; no eres ninguna tonta; ni tu descripción «lírica y romántica» de vuestra visita al muelle deColón, ni la mirada al «Alte Liebe» me han impresionado tanto como crees. No tienes que hacertereproche alguno por tal razón. El destino ha cuidado de que esté más insensibilizado de lo quepuedes suponer. Incluso la más triste de todas las estaciones, el tardío otoño, sombrío, húmedo, enel que tan sólo aparecen excepcionalmente unos rayos de sol que se apagan en cuanto comienza latarde, cuando la Naturaleza parece extinguirse sin fuerzas y los árboles, sin hojas, se balancean alsoplo del viento; cuando todo parece preparado para provocar la melancolía y el mundo circundantesemeja símbolo del propio yo; incluso todo ese desconsolado paisaje no me causa efecto alguno.¡Tus recuerdos me han alegrado!No me gustaría vivir en una zona meridional, en la que no hubiera otoño ni invierno; ni seprodujera una resurrección en primavera, cuando soplan las primeras brisas tibias y el cielo apareceperennemente azul. A pesar de haber nacido y crecido en un clima semejante, prefiero el norte acualquier otra cosa. Quizás por ser, en definitiva, un nórdico —nórdico desde incontablesgeneraciones— me han repelido siempre los climas moderados y me ha atraído en todo momento elnorte con tanta intensidad.* * * 5.2.1961. No tengo nada que oponer a que me hayas remitido una camisa con semejante cierre delantero,al que se añade esa especie de corbata y que según tus precisiones, corresponde a las últimasorientaciones de la moda. Considero importante estar al corriente de la moda actual (sonríe) peroaparte de ello, despierto con la camisa la envidia de los dos compañeros (sonríe muy intensamente).No resultará difícil imaginaros que doy por aquí vueltas ataviado como un «dandy» y que ello meimpulsa a mirar desde las alturas a los que no visten con tanta elegancia, ni mucho menos (sonríe).¿Tiene que lavarse por razones de higiene la corbata cada semana como es el caso de la camisa? 61 Viejo amor. 62 Recuerdo al encuentro en Cuxhaven, en el año 1936 y juego de palabras con la referencia anterior. 53O acaso la moda de la corbata incluida hace innecesario el lavado? (sonríe). Lo cierto es que dejatranquilamente que pase algún tiempo hasta remitirme otras cosas; frecuentes envíos quitansugestión y a la larga significan gastos inútiles que no merece mi elegancia (sonríe).* * *En las «Conversaciones con Eckermann» leo que Goethe era de la opinión de que cada criaturaestaba aquí independientemente de su voluntad y que «el alcornoque no crecía para que nos fueraposible poner un tapón a nuestras botellas.» Goethe había coincidido en ello con Kant (conversacióndel 18.4.1827). Y sin embargo, es mi opinión de que puede considerarse al revés: que las criaturassolamente existen porque han existido otras cuya nidada hizo posible su desarrollo y su subsistencia.En idéntica línea de pensamiento se encuentra —aunque no se trate en ese aspecto de unpresupuesto para la continuación de la existencia— lo que voy a exponerte a continuación: uno de loscolegas me llamó la atención cómo las hormigas hurgaban en torno a las plantas que aparecíannegras de pulgones; cómo apretaban el bajo vientre de éstos con sus patas y succionaban unaespecie de jugo que surgía de allá. Así me lo dijo el otro, aunque lo cierto es que no me resultóposible ver exactamente lo que los pulgones tienen delante y detrás (sonríe). Cuando hace maltiempo y en invierno, las hormigas se llevan consigo a aquellas «vacas lecheras» al interior de latierra. ¿Acaso han sido creados estos pulgones para las hormigas?Se conoce la explicación dada a la formación de nuestro planeta, cuyo origen habrían sido unosgases hirvientes, que fueron experimentando transformaciones de una forma a otra hasta alcanzartodo ese vario conjunto que hoy conocemos como tierra y como seres creados en torno a nosotros,incluidos nosotros mismos: seres «construidos», mediante sutiles procesos biológicos en nuestrointerior, extraordinariamente complicados y cuyo mecanismo viene a resultar de considerableprecisión. ¿Puede alguien defender seriamente que de las originarias materias gaseosas surgiócausalmente esa transformación del caos en algo con fines propios o para ser todavía más precisos,en individuos, capaces de atenerse a las máximas sutiles reglas espirituales? No es posible atribuirtodo ello más que a la obra de un espíritu, por todos desconocido y cuya misma magnitud escapa anuestra noción. Un espíritu que precisamente por ello, no reconoceremos ni comprenderemos jamásy al que presentimos solamente por sus obras. Los intentos para profundizar hasta sus misterios, susoriginarios misterios —según me atrevería a llamarlos— resultarían mortales para la Humanidad.* * * 25.6.1961. Muy interesante tu información sobre el comportamiento material de los pájaros: ante todo, suinstinto de extraer el polluelo muerto para poder sacar así al que quedaba con vida, actosenteramente lógicos ambos, como siempre que aparecen dictados por el instinto. ¿De dónde procedela «consigna» de que todos los individuos de la misma raza llevan a cabo lo que es instintivo, en unacompleta coincidencia desde hace millones y millones de generaciones?Contemplamos y meditamos sin cesar sobre las maravillas de la Naturaleza que nos rodea; nopuede ser de otra manera, puesto que no salimos así de la sorpresa y la meditación, tanto si miramosal cielo como si contemplamos una mosca.Los mahometanos no carecen de razón cuando en la formación de la juventud sitúan unadivinidad que lo rige todo en el centro de sus enseñanzas. Goethe le decía a Eckermann quefortalecían así en las almas juveniles la más firme de las convicciones, pues al hombre no puedeocurrirle otra cosa que lo que ha sido largamente previsto por Dios. Con ello, los alumnos quedan«equipados y tranquilizados para toda su vida». Sin duda, en el fondo de todos nosotros resta algo deesta fe, incluso en el caso de que no se nos haya enseñado; en el propio Goethe aparecía esteaspecto fuertemente desarrollado.Los musulmanes comienzan la instrucción de la filosofía con la lección de que no existe nada queno tenga su parte contrapuesta. Ejercitan así espiritualmente a la juventud, al facilitar la posibilidad deencontrar los argumentos contrarios y los alumnos profundizan más y más en ellos hasta conseguir lacertidumbre sobre lo que es exacto y verdadero. Con la certidumbre como objetivo, el resultadoobtenido es la más completa paz.Según Goethe no hemos progresado con todos nuestros sistemas y nadie podría «progresar másallá.» También las tragedias griegas nos llevan, a través de la duda, final y definitivamente a la 54certidumbre: es el hado «que se pone al lado de lo ético y cuyo partido toma». Lessing expresó enuna ocasión que si Dios quería darle la verdad, le rogaba que la dejara buscar con sus medios. Algocorrespondiente, como se comprueba, al sistema filosófico de los mahometanos. Al contrario deLessing, que se movía bien en la región de las contradicciones y las dudas, no se dejó él —Goethe—abandonar por las vacilaciones, trató de nivelar las dudas en su interior, y sólo después expresó losresultados obtenidos.* * *Hemos escuchado la «Misa de la Coronación» de Mozart, con espléndidos coros. En conjunto,resulta de una belleza indescriptible.* * * 20.8.1961. Hacerte «sugestiones» sobre la cocina no es —de ello puedes estar segura— nada fácil paramí 63 . Para darlas me falta experiencia; podría adquirirla, sin duda, en el caso de que me ocuparapersonalmente de ello. Pero aquí no tengo preocupación alguna por lo que respecta a la cocina...¡eso me faltaba! El destino me ha ahorrado semejante prueba, que también habría sido una pruebano menor para las pobres víctimas que tuvieran que sufrirla (sonríe). Debe haber hombres que sonaficionados a los fogones, pero yo no me cuento entre esa variedad. Mis «experiencias» se limitantan sólo a lo que leo en los periódicos, por lo que rechazo de antemano toda responsabilidad sobre loque pudiera decirte. En cuanto a los argumentos que por tu cuenta esgrimes, los conceptúo deantemano como enteramente plausibles; como procedentes de una persona entendida y técnica,como eres —«desgraciadamente»— según debo deducir por lo que escribes y a pesar de lasrepetidas peticiones de socorro que lanzas y que luego aparecen desmentidas por la expresión de tupropia experiencia.* * *Supongo que para vosotros ha terminado también la «era tropical». He leido algo sobre nevadasen los Alpes, en puntos situados por debajo de los 1.800 metros. Si continúan las cosas así y elverano adquiere este cariz, tus huéspedes no podrán dedicarse a la natación, sino que tendrán quepracticar el esquí. Todo está revuelto en este mundo, incluido el tiempo... acaso como consecuenciade la alegre e inconsciente experimentación a que se entregan los expertos. Porque lo cierto es queno entienden nada de las últimas o penúltimas causas en las que creen haber profundizadocientíficamente.La Naturaleza mantiene rodeados sus profundos misterios con un círculo mágico y no es de creerque deje meter impunemente la nariz en ellos. Pero todas las experiencias que son ese jugar confuego —¡ay, si fuera solamente fuego y no algo peor!—, ese jugueteo con lo inaclarado, lo invisible y T o siniestro; todas esas consecuencias que sin duda se harán patentes cuando sea ya demasiadotarde; todo cuanto parece desgraciadamente presentirse, no sirve para apartar a los interesados deun camino que en mi opinión, llevará a la catástrofe.Si por lo menos se limitaran las experiencias e intentos a los que cabe considerar necesarios; sipor lo menos se esperara a ver las cosas claras y se hubieran estudiado las necesarias técnicas deprevención. Pero no... cada pequeño «Estado», recién salido muchas veces del estadio másprimitivo, cuyos «ciudadanos» desconocen, en sus chozas de paja de la selva lo qu.e es unaconducción de agua y cuya minuta diaria no varía entre las bananas y el maíz, pone su prestigio enllegar a ser, por lo menos en el día de mañana, una potencia atómica.¿Pero qué utilidad tienen todas las protestas sobre semejante abuso? ¡Volvamos a la Naturalezaviva! Me preguntas si un pequeño cachorro puede intuir que será un día de estos un pequeñoangelito de los perros, puesto que su estado y su actitud en los últimos tiempos así lo da a entender.¿Qué puedo decir a ello? ¿Qué sabemos, en el fondo, del proceso experimentado por las almas entrelos hombres? ¿Por qué iba a estar excluido en los animales, si los humanos experimentan elpresentimiento del final?Como es natural, no puede un animal tener la conciencia de un inmediato «final», pero sí elinstinto que le impulsa hacia sus más «allegados». Y el instinto resulta con seguridad en el animalmás intenso y seguro que en el hombre, puesto que es por completo independiente de una gran inte- 63 Respuesta a una anterior discusión epistolar sobre problemas domésticos y de cocina planteados en el "Bergherber
  • 55igencia. Quizás se siente tu vieja perrita «basset» solamente débil,. enferma, tiene necesidad dealguna compasión y de un calor tanto corporal como espiritual, que busca y encuentra en su dueña.* * * 3.9.1961. El verano parece haberse decidido a calentar no solamente como verano, sino habersecomprometido también a mostrarse cuanto más agresivo posible. Así es que concentra en estos díasúltimos toda su intensidad y yo maldigo de ello, deseando encontrarme en el polo norte o aún más alnorte (sonríe). Mi nacimiento e infancia en África no significaron para mí una aclimatación, sino todolo contrario: me resulta un pensamiento angustioso imaginar la necesidad de vivir en un hirvientelugar del sur. Haberme ahorrado esta circunstancia es una de las fortunas —las pocas— que me hadeparado el destino. ¡Con tal de que Buz sea menos sensible a las temperaturas tropicales! Tendría que escribirme alguna vez para decirme si conoce detalles y datos sobre el puente, queestá planeado o en construcción, en Duisburg, del que leí algo hace poco. Tiene que ser el puente detránsito más largo de la Europa occidental, con sus 1'8 kilómetros y tras pasar por encima del puertoy un canal.Lo que se consigue en el terreno de las construcciones —estoy hojeando ahora una revista delas construcciones— es verdaderamente asombroso. Claro que también asombra en parte suaspecto y apariencia; mentiría si dijera que todo me satisface con respecto a la estética. Resulta casiimposible poder admirarlo en su aspecto plástico.Muy interesantes son los anuncios de nuevos materiales, entre los que hay algunosindudablemente muy bonitos...* * *Otra cosa: ¿habla Buz un dialecto, es decir, domina alguno? Se me ocurre preguntarlo porque heleído una hermosa frase de Goethe en «Fantasía y verdad»: «Cada provincia ama su dialecto, pueses precisamente el elemento por medio del cual crea el alma su aliento». Goethe dominó, por talrazón y asimismo, el hermoso bajoalemán, al que tenía gran estima. Según consta en un artículorecién leído, es cada vez menor el número de gentes que saben hablarlo. Creo que deberíanenseñarse los dialectos en las escuelas; sólo respecto al sajón mantengo mis escrúpulos (sonríe).Escuchamos recientemente dos sonatas para piano (Opus 109 y 110), compuestas porBeethoven en su último año; muy melancólicas, en parte muy características y que recuerdandirectamente la música más moderna; hay que escucharlas con atención, compenetrarse con ellas ysólo entonces se consigue valorarlas por entero. Siguió una bella y melodiosa sonata para violonceloy piano de Schubert; la única que escribió para dos instrumentos, según puede leerse en el texto queacompaña la cubierta del disco (detalle que hago constar para que no vayáis a creer que lo sabía...(sonríe).* * * Al hijo 18.11.1961 Eres mayor en un ciclo solar, en cuya efemérides te felicito de todo corazón. A tu edad, resultatodavía posible alegrarse por semejante día de júbilo. Con los años, la alegría va desapareciendo;generalmente, se exterioriza satisfacción hacia afuera, pero nada hacia el interior. Más aún: se consi-dera penoso verse arrastrado de una manera tan desvalida por la fuerza del destino; una fuerzacontra la que no se ha encontrado remedio alguno. Finalmente, cuando se es un «viejo carcamal»,como yo, preferiría no recordarse que han vuelto a transcurrir otra vez doce meses. Que en este casoalguien se atreva a expresar una felicitación es raro y más se debe a descuido que a otra cosa.¡Bonita carta de cumpleaños viene a resultar este conjunto de dolorosas filosofías! Quizá se deba alhumor de noviembre, al hecho de que la naturaleza externa penetre hasta nuestro interior.Por contra, tú, que estás a punto de llegar a ser un hombre maduro..., aquí exagero, sin duda,algo, lo admito (sonríe)..., celebrarás el día de una manera amablemente distraída.En realidad, importa poco que recuerdes lo aprisa que pasa el tiempo y no por propiaexperiencia, sino por la que tiene y ha tenido tu viejo padre; puedes creerme, pero hay que cumplirlos setenta para comprenderlo con toda su crudeza e intensidad. Se comprende así que hay que 56aprovechar intensamente los años, tanto en el trabajo como en el disfrute de aquello que es digno dedisfrutarse.* * *He leído que se han ideado dos automóviles cuya propulsión se atiene a nuevos principios queacaso sean más antiguos, pero que han sido objeto de perfeccionamiento: uno generado conelectricidad y otro con un superóxido de hidrógeno carbónico. No sé si se encuentran en un períodode experimentación o circulan ya en práctico uso. Una de sus ventajas sería que no envenenarían ycontaminarían la atmósfera de las ciudades; en el caso de la electricidad, su utilización me pareceplausible, pero el otro sistema produciría, en mi opinión, de que el resultante de la combustión fueraagua; es decir, que por el escape saldría vapor de agua, que una vez condensado dejaría caer alsuelo pequeñas gotas que las bajas temperaturas se encargarían de convertir en una capadeslizante, con el máximo riesgo para conductores y vehículos.* * * En el Polo Norte, 17.12.1961 He fechado la carta en el Polo Norte porque la pasada noche marcaba aquí el termómetro los 17grados bajo cero. Compruebo por el boletín del tiempo, que la noche pasada «disfrutasteis» vosotrosde 23 grados bajo cero y en las alturas del Gailenberg debió ser, sin duda, más frío.Leo que los pobres pájaros cantores de la tundra huyen de sus regiones árticas hacia aquí porque allá tienen una temperatura de veinte grados bajo cero, con lo que salen del lodo para caer enel arroyo, como vulgarmente se acostumbra a decir. Especialmente, hermosos son los blancos cisnescantores, que penetran en grandes formaciones y emiten su característico grito al posarse sobre losacantilados de nuestras costas. No sé si en su huida del frío, los pobres locos llegan hasta losmismos Alpes.A propósito de locos: veo en un periódico la fotografía del edificio de las colecciones alemanas,en el Museo de Arte Moderno en Nueva York, construido en 1949. A primera vista me pareciócontemplar una barraca de maderos, que se utilizara como almacén de enseres y tampoco másgrande que las habituales destinadas a tal menester. Pero lo cierto es que no se trata de nadapensado con aire provisional. El diseño está considerado como una obra importante, puesto que secita el nombre del arquitecto. A la vista de ello, podría ponerse en duda el sentido de responsabilidadde tal «artista»..., así como el de aquellos que toman en serio sus obras. ¡Qué es lo que haimaginado este hombre! Aquéllo por él «creado» no tiene ninguna relación con cualquier culturadeterminada existente en parte alguna del mundo. Y a mi entender, todo arte verdadero estáenraizado en el pueblo y el país al que pertenece el artista; de otra manera, no se trata de un ver-dadero arte, y el edificio concebido como representación de la exposición artística de una naciónadquiere el aspecto menos adecuado de lo que debería construirse con tales fines y su carácterresulta así totalmente neutro y nada significativo. Trasladado este concepto al terreno del lenguaje, me encuentro con que Herder escribió que sóloen el idioma materno, solamente en éste podía surgir un espíritu original. Todo autor original es unautor nacional; quien desea dominar la expresión, tiene que permanecer fiel a su tierra. Por medio delidioma se forma y educa a una nación. Consideradas así las cosas, podía ponerse, ciertamente enduda, la formación y educación de nuestra nación en estos momentos.* * * 20.12.1961 Hemos escuchado el maravilloso «Tedeum» de Bruckner en la hermosa interpretación de laOrquesta Sinfónica de la Emisora de Munich; hemos escuchado el concierto de Mozart en do mayorpara flauta y arpa y luego, el bellísimo concierto de piano número 2 de Beethoven en sí bemol mayor,con Kempff como pianista y los sinfónicos de Berlín, bajo la dirección de Van Kempen. Comoimpecable colofón, una serenata (op. 48), de Tchaikowsky, con un vals incluido, melodioso hasta loslímites del sentimentalismo patético, casi rozando con la cursilería... Por una vez, no tengo nada encontra (sonríe).* * * 57Día de San Silvestre, 1961 Querida: aquí me encuentro de nuevo al final de un año..., dentro de tres horas, las campanas ylos disparos de morteros y otros ruidos similares anunciarán la llegada del nuevo... Os expreso mifelicitación, deseoso como vosotros de que en el próximo final nos sea posible echar juntos «un buentrago». ¿Quién puede predecirlo? ¿Los astrólogos acaso?Es mi deseo que acudan los jóvenes amigos esperados y alegren vuestros momentos con sumúsica. Aquí hemos escuchado la Misa en sí menor de Bach, por lo menos en parte, pues seguirá lacontinuación. La Schwartzkopf cantó las canciones de Mozart, con el delicado acompañamiento deGieseking al piano. No sabía que existieran «lieder» de Mozart fuera de la ópera. La más hermosafue para mí «La separación», que me reveló un Mozart completamente desacostumbrado ymelancólico.* * * 25.2.1962 Disponemos en la actualidad de un librito de seductor contenido: «La cocina rusa». Seductorsolamente en su presentación, aunque no en la práctica. Nosotros, los tres últimos mohicanos, nopasaríamos ni por esas nuestro tiempo, en turnos o conjuntamente, en un fogón de casa de muñecascondimentando platos populares rusos según el libro de recetas, por mucho que ello llegara ainteresarme.* * * 22.3.1962 Recibí tu carta culinaria y sobre economía doméstica. Tienes razón: me interesa semejantedescripción que me facilita un cuadro vivo sobre tu diario trabajo. No te equivocas cuando temes quetus enumeraciones de recetas de primorosos platos y pasteles puedan hacerme la boca agua. ¡Huboauténticas cascadas! (sonríe). De no haberme ocurrido así es que me hubiera transformado en un asceta, aunque me pregunto si la palabra «transformado» está bien utilizada en este caso: sería másadecuado la de «contraído» (sonríe).Es una lástima que no pudieras llevar a la práctica las buenas ideas; prolongar la serie de librosde cocina en algo semejante al «arte de utilizar las sobras de una manera original y buena»..., unalástima para las amas de casa y la economía. Que se trate de improvisar constantemente de nuevo,con el objetivo de conseguir cada vez nuevas creaciones, no tendría que ser causa de inhibiciónalguna para conseguir los mejores resultados en este arte. Las reglas comunes, combinadas conrecetas que, por ejemplo, pueden aprenderse mediante la práctica, facilitarían, como ya ocurre, elestímulo de los propios descubrimientos. Mucho más para quien posee, además, esa «veta genial»,que no puede adquirirse y que se tiene desde la cuna (es también una imagen..., sonríe), como mihábil esposa.En conjunto, has pasado con toda seguridad, y de la manera más brillante, el examen de la vida,como tú le llamas; tanto en su conjunto como en el detalle de todas sus asignaturas.* * *Uno de Höfinghausen uber Elze, en la región de Hannover, escribió hace poco en un periódico:que el principio básico fundamentado en el racionalismo, según el cual la pretensión de que la verdadsolamente era comprobable según reglas causales y todo cuanto se dejaba enmarcar en dicha forma,pertenecía al gabinete de curiosidades de la moderna locura. Se refería para ello a la microfísica: elaspecto de las más pequeñas partículas de la energía en el núcleo del átomo no ha podido, ni acasopueda nunca, ser definido en unas leyes causales; a pesar de ello, la fisión del átomo es unarealidad.* * *Algo interesante y horrible en el terreno de la medicina: tras la escarlatina, que es en sí unaenfermedad leve, pueden nacer, cuando la sufre una embarazada, niños con deformaciones. Y estoaparece tan probado, que en Canadá y Australia está autorizada en tales casos la interrupción de lamaternidad. 58¿Has leído la atroz noticia de que en Inglaterra fallecieron seis lactantes y una larga serie luchatodavía con la muerte, porque una enfermera del hospital echó a la leche sal en vez de azúcar? Unaúnica cucharada de sal común obra sobre los pequeños como un veneno mortal.* * *Para no terminar con algo trágico, transcribo una nota de humor procedente de las memorias queestoy leyendo. Los cortesanos del príncipe regente bávaro, Luitpold, invitaron a Berchtesgaden aunos diecisiete o dieciocho montañeses para que él —viejo, pero fundamentalmente sano— secomplaciera con su buena constitución física. Cuando preguntó a uno de aquellos venerablesancianos cómo se sentía, opinó éste: «El cuerpo se porta bien, pero la mente está siempre a estosaños algo trastornada.» «Yo no siento nada de eso», repuso algo picado el príncipe regente. «Yotampoco», dijo a su vez el buen viejo. «Pero los demás, sí. Los demás sí se dan cuenta, créame.» Nofue invitado nunca más a presencia de Su Alteza Real. La anécdota me ha divertido, aunque no hayadejado de considerar con tristeza la edad propia y lo que puedan pensar «los demás». Aunque nocreo que, por de pronto, noten nada (sonríe).Uno-que-todavía-no-tiene-ochenta-años.* * * 25.3.1962 No sé lo que te hace ser contraria a que Buz se haya convertido en un apasionado y furibundo jugador de bolos. Jugar a los bolos es una magnífica manera de distraerse y distenderse, mejortodavía que el tresillo —que sirve para lo mismo— y con más ventaja en los trabajadoresintelectuales, puesto que los juegos de cartas de alto nivel exigen una concentración y una viveza deespíritu, cosa de lo que no puede acusarse a los bolos (sonríe), que en vez de ello exigen un cuerposano, por lo que puede considerarse «deporte de compensación». Definición, ésta, del juego de losbolos que quizás acojan con sonrisas compasivas los deportistas de «alto nivel»...* * * Trataré de conseguir el libro de Rehmann sobre la visión o concepto del mundo físico delmañana 64 . Resulta incomprensible para mí, hasta qué punto es válida una discusión sobre laprioridad del espíritu y la materia. ¿Qué tiene que ver la materia con la estimación o el desprecio?¿Cómo pueden emplearse tan valiosos conceptos en la realidad sobre la composición de la materia?Si así fuera, podrían considerarse estimación y desprecio como elementos insustituibles para lasubsistencia de la esfera terrestre.No me parece mucho más lleno de sentido el problema sobre situar a mayor nivel el espíritu o lamateria: como la materia, el espíritu está presente; pesar ambos comparativamente, sería, a mientender, tan poco lógico como preguntar qué tiene más valor, si el agua o el triángulo isósceles. Tengo mis dudas de que pueda llegar a ser decisiva la idea sustentada por Rhemann de que lamateria es el principio del espíritu. Se podría aquí formular el aserto contrario: es decir, que el espíritues la premisa de toda materia, por lo menos, si se acepta un acto creador como origen del ser encualquier forma..., pero esto tampoco podría, en realidad, probarse.Por lo que atañe a los fundamentos de la física, es tan indiscutible que la física se ocupa de lomaterial como el hecho de que el hombre tropieza en su investigación con fronteras que no soninvestigables, o mejor dicho, que se escapan a toda investigación y que seguirán escapando auncuando se consiga llevar aquellas fronteras más allá, Y es precisamente ahí donde obra o comienzael choque con el desconocido —eternamente desconocido— espíritu... Espíritu en el sentido de unafuerza espiritual, por lo menos para mi. Bajo esta consideración, ciertamente, es el espíritu entonceslo primario, pero sin que ello quiera significar una valoración, puesto que tal valoración carece aquí delugar alguno. Transcribo del libro «Mil y una sabiduría», con sentencias recogidas por Rolf Italiaander enArabia:«Colocad vuestras tiendas muy separadas, pero acercad vuestros corazones.»«Quien gusta de la miel tiene que tener paciencia con el aguijón de las abejas.» 64 ”Das physikalische Welt von Morgen" (El mundo físico del mañana), de Günter Rehmann. 59«La herida hecha con el hierro, cura; la herida hecha con la palabra no cura nunca.»Entre estos aforismos, bastante válidos en general, surgen muchos exóticos y extraños paranosotros; pero esto contribuye a aumentar el encanto.* * *Muy rápidamente otra nota divertida: la esposa de un ministro de Ghana compró en Londres, sinmucha discusión, una cama de oro puro. Su precio: 32.000 marcos. ¿Tienes tú una cama de oropuro? (muchas risas).* * *
    31.3.1962 Un pintor extendió en Londres, en un patio trasero, un lienzo de unos diez metros de largo ydistribuido por el mismo 142 tubos de óleo, además de diez litros de pintura líquida. Luego circulóarriba y abajo por el lienzo con un viejo automóvil. Apenas efectuado esto, vendió ya dos metros de la«obra» a un «aficionado al arte», por valor de 1.760 marcos. ¿Por qué no? El alma creadora nonecesita utilizar imprescindiblemente un pincel como instrumento para su expansión. Cilindros,mazas, ejes de cigüeñales, ruedas dentadas, ejes y cámaras de goma son únicamente medios algomás complicados y detallados; así, algo a lo que se califica de pintuia aparece tal como se ve. Másabstractas que algunas pinturas hechas a pincel es imposible llegar a ser. Poseedores de almassensibles: así progresa —con o sin automóvil— y se fabrica a metros el arte moderno.Peores son acaso los no-deseosos-de-ser--abstractos, sino de expresar-algo-concreto; he visto lareproducción de un cuadro de Henri Matisse de principios de siglo, que fue incluido hace poco encolección pública, es decir, readmitido, pues el director de la galería, hombre de la «vieja escuela», lohabía vendido arbitrariamente, para cólera de los partidarios de las «nuevas escuelas», ahoratriunfantes (sonríe). Lamentablemente, los «grandes sacerdotes», que son los entendidos, noestuvieron unánimes en el algo circular que aparecía en la mitad superior, libre en el espacio; durantemuchos años se consideró como «gorra»; ahora es cada vez mayor la tendencia a considerarlo comoalgo «cerámico». Un periódico desplegado de la cerámica-gorra que tiene —según se aseguraformalmente— que derivar hacia el jarrón, identificable con gran precisión, que contiene —según seafirma— la esencia filosófica. Esta obra, abiertamente expresión de una época, fue comprada por lapequeñez de 500.000 marcos (250.000 fueron dotados por un entusiasta y los restantes 250.000proceden de los fondos públicos).* * * Al hijo 31.3.1962 Con respecto a la construcción de casas, he tratado de hacerme una idea de lo que se realiza eneste campo de actividades. Es para mí enigmático que desde hace mucho tiempo, es decir, desde elprincipio de la construcción en la Alemania Occidental, no se haya utilizado la construcción medianteelementos prefabricados. Al decirlo, pienso menos en las casas individuales, en las que, como muybien opinas, queda expresada la intensa tendencia germana hacia lo individual, sino en los bloquesde alquiler de múltiples pisos en las grandes ciudades, que, montados por elementos prefabricados,hubieran sido construidos con mayor rapidez, reduciéndose asimismo los costos. En tal case, \ tendencia individualista no hubiera jugado papel alguno, ya que las viviendas por pisos hubieranpodido ofrecerse, en todo, caso, una vez terminadas y construidas según una norma preestablecida.Otros países así lo han hecho; de esta manera han construido los suecos bloques de diez y máspisos, según me ha sido dado leer recientemente. Para el ensamblamiento de las diversas partes seutilizan grúas y otros medios especiales. También en la Alemania Oriental, o por lo menos en Berlín-Este, se han construido estos bloques, cada uno de diez pisos y formados de elementos de cementoarmado. He visto una fotografía muy impresionante de la fabricación en serie de estas partes: en elcentro, dos raíles para la grúa, que corren con el transporte de la carga hasta el lugar deconstrucción. Si los habitantes de estas construcciones prefabricadas están satisfechos o se quejan,por el contrario, de algo, es cosa que lamentablemente no consta en el texto. De todas maneras,tales lamentos no podrían, de producirse, afectar en lo fundamental las ventajas de semejantesconstrucciones. Otra ventaja podría introducirse especialmente en las mismas, que no ofrecensiquiera las viviendas individuales: el aislamiento contra el ruido, que es algo que jamás se atenderábastante, dada su repercusión sobre el sistema nervioso del hombre de hoy. Por tu parte, pareces 60
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 interesarte especialmente en esto último. No cabe duda de que suscitará sus problemas, sobre todosi se prevé una variable conjunción de las partes para complacer las diferentes apetenciasindividuales..., pero poner toda la razón y reflexión al servicio de las soluciones, produce en definitivamayor satisfacción y complace a quien efectúa la tarea.* * * 8.4.1962 Sí; es bonito el humor, el humor en todas sus variedades: aquél que tiene su carta de naturalezaaquí, en el norte, aunque de vez en cuando se mezclen en el mismo unas cuantas gotas ácidas..., yel meridional, que con frecuencia es más amable, que no hiere con tanta facilidad, acaso por laspropias formas de su juego. Que te haya ganado tan completamente el alemán del sur me complace,aunque haya sido, como supongo, un tanto contra tu voluntad. Tan sólo me apenan los hombresenteramente impermeables al humor: tienen dificultades en la vida y dificultan, asimismo, laexistencia de quienes les rodean. Su ser aparece como de hojalata, semeja a un tambor con la pielrota, incapaz de dar un tono cálido. Son la propia sobriedad en persona y presumo que les ocurre loque corre parejas con la falta de humor: ser incapaces, también, de cualquier apasionamiento.* * * 22.4.1962 Te felicito por el diploma de ingeniero.., Sí; a ti, a ti en primer lugar. Te agradezco de todocorazón que hayas hecho posible los estudios del retoño y que alcanzara el final de esos estudios, apesar de todas las dificultades y obstáculos. Aunque no conozco con detalle los varapalos recibidos aio largo del camino, puedo perfectamente imaginármelos.Me decías en la carta precedente que el muchacho tenía el plan de combinar el tiempo deprácticas que deberá pasar en una construcción con la estancia de un año en África, en el marco delos programas de ayuda al desarrollo. Al parecer, estás muy poco entusiasmada con la idea de tanlarga separación, si bien el alejamiento resulta un tanto relativo en este mundo de los aviones areacción.Observado desde el punto de vista de la actividad profesional, aliento bastante comprensión porsu marcha a lejanos países y el deseo de dejar allá profunda huella. Le felicitaré cuando este anhelose haga realidad. Pero se precisa para ello haber llevado a cabo un completo aprendizaje, reunirexperiencias, seguir formándose en la práctica además de efectuar los ejercicios teóricos, superar lopoco habitual y lo desconocido, tratar con gentes de otra completa formación v vencer considerablesdificultades y obstáculos; todo ello en una escala mucho mayor a la que tendría que superar en supaís.* * * Al hijo 22.4.1962. ¡Mi querido ingeniero diplomado! Ahora eres uno de ellos. Has plantado así un hito en el caminode tu vida; has alcanzado un hermoso título, que no solamente suena bien al colocarse antes delnombre, sino que es un certificado de capacitación con firma y sello.Uno de aquí, que frecuentó él mismo la Escuela Técnica Superior y en ella ejerció la actividad deayudante, me aseguraba que el examen, con sus exigencias, no es ciertamente fácil, pero que vale lapena pasarlo, por lo considerable que es la reputación del título.Con mis felicitaciones por la terminación de los «años de aprendizaje» van mis mejores deseospara la aplicación con el mayor éxito de lo aprendido a lo largo del extenso camino de la vida. t* * * 29.4.1962 Para mí resultaría una idea insoportable asentarme un año en el África tropical o subtropical,como Buz desea; por desgracia soy «un poco» mayor que él. Respecto a tales intentos, estoyleyendo con renovado interés un ensayo sobre los «ovambos», una tribu negra del África del 61CARTAS DESDE LA CELDA 7
    Ilustración 5 - Hess, a la derecha de Hitler, en el «Día de la juventud» en 1938. Ilustración 6 - Hitler, es recibido por Hess, a su llegada al estadio de Nuremberg. 63
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Ilustración 7 - Puerta de la cárcel de Spandau. Ilustración 8 - Galería de la cárcel de Spandau y en cuya celda n.° 7 cumple su condena Hess. 64
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 3.6.1962 Las opiniones sobre el fumar difieren sorprendentemente cuando no se contraponen. No puedediscutirse el hecho de que existan fumadores que alcanzan una edad fabulosa aunque lo cierto esque tampoco se sabe a qué años hubieran podido llegar de no haber fumado (sonríe). Pero tambiénes indiscutible que la «condición» física es mejor sin nicotina. Lo prueba el hecho de que todos losdeportistas que se preparan para una importante prueba, futbolistas, remeros, etc., son obligados porsus entrenadores a renunciar durante meses enteros al alcohol y el tabaco. No se les exigiría tanto alos «pobres» en el caso de que no entrañara evidentes riesgos.Exceptuados estos luchadores por los laureles del triunfo, soy de la opinión de que deberíadejarse a cada cual en libertad para que obrara como quisiera. Comprendo perfectamente quealguien diga: prefiero seguir en el deporte algo rezagado o mantenerme por completo apartado delmundo de las competiciones que renunciar a fumar, cosa que me proporciona un placer incomparadoa cualquier otro.Pero muchos otros mantienen un punto de vista que difiere considerablemente de este: leí recientemente que un gran director de orquesta, Furtwängler, consideraba el fumar como una falta deautodominio, como la expresión de una mínima fuerza de voluntad. Al leerlo pensé que los artistasnecesitan casi siempre de estos estimulantes y son débiles en las cosas de la carne, por lo menos ensu mayoría. Quizás fuera el caso de Furtwängler completamente contrario, ya que era un apasionadoy excelente esquiador, que deseaba con toda seguridad mantener una excelente forma física... eraesquiador, aunque es seguro —por desgracia— que dada su edad, no puede ya serlo. (Pordesgracia, porque también «otros» han alcanzado esa edad).Po lo que atañe a tu sospecha de que la confusión en los períodos de lluvia y calma tiene surelación con las últimas explosiones experimentales atómicas, es algo que considero posible. No doypor válido el argumento de que en comparación con la atmósfera total de la Tierra, es muy débil laexhalación de calor o la expansión radiactiva para que obre efecto alguno. ¿Por qué no podríaproducirse, a escala mundial una dosis apenas mensurable, algún efecto, tal como lo producen en elcampo de la medicina las dosis homeopáticas ? Pero a pesar de que no son solamente los profanosquienes relacionan causas y efectos, sino también altas autoridades en materia científica, que hanreiterado una y otra vez sus advertencias, se sigue comineando, hurgando y provocando el fuego pordoquier 65 . Y ahora, algo divertido para terminar: el Papa León XIII, que sabía alemán y poseía una vena deoriginalidad, tenía un ayuda de cámara llamado Alois, que era bávaro de naturaleza y nacimiento. Todas las mañanas cuidaba de despertarle con la siguiente frase: «Vuestra Santidad, son las ocho ybrilla el sol». A lo que el Papa respondía con la frase estereotipada: «El Señor y el Santo Padre losaben.»Un día, Alois repitió: «Son las ocho y brilla el sol». De nuevo se escuchó la respuesta: «El Señory el Santo Padre lo saben.»A lo que Alois repuso: «¡Qué van a saber esos dos! Está nublado y lloviendo.» El representantede Cristo no pudo contener las risas... y con toda seguridad, también el Señor (sonríe intensamente.)Dado el carácter de aquel Papa, no dudo sobre la veracidad de la anécdota. (Es equivocadocreer que «anécdota» se trata solamente de una ocurrencia. En el diccionario «Duden» consta:«Anécdota: una historieta característica». Claro que la mayor parte de las veces tiene quefundamentarse en una faceta humorística, pero si se acentúa pertenece, a mi entender, al concepto«chistes».)* * * Al hijo 24.6.1962 Que hayas atravesado conjuntamente con un amigo el bosque bávaro, «para serpentear con todalentitud por los senderos más apartados», fue una buena idea y lamento tan sólo que el tiempohiciera que la empresa se quedara en su mayor parte en idea. Aunque no comprendo exactamente larazón: vestido adecuadamente, es decir, con un grueso impermeable y un sombrero idéntico, sepuede andar horas y días enteros bajo la lluvia. Por otra parte, no todo el tiempo caen torrenteras, 65 Escrito antes de llegarse a la suspensión de pruebas nucleares. (N. del T.) 65sino que se producen de vez en cuando algunos claros. El panorama que se tiene en un valle odesde una elevación sobre los picos y las cimas —por doquier surge el vapor y la niebla se rasga en jirones— resarce con su peculiaridad las muchas horas de humedad y limitada visión. El aire,saturado por la lluvia, es más agradable, precisamente cuando se trata de efectuar largasexcursiones y, por lo que a mí respecta, lo prefiero al tiempo claro y el calor.Me hago perfecto cargo de lo agradable que es hoy en día, cuando las carreteras principales yhasta las secundarias, están llenas de automóviles, con sus gases y su ruido, disfrutar de laatmósfera límpida de los solitarios y reposados senderos del bosque, recorriéndolos con el andarrítmico de la marcha y bajo el techo de las copas de los árboles; los trinos de los pájaros hacentodavía más intenso el silencio circundante... Según puedes comprobar, tan solo el pensamientodespierta en mi interior la vena lírica (sonríe).El placer de la marcha a pie parece haberse acrecentado en los últimos tiempos. El hijo menor deuno de mis colegas —está a punto de obtener el título— organizó con uno de sus compañeros ydurante las vacaciones, un «Paseo a Sira-cusa», impulsado por el relato de viajes de Seumes, delmismo título (el encantador librito se encuentra en nuestra biblioteca familiar); Seumes lo escribió afinales del siglo XVIII y principios del XIX, pero podría parecer en parte de hoy, tan moderno es suestilo de expresión.Los viejos consideramos que la idea de recorrer diariamente treinta kilómetros por las carreterasde Italia, no dejaba de resultar peregrina. Pero los dos, en cambio, anduvieron por caminossecundarios, con pocos automóviles, aunque soportando, eso sí, un calor agobiante, con el polvohasta los tobillos y no sin sufrir extensas llagas en los pies. El padre recibía puntual información sobretan singular viaje, pero absteniéndose en todo momento de expresar cualquier pensamiento o dar unconsejo, puesto que aunque se den con toda cautela, basta exteriorizarlos para que los señores hijoshagan justamente lo contrario (sonríe intensamente). No me cabe la menor duda de que eres por tuparte la excepción de los señores hijos (sonrisas más intensas todavía).Una prueba como ejemplo: tu carta demuestra que has escrito sin comas. O bien has olvidadoque existe semejante signo de puntuación o la máquina utilizada carecía del mismo (sonríe). ¿Quéocurriría si la utilizaras de vez en cuando? Ayuda a la claridad. No usarlas puede parecer másmoderno, si bien puede inducir también a errores por parte de los lectores rápidos. En tu carta leí algosobre una catedral «que a los veintidós años de su destrucción en un ataque aéreo fuesolemnemente consagrada en presencia de la reina inglesa.» Faltaban todas las comas. En el casoaludido se comprendía lo que había querido decirse, pero no ocurre igual en todos. ¡Vuelve en ti!(sonríe).Estoy leyendo o mejor dicho, estudiando, un libro por encima de todo elogio: es «El arte delestilo. Un manual de la prosa alemana.» El libro está escrito con tanta claridad como viveza y resultaejemplar por sí mismo. Es una antología de frases y párrafos que pueden considerarse positivos onegativos, la mayor parte procedentes de las obras de grandes escritores, y todo ello salpicado dedivertidas anécdotas (de allá procede la de León XIII y su ayuda de cámara Alois).La lectura es un puro deleite desde principio hasta al fin.Me han impresionado especialmente las opiniones que se expresan sobre el problema de losvocablos extranjeros y sobre todo, sobre la germanización de aquellos a los que no puederenunciarse; en estrecha vinculación con este tema se aborda asimismo el de su inclusión precisa ennuestro idioma. Tan sólo si escribimos esos «vocablos huéspedes» como palabras alemanas,quedarán legitimados para adición a nuestro acervo lingüístico, puesto que sólo así le resultaráposible al hombre sencillo escribirlos acertadamente, hablarlos y comprenderlos.Si se quisiera escribir una historia de la tontería, la manera con que incluyen actualmente en elidioma alemán los vocablos extranjeros ocuparía un lugar de honor. En el bajo latín se escribió elsonido «ph» de los vocablos griegos sencillamente con una «f». En la actualidad, italianos,españoles, escandinavos y eslavos proceden idénticamente. En los países latinos «philosoph»
    66 es«filósofo». Escribimos de una manera completamente ilógica «Fasan» 67 , «Elefant» 68 y «Efeu» 69 ,prescindiendo de la «ph», a pesar de que son vocablos originarios del griego, pero quien escribiera 66 Se conserva obviamente la palabra alemana para que el lector entienda el sentido de la reflexión. (N. del T.) 67 Faisán. 68 Elefante. 69 Hiedra. 66
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 «Filosof» 70 pasaría por un iletrado cretino.El sonido «o» lo escribimos en ocasiones con «ow», «oa» o «au». ¿Quién tropieza hoy con«Büro» 71 en vez de «Bureau»?¿Por qué no«Kor», en vez de «Korps» 72 ya que la antigua «C» fuecambiada en «K»? ¿O «Kakau» 73 o «Klaun» 74 . En la palabra «Schokolade» 75 hemos antepuesto Ta«S» a la «ch». ¿Por qué no decimos, por tanto, «Scheff» 76 o «Scharm» 77 .¿Qué podría oponerse aque se escribiera «Tron» o «Teater» 78 cuando nadie comete ya latontería de escribir «Hausthor» 79 como hace sesenta años?Los griegos conocíansolamente un sonido de «i»: la «y». Sería, por tanto, más lógico escribir«Hüdrant» y «Hüazinte» 80 . Quien considere esta propuesta un tanto singular, debería tener en cuentaque la manera con que escribimos y hablamos los vocablos extranjeros, es por completo arbitraria,falta del mínimo rigor científico y contradictoria. Todos los grandes lingüistas alemanes se muestranfavorables a la germanización de semejantes vocablos mediante su escriture: y su pronunciación a laalemana. (Reiner justifica esto enteramente). También estoy de acuerdo con su propuesta de simplificar la palabra «Elektrizitát» 81 por «Elk»,puesto que su origen se encuentra en el «electrón» griego. Y celebro la posibilidad de cambio queReiner no señala pero que resulta a mi entender completamente lógica: en vez del desagradablevocablo «Elektrifizierung», se trataría de decir simplemente «Elking» 82 .* * * 8.7.1962 En la crítica de un libro veo que el autor —él mismo diplomático de uno de los dos paísesanglosajones— se pronuncia decididamente contra la formación como juristas de las jóvenespromociones de su carrera, puesto que «la diplomacia es un arte».Pienso que esa advertencia atañe a todas las profesiones, es decir, aquellas que requieren de losactuantes en sus altas esferas (y el comercio no es una excepción) efectuar tareas de dirección ytomar decisiones para las que se requiere intuición, es decir, capacidad para obrar de acuerdo con lamisma, complementada por tacto y «olfato». Esto aparece, empero, en contradicción con elpensamiento y obra que preside habitualmente la formación de los juristas y se desarrolla su espíritu,que más tarde tendrá que habérselas con párrafos y rígidas normas, así como con estrictos clisésque serán las herramientas manuales —o mejor dicho, las herramientas espirituales— de su trabajo.No significa lo antedicho que una mente rectora deba carecer de conocimientos jurídicos, puestoque más bien podría decirse lo contrario, aunque solamente fuera para independizarse de losexpertos juristas y poder formarse una opinión propia en los asuntos concernientes a este campo.Pero lo cierto es que no debería efectuarse en el caso de los diplomáticos el estudio del derecho,contenido principal de su formación; no deberían ser unos «juristas por entero». Que ello podríaservirles como elemento

  • CARTAS DESDE LA CELDA 7 disposiciones espirituales, en especial entre los más dotados, que son con frecuencia los mássensibles.¿No sería más justo, en vez de efectuar los exámenes de la titulación en el transcurso del últimoaño y también de los dos últimos cursos, redactar una entera serie de trabajos como exámenes ysacar de ellos la consecuencia? En lo que concierne a la cultura general —considero que losexámenes sirven también para establecer el nivel de la misma— podría un grupo de examinadoresplantear problemas decisivos a los examinados o mejor, discutirlos con ellos para examinarlos contodo desahogo. De ello saldría efectivamente la impresión que plantea la madurez espiritual: pensarcon aptitud, resolver problemas y no atenerse tan sólo a datos y cifras. En lo que atañe a esto último,soy de la opinión de que en la extensión de la materia general se exige demasiado. Ello lleva a lasobrecarga y el cansancio del cerebro, a costa de la agudeza del pensamiento y la paz interior comopremisa para la meditación de los problemas y el ejercicio del dominio creador.¿Irás a Munich? ¿Tendrás esa dicha? No me refiero precisamente al carnaval (sonríe). Leí casualmente que se representaría allá el «Príncipe de Homburg» y ello me hizo recordar quetenemos las obras completas de Kleist en la biblioteca de nuestra casa. Ver una buenarepresentación del «Príncipe» —y con seguridad se ofrecerá— será un verdadero placer...* * * A la cuñada, señora Irmgard Beinert. - Spandau, 8.3.1964. Te agradezco las hermosas y consoladoras palabras sobre las ventajas de la edad —«madurez»,dices con más exactitud y sé honrarlo como se merece (sonrisa discreta)— sobre las ventajas de lamadurez, repito, en «el tranquilo reino psíquico», en contraposición a la juventud que da elasticidad alos músculos y los huesos.Como no me queda otra cosa que esa «madurez» estoy de acuerdo contigo, aunque algo «a lafuerza», admirando tu filosofía, que resulta tanto más admirable por cuanto al igual que yo, solamenteves la madurez desde lejos. (He leído que los biólogos colocan el principio de la vejez con lossetenta... ¡voto al diablo! (sonríe). O dicho con mayor franqueza: daría de buena gana algo del«tranquilo reino psíquico» para conseguir una vuelta a una correspondiente dosis de elasticidad; nosolamente se limita a los músculos y los huesos, sino que incluye también la esfera espiritual y aúnaquello que se encuentra entre ambas (sonríe). Resumiendo: no estoy tan lejos de la madurezpsíquica, a pesar de mi próximo cumpleaños en cifras redondas, para no sentir nostalgia de la ju-ventud.* * * 14.3.1964. Me alegra, comoa vosotros, que para mis setenta años y después, podáis aprovechar la libertaden el envío de libros 92 . Y acepto que ello alegra a cuantos afecta la decisión. Por lo que todos irradianalegría. Tan sólo se echa a faltar un celeste coro angélico que añada sus aleluyas. Quizás encuentrealguno el camino hasta aquí el día de mi cumpleaños... no son imposibles semejantes mensajeros.Aunque sea mediante un disco (amplia sonrisa).Aunque alegre, no he dejado de pensar en esta fecha en que se cumplen casi tres cuartos desiglo del principio de mi peregrinar por el mundo. Y no acierto a comprender la razón de que loshumanos adopten una actitud regocijada y de fiesta ante las efemérides. Si me miro en el espejocomo Narciso, no pienso en los narcisos, sino más bien en una viejísima y arrugada tortuga (sonríe,porque en definitiva, es lo mejor).Hubiera sido, como es natural, algo sorprendente haber «escogido» aquí lo que ofrecen lasbibliotecas de préstamo. Pero no es así: desgraciadamente, he leído lo que parcialmente podíasatisfacer mis deseos... de lo otro había, como es natural, a porrillo.* * * 92 Por vez primera desde la reclusión de los condenados en Spandau (verano de 1948) se permitió el envío de libros a los reclusos. 77
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 20.3.1964. Aunque me alegra saber que has publicado libros 93 no comprendo hasta qué punto las cartasrecibidas de mí, mis opiniones, pueden interesar a un mundo situado fuera del estrecho círculofamiliar. Releer tales cartas escritas en la cárcel cuando sigo siendo un preso y volver a recordarlas...¡no, muchas gracias!Incluso las más hermosas imágenes que puedan trazarse de ello, no consiguen hacerme grato elpensamiento. Si saliera de aquí y dejara todo a mi espalda, sería entonces diferente. Puedes portanto guardar tus libros como un regalo que hacerme a mi regreso... con tal de que no hayan amari-lleado hasta entonces.* * * Al hijo 28.3.1964. ¿Has oído hablar del nuevo método con el que se obtiene un nuevo material si se baña lamadera con un líquido determinado y especialmente compuesto y luego es sometido a la acción delos rayos gama? El resultado parece ser un aumento de la resistencia y la dureza en muchos grados.Esta nueva materia puede trabajarse como metal, pero conserva las deseadas propiedades de lamadera, su hebra, etc. Pero en confianza: todo ello es muy hermoso, aunque cabe preguntarse ¿paraqué quitar a la madera sus fines específicos? He leído en Demolí 94 algo sobre eso. Sobre eso y sobreotras cosas. Entre ellas, sobre el agua.He adquirido así la convicción de que el problema principal ante el siniestro acrecentamiento dela población terrestre no estribará en la creación de nuevas fuentes de alimentación, sino en laproducción de suficiente agua, tanto por la creciente industrialización en sinnúmero de países endesarrollo —la industria precisa la máxima cantidad de agua y se ceba en ella— como para latransformación de numerosas materias primas.La lucha por la posesión de estos fundamentos de la civilización será, con toda seguridad, elorigen de nuevas guerras. En conjunto, el libro resulta muy interesante y también puede calificarse dedepresivo, pues prevé que muchas cosas no tienen solución... no tienen solución por la imprudencia yla insensatez de la masa humana.No pertenezco a los que «leen aprisa», por lo menos en los libros de cierto nivel, en los que noresulta posible si se quieren comprender bien y trabajar sobre ellos. Además del volumen a que mehe referido, estoy leyendo otra cosa, bastante más ligera en general. Se trata de las «Memorias de laduquesa de Abrantes», la esposa de un general de Napoleón I. En los años juveniles, Napoleónfrecuentaba ya la casa de los padres de ella. Y por lo que dice de él en aquella época, queda sufigura bastante mejor que después. Tenía a la sazón todavía corazón y dignidad.He encontrado algunas otras noticias algo más antiguas referentes a su final y de las que no sé sianteriormente os comuniqué ya. En caso afirmativo, la reiteración no es ninguna desgracia: uno demis compañeros defiende a Napoleón de mis reproches de no haber buscado la muerte en el campode batalla o, de no haberlo querido el destino, habérsela dado por sí mismo, ya en 1814 o bien en1815, tras la catástrofe de Waterloo. Mi opositor asegura que gracias a haber seguido con vida le fueposible, en Santa Elena, escribir y ampliar la «leyenda», la exposición de su historia y sobre todo, desus campañas, tal como él las veía o creía verlas. Esto ayudó considerablemente al acrecentamientode su fama en todo el mundo y no solamente entre el pueblo francés» Yo sostuve mi punto de vista: Napoleón era ya una personalidad histórica como emperador deuna orgullosa nación. Resultó por tanto completamente deshonroso entregarse in-condicionalmente asus enemigos para poder dedicar luego su reclusión, no a «forjar una leyenda» —como opuse de unamanera mucho más realista— sino a tratar de engañar a los suyos y contrarios con falsificacioneshistóricas que cargaban las propias faltas a los demás, en la creencia que con ello servía a su propiagloria. Aunque por lo pronto alcanzara sus objetivos, a largo plazo se volvería todo ello contra él,pues una seria investigación haría que surgieran las falsificaciones y se ensombreciera la imagen desu carácter. 93 El libro "Inglaterra-Nuremberg-Spandau. Un destino en cartas", apareció en el año de 1952 y la obra "Prisionero de paz. Nuevascartas de Spandau", en el año 1955. 94 Reinhard Demolí: "¿Contra la Naturaleza o en su favor?" 78
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 En un momento de especial lucidez opinó en la propia Santa Elena que acaso hubiera sido mejorpara su gloria póstuma haber caído en el campo de batalla, bien en Rusia, bien en Leipzig.Por eso prefiero detenerme mayormente en el joven y resplandeciente héroe que era al principiode sus victorias, en el Napoleón de la duquesa de Abrantes. Resulta mucho más hermoso que pensaren el posterior y juzgar cómo tenía que haber obrado.* * * 2.5.1964. Se me ha dicho que el libro de Schelky, «La generación escéptica» no se me podía facilitar, sinoque os sería luego reexpedido, puesto que en el mismo se nos nombraba a nosotros, los aquí presentes; no sé en qué aspecto, pero tampoco le doy al detalle demasiada importancia. Por ello ostransmito el ruego de que no me remitáis libros en los que se mencione algo que ataña a nosotros,los que estamos aquí y otros de «nuestro tiempo», que es «aquel tiempo», si se exceptúa la críticanegativa... contra ésta no hay nada que objetar, pero sí sobre aquellas que incluso son neutras;ahorraréis a la censura un trabajo inútil y a vosotros, los portes.* * * 10.5.1964. Por lo que respecta a los retratos, todavía no enviados de madre e hijo, dadme la alegría de creeren vuestra buena intención para remitirlos. Cuidad que el rostro aparezca bastante ampliado. ¡Que nosea un obstáculo tu vanidad femenina! Que todos hemos envejecido, incluso considerablemente, escosa que sé por mí mismo, puesto que cada mañana se encarga de recordármelo el espejo cuandome afeito.Me imagino cuál será tu aspecto y el de los demás después de los veintitrés años transcurridos.Pero se ha afinado tanto mi espíritu en la valoración de las cosas que considero de la menorimportancia el aspecto exterior y ya tan sólo creo el alma como más importante; que el alma apenasha variado, es cosa que sé. Apenas ha variado: pero sí en algo, en el desarrollo vertical, hacia arriba,tal como corresponde a la madurez.Existe un vocablo procedente del griego, que saltó a mis ojos en el diccionario filosófico de labiblioteca, pero que ya he olvidado. No quiero buscarlo de nuevo, aunque no dejaría de causar suimpresión que me sacara de la manga semejante vocablo técnico, procedente de las altas regionesde la especulación científica (sonríe).Como una mínima compensación —no puedo, en definitiva evitarlo— algo que se refiere a lalingüística. «Un sinnúmero de hombres gritó «hurra»; es correcto según la gramática alemana, pero ami entender y según propia lógica debería decirse «gritaron»; puesto que no gritó el sinnúmero, sinolos hombres. Veo hombres, masas de hombres ante mi, que gritan, pero no un sinnúmero; algoabstracto que no puede verse. «Un montón de patatas estaba podrido.» Imagino las patatas podridas,no el montón. Montón, sinnúmero y similares viene a significar simplemente «muchos» para mí. ¡Dad-me la razón! (sonríe).Leo con frecuencia y con el mayor gusto un artículo del redactor Karl Korn. Remitir rápidamentesu pequeño volumen «Lenguaje en el mundo», puesto que me interesan mucho los conceptos queexpresa. Comoen su casoyen el vuestro, no deja de expresar sus reservas cuando una palabra,como «Phrase» 95 y «These» 96 , que tienen una raíz bien concreta, se modernizan para convertirse en«Frase» y «Tese». Y sin embargo, yo creo que no pasará mucho tiempo sin que se generalice esteuso, dejando a un lado la cuestión de su raíz.Cuando tanto se truena contra la reconstrucción o mejor dicho, la construcción de los edificiosque fueron destruidos, leo que la Opera estatal Unter den Linden, destruida enteramente en 1843, alparecer por causa de un incendio, fue reconstruida por Karl Ferdinand Langhans, hijo del constructorde la Puerta de Brandenburgo, idéntica a la anterior exteriormente y en su interior, con un aumentode los asientos, añadiendo una fila más. ¿Se irrita alguien en la actualidad contra esa «barbariecultural?» Unos pocos, evidentemente. Pero arman mucho ruido. 95 Frase. 96 Tesis. 79
    24.5.1964. También tenemos aquí ahora el encantador color verde de los alisos y un alegre césped. Sobre elmismo aparecen, en vez de vuestras pequeñas estrellas blancas de las margaritas, las doradasmanchas de las flores de los dientes de león... a los que prefiero especialmente. Pero el bárbaro del«jardinero» los descabeza siempre implacablemente con la máquina de podar al cuidar de «su»césped. Pero no puede desautorizar a los arquitectos, que aunque pertenezcan a la especie de losartistas, odian a los árboles más hermosos y quisieran talarlos cuando crecen ante susconstrucciones y estorban las claras y netas líneas. Con excepción, acaso, de los modernos delgremio, que no conocen línea alguna (sonríe). Tengo que admitir empero que su césped forma una espléndida alfombra, no tan «inglesa» comolas inglesas, no completamente lisa, aunque las desigualdades y ondulaciones formen un juego deluces y sombras que hagan el cuadro todavía más encantador; a ello hay que añadir el aroma de lossaúcos... en suma, un paraíso (sonríe de una manera comedida pero irónica),* * * Al hijo 9.8.1964 Creo que la más efectiva solución intermedia, aunque no sea la solución definitiva del problemadel tráfico en las grandes ciudades es modernizar los transportes públicos, haciéndolos cuanto máscómodos sea posible y dotándolos del máximo número de asientos, de tal manera que los pasajerospermanezcan sentados el mayor espacio del tiempo que empleen en desplazarse. Igualmentedebería aumentarse su velocidad, con preferencias de paso y tráfico, de tal manera que se llegaracon mayor rapidez a la meta que en el vehículo propio.De igual manera, autobuses de gran tamaño recogerían a los usuarios en grandes aparcamientossituados en los extremos de la ciudad, donde les dejarían de nuevo al término de la jornada detrabajo. El trayecto de estos autobuses discurriría por unas determinadas calles que quedarían libresdel tránsito principal, y en los puntos de cruce con la masa de automóviles privados se les concederíauna más amplia señal verde que a estos últimos.Si con ello aumentaban las dificultades para los conductores de vehículos privados, que apenaspueden ya hoy moverse, mucho mejor. Pues de esta manera terminarían por descender de susautomóviles para utilizar los vehículos públicos, ahorrar así tiempo y energía nerviosa, leer en paz ytranquilidad y relajarse simplemente, sin tener que preocuparse del volante y el acelerador, del cocheque les precede y del que les sigue.Cuanto mayor fuera el número de los que utilizaran los vehículos públicos, más despejadasquedarían las calles y mucho más utilizables por parte de aquellos que optaran, por las causas quefueran, por el uso de los vehículos privados; los camiones de reparto comercial no serían los últimosen beneficiarse de estas medidas.Lo mucho que podrían quedar despejadas las calles queda de manifiesto si se tiene en cuenta elespacio que ocupa en el río del tráfico un autobús, con capacidad para cuarenta pasajeros, unospasajeros que no se sientan ahora en su interior, sino que utilizan su propio vehículo y en la mayorparte de los casos, se desplazan solos.El coste que representaría aumentar el número de vehículos públicos y dotarlos de mayorescomodidades se vería compensado, con toda seguridad, por el ahorro en la construcción de túnelesurbanos, pasos elevados, aparcamientos subterráneos, etc. Igualmente mejoraría el problema de lacontaminación de la atmósfera por los gases desprendidos de los motores, pues en vez de emanarde los tubos de escape de treinta o cuarenta vehículos privados, saldría solamente al aire el gasdesprendido por uno, aunque fuera procedente del motor algo más grande de un ómnibus.En idéntica medida se reduciría el ruido, por lo menos en lo referente al producido por el tráfico.Por lo que parece —y según me ha sido dado leer— representa el ruido un gravísimo problema en elmomento actual. Pero aunque se escribe y se maldice mucho, apenas se progresa nada en suresolución. La policía de Zurich representa una elogiable excepción, especialmente desde la creaciónde un grupo especial para la lucha contra los ruidos; se trata de una especie de «comando» deataque contra los ruidos de toda especie, compuesto por un oficial y tres sargentos especialmente 80
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 adiestrados y con los que es posible establecer contacto telefónico día y noche.Los habitantes de Zurich se pronunciaron mediante consulta popular en favor del traslado de suaeropuerto comercial. En algunas ciudades, tal como París-Versalles, ha tenido que prohibirse elfuncionamiento de los transistores. ¿Pero qué viene a representar el sonido de estos en relación conel estrépito general? Una pequeña acción práctica para aquellas gentes que desean huir del ruido,por lo menos cuando están de vacaciones, la ha llevado a efecto una «Liga para la lucha contra elruido» de Dusseldorf: se ha redactado así una lista de hoteles y lugares libres de ruido. También parece representar un problema el torrente de prospectos y anuncios de las másvariadas especies que «cada mañana aparece en los buzones». En una carta dirigida a un periódicoleí la pregunta de por qué no se tomaban algunas medidas legislativas al respecto. Ya en Babilonia,una ordenanza de policía prescribía que «quien valorara sus mercancías con demasiado estrépito degritos, se vería obligado a venderlas a mitad de precio porque una buena mercancía también puedevenderse en voz baja (sonríe) y por tanto, tenía que ser necesariamente mala aquella que estuvieraunida al ruido...* * *Aquí se está agradablemente fresco, gracias a Dios. Por la mañana, alrededor de las diez ymedia, disfrutamos de diez a doce grados. Para dar rienda suelta a tu propensión a disfrutar del calor,ve a África. Construye para un presidente negro una moderna carretera de acceso a su palacio y larecubres de oro y ónice. Regresarás luego con la dignidad de «Sir Buz» y colgará de tu cuello laorden «del Rinoceronte Blanco». Quizás pertenezcas al grupo de limitadosblancos, que se hanhecho allá más «sabios» con su actividad y han creado un más «blanco» 97 conocimiento de sí mismos. Quizás haya que atribuirlo al sudor producido por algunos meses a cuarenta y cinco gradosa la sombra (sonríe). Quieras o no, ejercitas ya en estos momentos lo que es asarse por tu obligadaestancia veraniega en el mar de asfalto y piedra que es Munich. Aprovecha la «única oportunidad»(sonríe). Nunca se sabe de antemano lo que es bueno. Haced siempre lo mejor para no-tener-que-cambiar-nunca. Por lo menos, en lo que al espíritu se refiere. Y con este consejo de filosofía práctica (sonríe) termino ya...* * * A la cuñada Ingeborg Pröhl. 22.8.1964. Soy partidario de que se enseñen nuestros dialectos en la escuela, tal como es práctica corrienteen Suiza; claro que no hay necesidad alguna de llevar las cosas a aquellos extremos, pues leía nohace mucho que para la mayoría es el suizoalemán 98 la única lengua que dominan, que el altoalemanse considera un idioma extranjero de difícil comprensión y que incluso escritores conocidos eimportantes como Durrenmatt, tienen dificultades en hablarlo y escribirlo. Contra esta perspectiva,existe en nuestro caso el peligro de que se extingan muchos dialectos populares.Ha sido especialmente valioso para mí tu indicación sobre los ejercicios gimnásticos que debopracticar 99 . Sin tu autorizada opinión, algunas singularidades se me habrían pasado por alto, por loque vuelvo a agradecerte tu atención y me dispongo a seguir entusiásticamente los ejercicios. Tengo,sin embargo, la seguridad de que el equilibrio no es cosa muy sencilla para «un viejo caballero». Enconjunto —y esto es lo más doloroso para mí— pertenezco a los «débiles básicos»—, como algunosde tus niños. Como en tantas otras cosas, el viejo y el niño o por lo menos, una parte de los niños,vuelven a aproximarse aquí. Me esfuerzo en «mantenerme», haciendo gala de una gran fuerza devoluntad, pero sin gran éxito, según puedo comprobar. No creo que en este sentido puedasprestarme una gran ayuda; ni el lúpulo ni la malta, ni nada semejante podrían obrar eficazmente eneste caso: no lo puedo evitar.* * * Al hijo 26.12.1964. El estimado señor arquitecto me ha comunicado con gran satisfacción que el señor arquitecto 97 Hay aquí un juego de palabras intraducible. "Weis" significa blanco y también sabio. (N. del T.) 98 "Schwyzerdütsch", dialecto que se habla en la Suiza germana, (N. del T.) 99 Ingeborg Pröhl es profesora de gimnasia terapéutica. 81
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 estatal ha pasado el examen de asesor y entrado así en posesión del preciado título. Tomo al mismotiempo conocimiento de que el señor arquitecto estatal no experimenta el menor deseo de poner susnunca bien estimados conocimientos al servicio de un gobierno que —al parecer con razón— gozadel mayor prestigio en el interior y el exterior y en vez de ello, el señor arquitecto estatal quiere ponersu capacidad y su ciencia a disposición de la economía privada. Decisión que tendría que conside-rarse incomprensible al ser de sobras conocido el mayor volumen de esfuerzo y trabajo que requieresemejante puesto, comparado con el del Estado... Detalle éste que el señor arquitecto estatal mepermitirá que graciosamente le subraye, aunque siempre con la mayor de las diligencias y respetos.Pero como la voluntad humana es como se sabe, su reino celestial, prescindo del sumiso intento deconvencer a Su Excelencia para que salga de su cielo y me permito al tiempo desearle por lo menosdicha y felicidad durante la estancia en el mismo... Con el máximo respeto, señor arquitecto estatal...(abundantes sonrisas).Recibirás abundantes cartas de este tono, o mejor dicho, las recibirás en el caso de que noquisieras apartar tu camino del Estado. Claro que tengo —hablando con seriedad— la máximacomprensión para ello, como puedes suponer. Te felicito de todo corazón por el fructuoso examenque ha facilitado el título y te deseo en el momento de colocar el importante hito, mucho éxito ysatisfacción en tu profesión. Creo que te sentirás magníficamente bien cuando des principio a tuactividad. Puedes creerme si te digo que la noticia de tu éxito ha significado para mí una gran alegríanavideña. Tanto más cuanto llegó con sorpresa, ya que uno de mis colegas afirmaba que no sólotranscurrían semanas, sino meses, hasta que se sabía el resultado del examen. Pero quizás ocurracon los arquitectos asesores algo diferente al de los asesores de justicia, que es para lo que queríaexaminarse su hijo. Que a última hora ha renunciado, según parece, a ser funcionario y se contentacon ser abogado en Munich.Dudo que la profesión de abogado llegara a satisfacerme... ese prolongado trato con disputas,bajezas, estafas y crímenes; ese desear, en el fondo, que los hombres acentúen lo máximo posibleesa desagradable faceta del carácter del «homo sapiens» sobre el que florece el negocio. Mejor ser juez que abogado. Pero eso cae ya dentro de las filas del funcionario, del que tanto tú como el hijo demi colega habéis querido huir.* * *Ante mí brillan, destacándose en la semioscuridad del fondo, vuestras ramas navideñas con lashojas del abeto, una cinta dorada y al lado los mazacotes de cera —apenas pueden llamarse «velas»—sobre unos platillos de madera. Huele a árbol de Navidad, cera y agua de Colonia. Os doy lasgracias por los regalos visuales y aromáticos y sobre todo, por los regalos más trascendentes: loslibros, ocho en total, llegados para conmemorar la fiesta. Los recibí todos, quizás hasta «Contra eloleaje» de Röpke, con el que la censura ha querido ocuparse un poco más, tal como tú habías yaprevisto con bastante clarividencia.La Nochebuena y el día de Navidad cogí de nuevo a Lorenzen, el observador de los animales 100 y disfruté considerablemente. ¡Qué hermoso es tener un libro que leer, con el que sé que os habéisregocijado vosotros con anterioridad!Como música de fiesta escuchamos de nuevo los cantos gregorianos, así como los «Concertigrossi» de Haendel; canciones navideñas por coros de muchachos, así como canciones popularesinterpretadas por Fischer-Diesku y la Schwartzkopf, sin olvidar las sonatas para piano y violín deBeethoven y Chopin.El día 24, el tiempo nos obsequió por lo menos con una delgada capa de blanco azúcar, que semantuvo el primer día de fiesta; hoy, el tiempo es enteramente navideño: diez centímetros de nievepolvo y seis grados bajo cero de temperatura cuando salimos, al mediodía, unas dos ha:"as para pa-sear por la deslizante alegría.* * * 7.2.1965. El tesoro del 25 de enero está ante mí… aunque no por todos así considerado y con algunoshuecos. Según lo que se ha comunicado oficialmente, habías escrito algo sobre la censura que 100 "Al habla con el ganado, los pájaros y los peces", de Konrad Lorenz. 82
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Fue Wellington quien propuso la isla de Santa Elena, que había conocido en los tiempos de suregreso de la India.Si se exceptúa la privación de la libertad, al prisionero de las potencias no le fue demasiado mal. Tenía una corte consigo, su propia servidumbre con cocineros, su vajilla de plata. Podía recibirdilatadas visitas de curiosos viajeros, sin que se ejerciera sobre él vigilancia alguna. Podía pasear ocabalgar donde deseaba, pero le molestaba que en las excursiones largas (solamente en éstas) leacompañara un oficial inglés. O se mostró airado porque en una ocasión, el gobernador —que encierta manera era el director de la cárcel— apareció ante él en el transcurso de una inspección, sinhaberle preguntado con anterioridad a qué hora y en qué momento le parecía oportuno recibirle alalto prisionero.Resulta extraño, por tanto, que ante una reclusión tan suave, incluso que por parte de unapersonalidad tan entera y reflexiva se adquiriera psicosis de reclusión, como lo demuestra el hechode que Napoleón sufriera hasta su final una «sospecha fuertemente enraizada en su ánimo» de quequerían asesinarle. Y que Lowe era un «apuñalador o envenenador enviado por el ministerio inglés».Este pensamiento era «la materia habitual de sus lamentaciones y la causa de sus temores que leatormentaban con exceso».* * * 27.3.1965. Muy interesante ha resultado para mí la información que me remites procedente de «La Historiade los pueblos alemanes», del profesor Helbok, sobre el perfecto arado de hierro de los antiguosgermanos, que estaba en posesión desde muchos siglos antes de las emigraciones hacia el sur y lespermitió unos cultivos agrícolas altamente desarrollada. Yo también había sido de la opinión de que lacultura de nuestros antepasados había estado situada muy por debajo de la romana. Y ahora se ponede manifiesto de que en un terreno, que en aquel tiempo era de tan destacada importancia —laagricultura mediante las herramientas más importantes para ello— eran ejemplo para los romanos, apesar de la alta cultura que estos poseían. Creo inclusive que el arado, según su primitivismo o superfeccionamiento, puede tomarse como nivel para medir la altura cultural de los pueblos.Lo que me has escrito me ha venido muy bien al sostener un debate con uno de miscompañeros, que consideraba a los germanos en tiempos de su colisión con los pueblos medi-terráneos, como ejemplo de su opinión de que los pueblos de baja cultura precisaban el contacto deotros superiores para alcanzar un más alto nivel.A esta opinión he opuesto la convicción de que existen pueblos con tendencia al desarrollocultural y otros en que ésta no existe. Si fuera de otra manera, algunos primitivos de hoy deberíanhaber alcanzado una mayor madurez cultural; también ellos han tenido miles de años a sudisposición para ello. A pesar de ello, no han salido de un módulo mínimo y permanecidosencillamente al mismo nivel. Muchos no han conseguido pasar al siguiente: cavar para conseguiragua y crearse fuentes. Con la aparición del agua, hubieran tenido que conseguir los recipientes paraguardarla, con lo que hubieran ascendido al siguiente estadio cultural. Hay claros ejemplos, sinembargo, de que en el mundo actual existen pueblos primitivos que desconocen la búsqueda delagua y cuando ha dejado de funcionar la conducción construida para ellos, se han sentidodesamparados. Al exigírseles algo más que la simple repetición de lo aprendido, ha quedado demos-trada la falta de habilidad creadora, revelándose su esterilidad cultural.Casualmente, antes de esta polémica, leí un largo ensayo sobre este tema y llegué a dudar, pesea lo que habitualmente había creído, que la cultura de los germanos fuera tan baja como la de lospueblos primitivos de la actualidad, en tiempos de las emigraciones. De ahí mi alegría por tu casualinformación sobre los resultados de las investigaciones referentes al arado.* * * 11.4.1965 Sería hermoso que pudiéramos palear la nieve acumulada bajo el peso del invierno..., es lo queme ha revelado muy sugestivamente «Entre nosotros en Allgäu» 102 . Quería ejercitarme primeramenteen el autodominio y no abrir el libro hasta el día en que lo hubiera conseguido. Pero me he debilitado, 102 Alfred Weitnauer: "Entre nosotros en Allgäu". Ver la carta del 13.12.1965 84
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 según tengo que confesar para mi vergüenza: antes de que hubiera podido tomar decisión alguna, ellibro aparecía tentador ante mí, con sus encantadoras fotografías en color de las vertientes cubiertasde margaritas y las veraniegas montañas como fondo. Es en todos los conceptos un volumenextraordinariamente hermoso: las extraordinarias fotografías conseguidas —respecto a las de colordejo todas las prevenciones hasta ahora mantenidas, pues las reproducidas aquí están fuera de todacrítica— los encantadores dibujos, los textos amenos y hasta humorísticos, divertidos y al mismotiempo instructivos, que aciertan a destacar lo más interesante. Un arte que resulta entre nosotros untanto singular; los anglosajones lo dominan con más frecuencia y constancia. Consiguen que locientífico no tenga que ser por ello pesado y aburrido; los editores alemanes eliminan, por contra, elriesgo de ser acusados de «anticientíficos» por escribir de una manera comprensible y amena. Enresumen: leo sus textos con mucho placer y siempre con una sonrisa de satisfacción, reponiéndome de los difíciles y tan sólo muy pocas veces amenos tratados económicos. Tan sólo Gailbraith 103 aporta alguna nota de humor, incluso en sus temas más prosaicos: se revela en ello por enteroanglosajón.Volviendo a las fotografías del libro sobre Allgäu: aprecio sobre todo, cuando las contemplo, laamplia perspectiva que poseen. En el caso de que lo desconocierais, he aquí un «truco»: todafotografía puede adquirir una mayor plasticidad cuando se la contempla solamente con un ojo ydesde determinada distancia. Esta distancia depende del tamaño de la ampliación y también del focode la cámara; hay que experimentarlo previamente y en las grandes fotografías de Allgäu bastancuarenta centímetros. Una vez conseguido el alejamiento necesario, la sensación de profundidad esmucho mayor, en especial en las fotos interiores de templos y monumentos. No puedo dejar deinsistir en el encanto de los colores, especialmente al contemplar el paisaje teñido de los coloresotoñales; es al mismo tiempo una excelente ejercitación... para el endurecimiento del alma (sonríe).* * *Un endurecimiento del alma será también una condición previa para un largo viaje espacial,dejando a un lado el físico no menos necesario. La incertidumbre misma sobre las posibilidades deregreso, la visión de los cuerpos celestes y la lejanía de aquello que hasta aquel momento había sidobase misma del ser, sin sentir siquiera su fuerza de gravedad como último vínculo de unión..., todoesto tiene que llegar a los límites de lo espiritualmente soportable e incluso trasponerlos.Al parecer, uno de los problemas estriba en recobrar en el más corto espacio de tiempo, una vezperdida la fuerza de gravedad en el transcurso del viaje al espacio, las condiciones que ésta supone,sin que se produzcan alteraciones susceptibles de dejar consecuencias posteriores. Con todaseguridad, el problema se solucionará antes que los posibles efectos psicológicos que el largorecorrido pueda producir.¿Habéis leído que los dos cosmonautas soviéticos —uno de los cuales «descendió» en elespacio—, han traído consigo una película, de tan considerable metraje, que su proyección dura dequince a veinte minutos? Con toda seguridad, se proyectará también en Occidente, como primera desu estilo. Si tenéis la oportunidad de verla, no la desaprovechéis. Significa la participación —aunquesólo sea por medio de la imagen, si bien en colores y animada— en un acontecimiento para el que laexpresión «de los que hacen época» es tan sólo muy débil: se trata de la realización de algo que haexcitado la fantasía del hombre, sin que creyera siquiera posible su materialización. Vosotros podréisdecir, sin embargo: ¡estábamos presentes!* * * Al hijo 25.4.1965 Es muy sugestiva la comparación de las predisposiciones latentes en el hombre con lo que en laplaca fotográfica espera el revelado. ¡Cuan claro consigue mostrar semejante paralelo lo que esfundamental!Muy interesante resulta también la indicación de que en el continente africano eran desconocidosla rueda, el arado y el velamen hasta la aparición del hombre blanco.A mi entender, hay que clasificar como «hombre blanco» a la casta dirigente de los antiguosegipcios, que llegaron a África unos mil años antes de los que ahora se entiende como tales. Puestambién los egipcios de entonces conocían rueda y arado; por lo que atañe al velamen, no lo puedo 103 John Kenneth Gailbraight: "La sociedad de la opulencia" 85
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 asegurar. Pero esta anticipación cronológica no altera en nada lo que se deduce del hecho: que losprimitivos habitantes no habían conseguido estas sustanciales ayudas por sí mismos, que no se lesocurrieron estas ideas y que fueron precisamente los representantes de una raza creadora —unoscomo otros indogermanos o de origen indogermánico—, es decir, los «colonialistas» quienes se losaportaron (sonríe).Cuanto en otro estadio cultural, por lo menos abierto desde los tiempos de la Edad de Piedra,alcanzan hombres de nuestras latitudes en determinados campos —en el caso presente, la medicina,la cirugía— lo comprobé estos últimos días en la información sobre el hallazgo de un cráneo de aquelperíodo en la Baja Sajonia: la tapa del cráneo había sido levantada para efectuar algo de tantaimportancia como una trepanación. Tengo que añadir, empero, que a la vista de las fotografíasconsideré mucho más probable que un querido antepasado se hubiera hecho una copa con el cráneode un adversario vencido; es decir, que la «operación» fue culturalmente poco elevada (sonríe),aunque los investigadores sean, naturalmente, de otra opinión. He tenido ocasión de avergonzarmede mi primitivismo al leer los últimos detalles sobre el tema. Los médicos consideran, a la vista deldesarrollo de los bordes del hueso craneal, que el «paciente» había vivido por lo menos dos años, yen otro ejemplar —se habían encontrado con anterioridad otros cráneos en los que aparecían huellasde intervenciones quirúrgicas—, pudo establecerse una longitud de vida de veinte años. Pero a pesarde todo, subsisten en mí considerables dudas: semejantes operaciones requieren hoy unosconocimientos considerables e incluso, en tales casos, no puede garantizarse su éxito. ¡Instrumentosde astillas de piedra! ¿Cómo podían esterilizarse? Hay que tener en cuenta las minuciosas medidasasépticas que deben tomarse hoy en día para que la cosa no resulte de antemano sin esperanza. No;pensándolo mejor, no me avergüenzo de la teoría de la copa y en cuanto al «crecimiento» de losbordes aserrados de la masa ósea, podrían ser alteraciones producidas en el curso de los mileniostranscurridos y susceptibles de considerarse como un proceso de crecimiento. Ello no obsta para queentre los antiguos egipcios se practicaran semejantes operaciones. Hay que considerar, de todosmodos, que vivieron posteriormente a nuestros hombres de la Edad de Piedra y estabanculturalmente y en todos los aspectos, mucho más adelantados que estos.* * *Contemplo en fotografía el hermoso parque de vuestro balneario de Wiesbaden; aparece unalaguna con un espejeante juego de luces y delante, las ramas en flor de un tulípero de Virginia.«Aspira la brisa de la primavera», dice el proverbio árabe. Aspíralo y disfruta de la existencia tras eltrabajo del día y entre las agrias semanas. Lo que se tiene, se tiene, aunque llegue más tarde de lodeseado (sonríe)* * * 16.5.1965 Hay que darte toda la razón cuando opinas que el carácter incomparable de Walter Giesekingcomo pianista está en relación con la época de su juventud, cuando disfrutó en plena libertad. Lalibertad en la Naturaleza aparece así como determinante para el genio en mayor grado que el asfaltoy las exigencias de la civilización ciudadana, que no deja escapar a los hombres del gregarismo y lesimpide profundizar en sí mismos. En la frecuentación de la escuela aparece un detalle tambiéndecisivo: alguna clase diaria, pero en el campo, de tal manera que fuera posible absorber todas lasesencias del mundo circundante. «Formado» fue también, con toda seguridad, en su casa, por unpadre que sólo por su ejemplo y sus sugestivos intereses —la ciencia de las mariposas— obró sobrela mentalidad y el espíritu de su hijo. No escribes nada sobre la madre. Con toda seguridad, ejercióigualmente su influencia con el sentido de la prudencia y la práctica sabiduría que debiócaracterizarla.* * * 23.5.1965 Hay que contemplar —en el parque zoológico o la Naturaleza abierta— cómo los animalesapacibles del parque se comportan entre sí, cómo se juntan y cómo sufren visiblemente, gritandodesesperadamente, cuando uno de ellos se aparta. Asistimos a semejantes escenas aquí, en el jardín, entre los pajaritos. Y vemos cómo las parejas de tórtolos se arrullan, precisamente ahora —seaman «como los tórtolos»—, aunque acaso mañana falte uno de los miembros de la pareja, porque 86
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 la suficiente distancia para emitir las fotografías necesarias, sin estrellarse contra la superficie delplaneta o pasar a gran trecho en el espacio! La alta matemática y la alta física desarrollada porgeneraciones y generaciones, hasta penetrar en la Antigüedad, la han llevado al punto expansivo enque ahora se encuentra. Y aún esto tampoco habría sido posible sin el milagro constantementerenovado de las computadoras electrónicas, que permiten seguir todas las características del vuelo ydarle las correcciones precisas, mediante unos cálculos complicados que se efectúan en eltranscurso de unos segundos. Sin la ayuda de las computadoras se precisarían meses antes de quefuera posible transmitir las correcciones necesarias, cuando ya la sonda se hallara en una trayectoriaequivocada que la llevaría a través del sistema solar hacia los espacios siderales, tal vez en rutahacia la nada. Pero el espíritu creador del hombre consigue enviar a los cuerpos espaciales por élcreados y por él dirigidos, hacia el camino deseado. ¡Qué grande puede ser el hombre, por lo menosal reflejarse esta grandeza en la obra de sus más selectos espíritus!* * * 19.9.1965 ¡Qué cosas hacen los «artistas» actuales!; he visto los proyectos para la nueva Opera de Madrid.De no constar en el pie lo que quiere significar, habría tomado el conjunto por un montón depeñascos artificiales destinados a una de esas instalaciones de los modernos parques zoológicos,donde los leones se encuentran en libertad. Hablando con toda seriedad, no sé en qué sediferenciaba el proyecto de esto último. Jamás se me habría ocurrido que aquéllo era un edificio y,mucho menos, una ópera. El crítico que hacía el comentario del proyecto, no había podido tampocorelegar hasta lo más profundo los «anticuados» conceptos, ya que se permitía decir que solamente elcorte longitudinal descubría las instalaciones teatrales. Como es natural, el proyecto ha obtenido elprimer premio.* * *¡Un libro sencillamente sorprendente! Se titula «Nuestra herencia árabe» y tengo que confesarque por los conocimientos que tenía del tema, había esperado algo, pero no esto. Se trata de algo enverdad apasionante.Además de las matemáticas —con los importantes quebrados 1/4 = 0'25), tenemos queagradecer a los árabes la astronomía. En cuanto a la Medicina, no habría creído posibles losadelantos a que llegaron y que sólo en muy pequeña parte llegaron a Occidente, tras recoger ellegado de los griegos. Incluso los médicos del emperador Maximiliano I eran impotentes contra lasenfermedades infecciosas, que se creían contagiadas por la mirada del paciente y en conjunto, uncastigo de Dios. Solamente hacia el final del siglo XVIII se abrió camino entre nosotros la vacunacontra la viruela que los árabes habían llevado ya a la práctica en los tiempos preislámicos.Conocían desde 1200 el cáncer local como una enfermedad general del organismo. Operaban yaentonces con anestesia (haschisch) y desinfectaban con alcohol (vino). Hacían historiales médicos enhospitales ejemplares, con jefes médicos y auxiliares, que iban de enfermo en enfermo seguidos delos estudiantes, al igual que se hace hoy en día. Además, conocían y trataban enfermedades de lascuales no tuvimos nosotros conocimiento hasta bastantes centenares de años después.El inglés Harvey pasaba hasta ahora por el descubridor de la circulación sanguínea, pero en elaño 1924 y en una disertación pronunciada en Freiburg, un joven árabe dio la noticia, luegoconfirmada, de que en el siglo XIII, el médico árabe Ibn-An-Nafis, había examinado a fondo y descritola circulación de la sangre, así como las funciones de las cámaras cardíacas, el papel del pulmón y elproceso de su oxigenación.Unos mil años antes de Darwin habló un científico árabe sobre la evolución de las especiesmediante su funciona] adaptación al medio ambiente (!). Rectificaron a los griegos en sus errores,efectuaron diagnósticos diferenciales sobre la meningitis cerebroespinal, las cefalitis infecciosas, así como aquellas de carácter secundario, todo ello «de una manera clara y plena, como no se podríahacer hoy mejor». Escribieron también gruesos libros; en el siglo X apareció una obra colosal deMedicina, que sirvió de texto durante siglos al arte médico europeo. Pero también se publicó un«Libro de los primeros auxilios», útil cuando no se tenía médico alguno a mano, con el uso y laaplicación de elementos coquinarios y extraídos de las plantas. Fueron los primeros que utilizaron laquímica en Medicina-No creo que todo ello sea conocido por nuestros médicos.Diversas cortes europeas, entre ellas la del emperador Federico II, tenían médicos árabes. Su 90
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Sicilia constituía, con España, un puente de la cultura árabe.Os escribo todo esto para que sepáis en qué atmósfera me crié en mis años infantiles y juveniles(sonríe).* * * 25.9.1965 Tengo ahora la comprobación científica de lo que siempre había sospechado y no me habíacansado de expresar estos días he leído un informe sobre el III Coloquio de la «SociedadInternacional de la Psicopatología de la Expresión», que —dicho sea de paso— se ha celebrado porvez primera en un país de habla «anglogermana» en vez de, como hasta ahora, en uno de lenguarománica, como hacía notar uno de los participantes. Sobre si considera este hecho como algofundamental para su ulterior desarrollo o simplemente accesorio, es cosa que no queda expresado enel texto.Entre otros, presentó su ponencia el profesor Walter Winkler; en su época de joven psiquiatra de Tubinga publicó un libro titulado «Psicología del arte moderno», que motivó a su aparición, en 1949,«una considerable sensación». Los muy «cuidados análisis» de Winkler culminaban en la clasi-ficación del arte moderno en una «forma existencial de carácter psicopatológico», llamado«esquizotimia». La pérdida de la integración definía al arte moderno y su esencia. Bajo la influenciade su gran maestro Ernst Kretschmer, encontró Winkler características de esquizofrenia en losmodernos pintores, de Kandinsky a Klee, pero también las encontró entre los surrealistas, queilustraban su íntima desintegración.En la actualidad se distancia Winkler de sus «pecados juveniles», se sigue diciendo en el texto.Supongo, por mi parte, que tal distanciación es fruto de la intensa ofensiva desencadenada contra élpor los airados partidarios del arte moderno; pero no por ello deja de prestar atención máxima a estaorientación artística. Apareció en Freudenstadt, el lugar de la asamblea, con un «análisismodificado», en el que se refería a Freud y C. G. Jung. Con toda probabilidad, la «desintegración»resulta identificable con la «pérdida de los medios», el «controvertido concepto» de Sedlmayrs. Y lacomunicación aporta, como disculpa por el «antiguo error», lo que a mi entender resulta más decisivoen cuanto a la conclusión: Winkler es hoy en día director del hospital del «Land», de Westfalia (quees con toda claridad el decente eufemismo para nombrar un manicomio), situado en Gütersloh;cuando se profundiza en el arte de los esquizofrénicos se encuentran «todos los elementos del artemoderno». Pero lo que en los modernos es deseo e intención, resulta en los esquizofrénicos casi unimpulso. Aunque es mi opinión que el «deseo» puede estar originado también por un desconocidoimpulso que consigue «obras de arte» que en su esencia se identifican con la de los enfermosmentales. Tuve al mismo tiempo un revelador ejemplo de lo que es capaz de hacer un periódico con elcontenido de una información que no le resulte grata dar a conocer a los lectores, en este concretocaso, por la razón de que el venerado arte moderno aparece como una consecuencia de alteracionesmentales: un periódico resumía el entero informe con el concepto de que Winkler había iniciado unaaproximación profundamente psicológica al arte moderno con ayuda de los esquemas de ladesintegración, la regresión y la introversión. ¡Así puede callarse la verdad con la utilización de todauna serie de vocablos!Claro que luego, en el transcurso de la misma información, se escapaba la verdad por lasmismas líneas. En el sanatorio se había efectuado la exposición de los cuadros pintados por losenfermos, aunque tan sólo visitable por los participantes en la asamblea. Con idénticas finalidades seproyectó allá una película en color titulada «El poeta y el unicornio», aunque también, de maneraestrictamente privada. Idea, dibujo, esbozos y filmación, habían corrido enteramente a cargo de losenfermos de un establecimiento psiquiátrico de Lausana, con el resultado de una indescriptible«fantasía surrealista» y «extraordinaria simbología». Aunque se deseara —según quedaba dicho—hacer visible el filme a todos, con la finalidad de desterrar los prejuicios sobre los enfermos mentales,la responsabilidad que se tenía hacia el arte moderno exigía discreción, «con el fin de impedir unascontroversias demagógicas y prevenir confusas analogías» (!). (¡Cuánto regocijo por mi parte!¡Ciertamente, es evidente que las analogías saltan a la vista!)En la segunda de las informaciones se decía que tomadas las cosas en su estricto sentido, nopodía hablarse de un arte de los esquizofrénicos, puesto que las obras de arte sólo podían crearlas 91
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 los artistas, que, como todos los restantes humanos, pueden estar enfermos también. Con estaaudaz maniobra trataba el crítico de salir de la tenaza: cuando los locos crean obras de arte, no estánlocos y, por tanto, su arte no puede ser enfermizo, con lo que mediante la inducción del hechoposterior al anterior, el penoso adjetivo no podía aplicarse al arte moderno.Pero mis conclusiones son contrarias: las obras de arte sólo pueden crearlas los artistas, pero loslocos consiguen obras que los sanos no consideran obras de arte, sino reflejo de su enfermedad. Ycuando gentes que se denominan artistas crean obras que se parecen a las de los locos, no son poranalógica conclusión artistas..., son enfermos como aquéllos, por lo menos en lo que atañe a esecapítulo llamado «arte».* * * 3.10.1965 Me ha entusiasmado vuestra postal del Weiseensee en Füssen. No podían mejorarse,ciertamente, las fotografías en color que ahora se consiguen. La enviada por vosotros es un pequeñocuadro, en el que aparecen las finas tonalidades del lago, con las sombras de las nubes detrás y lapátina otoñal suavemente dorada sobre árboles y praderíos. Dejando a un lado la técnica fotográfica:¡qué magnífico es este paisaje! He colocado la foto a la altura de mis ojos y e« como si fuera unagigantesca ventana por la que tuviera una vista abierta sobre un espléndido pedazo del mundo, sobreuna naturaleza pura y llena de profunda paz.* * *Con los libros pienso en mis queridos árabes, que se hacen cada vez más apreciados; cuantomás leo sobre estos testadores de Occidente, mayor es el aprecio que siento hacia ellos. Hoy herecaído en los libros de aquellos «locos» arábigos, si es que así pueden denominarse en el sentidoamistoso y cordial de la expresión. Era un tiempo en que los monjes —los únicos que se ocuparon ala sazón del legado cultural dejado por los griegos, que cuidaron de su perduración en escritos ytraducciones, revisando sus aspectos científicos y procurando, incluso, acrecentarlos— tuvieron laprohibición de su Iglesia de «contaminarse» con los libros «paganos»; cuando algunos monjesllegaron inclusive a quemar la «materia del diablo» —¡es completamente cierto!—, destruyendo así loúnico e irrecuperable; por aquella misma época eran recogidos por los árabes, que armabanexpediciones para explorar los lugares donde se suponía que había textos griegos, pagándolos a altoprecio o exigiéndolos como contribución bélica. Los limpiaron y protegieron contra cualquier otradeterioración, pero sobre todo, los vertieron a la lengua arábiga y los incluyeron en las grandesbibliotecas —y también en bibliotecas privadas—, pues el nivel espiritual de los hijos del Islam sesentía halagado con la posesión de los libros. Posesión que no era en ningún momento pasiva,puesto que estudiaban en sus textos estableciendo con ello los fundamentos del progreso científico.En al año 963, un visir legó una biblioteca compuesta por 117.000 libros. La del califa Al-Asis, enEl Cairo, agrupaba un millón seiscientos mil volúmenes, entre los que se contaban seis mil quinientosde matemáticas y dieciocho mil de tema filosófico. No puedo alejar de mí la sospecha de que haya al-guna exageración en estas cifras, pero incluso si se reducen a la mitad o aún a un cuarto, el númeroresulta sorprendente. La biblioteca de Nisamija, la famosa escuela superior de Bagdad, contaba tansólo como fondos de adquisición con un presupuesto anual que alcanzaría en la actualidad un millónde francos oro. Las traducciones hechas en los hermosos caracteres arábigos y transcritos al másfino papel —poseían molinos papeleros— o pergamino (piel de gacela), estaban valiosamenteencuadernadas y ornamentadas.«De los libreros» se denominaba una parte del bazar. Uno de los más famosos de estos libreros,a quien cabe dar inclusive el calificativo de científico, es autor de una compilación de títulos de lastraducciones hechas al idioma arábigo y obras originales, un «Catálogo de las Ciencias», al que seañade a cada título una referencia bibliográfica. ¡Y todo ello en el siglo X! Tan sólo trescientos años más tarde llevó un emperador alemán una biblioteca de viaje consigo,transportada en camellos. Era Federico II, como es natural, que no en balde se había rodeado desabios y científicos arábigos. Entre los libreros había anticuarios, especializados en la compraventade valiosos ejemplares para bibliófilos. Todo ello demuestra que debe valorarse lo que tenemos que agradecer a los árabes, tan sólo enel campo de la transmisión de escritos de la Antigüedad y agradecerles el alto nivel espiritual que lesinspiró tales iniciativas. (Por contra, la Humanidad agradece a unos fanáticos cristianos que entre- 92
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 que es clasificado por el crítico como una reacción consoladora, que entraña por sí misma la convale-cencia.Así lo deseo con él.* * * 13.12.1965. Escribo a mis dos más queridos seres una «carta navideña», a medio mes de las Navidades ycon un temple de ánimo que puede llamarse festivo... afuera, en el jardín, cieno pardo y dentro, pálidofuror, pues estoy aquí y no en cualquier otro lado (sonreír). Es tan difícil que renuncio a forzar miánimo para situarme en un estado de cristiana humildad, resignación y perdón (sonríe).Por lo menos, he conseguido situarme en el mundo que os rodea. Lo he logrado con ayuda delhermoso libro que hace tiempo me remitisteis: «Con nosotros en Allgau». Me he extasiado ante lasespléndidas fotografías en color y he releído con apasionamiento, casi con arrobo, los textos que lasacompañan. Tanto ha sido el efecto que han obrado sobre mí, que casi me falta el tiempo necesariopara escribir esta carta.Con toda seguridad volveré a hojear el libro en la Nochebuena. Con mis pensamientos, mismejores deseos van hacia vosotros... viejos y no satisfechos deseos. «Todavía no satisfechos», puesaunque tarde mucho, mi fe en su cumplimiento final sigue inconmovible. Estos deseos son poderestar juntos vosotros y yo...* * *Las fotografías del libro sobre Allgäu significaron un alivio de algo que anteriormente me habíaafectado: la reproducción de cuadros modernos, seleccionados y comentados por Gaiser; «afectado»no es exactamente la expresión... resulta mucho más exacta, sacado de mis casillas. Puesto que elsentimiento no entra en juego a la vista de estas obras, con algunas excepciones, entre las que hayque incluir «Vista sobre el Walchensee» de Lovis Corinth y algún impresionista francés del siglo X[X.Estos últimos siguen siendo para mí las únicas obras en las que mediante la técnica de las manchas,los pintores han conseguido captar la brillante luz meridional.Pero hay muchas otras cosas, contra las que se resiste todo, incluida la frialdad de un análisis. Ysin embargo, tengo interés hacia estos —¿cómo los llamaría, ya que «cuadros» no es lo exacto?—hacia estas pinturas», desde que estudió estos últimos días el libro de Navratil, «Esquizofrenia yarte.» Volví a hojear la selección de Gaiser. Avasalladora, llevada hasta un extremo de manierismo,están las constantes que Navratil comprueba conjuntamente en los «modernos» y losesquizofrénicos. No sólo presenta pruebas en los dibujos de los enfermos mentales. En Gaiser, laspruebas están también en el otro lado, entre los artistas «normales». Gaiser no ha efectuado suselección según las indicaciones de los médicos psiquiatras; se ha limitado a subrayar aquello queconsidera lo mejor en las modernas tendencias, prescindiendo de cualquier extremismo. ¡Y a pesarde todo, sigue surgiendo esa sorprendente comprobación!Muy interesantes y reveladoras considero las analogías que se encuentran entre los manieristasy los esquizofrénicos; entre estos surge tan sólo cuando se encuentran en una aguda psicosis, quedesaparece con su expresión en dibujos. Así, la tendencia a los «signos misteriosos»; son simbólicasal respecto las cifras y letras que aparecen asimismo en las «obras» de los artistas modernos, inclusoen tan conocidos como Picasso y Paul Klee.Igualmente aparece en los locos y los «artistas» el «perfil mezclado». Es decir, una cabezarepresentada al mismo tiempo de perfil y desde delante (como es frecuente en los dibujos de losniños pequeños).Ambos tienen asimismo la tendencia a la impudicia y el exhibicionismo. Ambos muestran unaafición a lo desacostumbrado, fuera de lo normal, abstruso y monstruoso. Los manieristas y losesquizofrénicos, pero también los primitivos y los niños se entregan con gusto a las deformaciones;los dos primeros hasta la fragmentación, de tal manera que los retratos aparecen dispersos endistintos elementos. También es mencionado Henri Moore, que ha dividido una escultura femenina... Ya conocéis tales «obras de arte», que toda persona normal y desprovista de prejuicios consideraproducto de enfermos mentales. Los psiquiatras tienen su explicación sobre ello. También es común la tendencia a calificar o definir obras abstractas con títulos o nombres, sinconsideración a la similitud... una tendencia que se manifiesta asimismo en los primitivos y los niños. 97
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Quiero hacer constar en especial a los discípulos y cultivadores del arte abstracto que no tengonada contra el mismo y hasta puedo encontrar estéticamente atractiva la combinación de colores enla que no es identificable ningún objeto. Pero en tal caso tendrían que denominarlo «sinfonía decolores» o algo por el estilo, pero no «Niño ante el Sena». Aquí es donde la cosa pierde la gracia opara ser más exactos, donde comienza a tenerla.«Niño en el Sena» es como se titula uno de los cuadros comentados por Gaiser. Está compuestopor un sinnúmero de finos rectángulos alargados, idénticos en su dimensión y de diversos colores,colocados en diferentes posiciones. Me dio la impresión de una bonita «alfombra de fantasía.»Mantuve al respecto una discusión con uno de mis colegas. Sostenía con toda seriedad —al principiolo consideré una broma, una ironía— que en un extremo era identificable una pequeña figura y queen otro lugar se veía la torre Eiffel. Con toda la buena voluntad y obligándome a la objetividad no mefue posible distinguir nada. La controversia sobre el arte moderno se hizo al respecto cada vez másencarnizada, aunque terminó en bromas e íntimo regocijo por ambas partes.* * * 24.12.1965. Nochebuena. Afuera suenan las campanas. Ante mí arden vuestras velas, y las ramas de pino,unido al olor de la cera, forman un aroma de Navidad. Pero a pesar de todos estos ingredientes, nose crea la atmósfera de fiesta. Sorprende hasta qué punto se ha acorazado mi ánimo. ¡Por fortuna!De otra manera, sería una noche insoportable.Por lo menos hojeo un libro apropiado a las fiestas, enviado por la biblioteca de préstamo.«Navidad: culto y costumbres ayer y hoy.» Hermoso y poético texto, información sobre costumbres deotros tiempos, así como reproducciones de imágenes y esculturas de las diversas épocas referidas(Editorial Marión von Schróder. Hamburgo). Compruebo que el árbol de Navidad es más antiguo de loque suponía. El arbolito ¡aparece ya en un grabado, cuyo autor vivió en los años 1697-1777. Es unatípica muestra del arte de Ludwig Richter, enteramente dentro de su ingenua profundidad: Jas mu-chachas adornan el árbol y el padre, anciano, trabaja en un rincón. Aparece una habitación navideñaen grabado polícromo de Heinrich Hoffmann. Grabados en madera, también coloreados, procedentesdel siglo XIV. Entre otras reproducciones consta la fotografía de uno de los belenes más antiguos y almismo tiempo más hermosos de Alemania: el del convento de los benedictinos de Frauenwórth, en elChiemsee, que con seguridad se encuentra ahora en un museo. También se muestran los usos ycostumbres más antiguos en sus modernas versiones: en fotografía de color aparecen niños cantoresel día de Reyes, de casa en casa y pidiendo dinero. Estoy seguro de que muchos de ellos irían esedía hasta el interior de África, si allá lo encontrarán. Pero sí... hoy lo encontrarían gracias a la ayuda alos países en subdesarrollo (sonríe).El librito de Navratil sigue siendo inapreciable para mí; contemplo las obras de arte modernodesde otro punto de vista.Cuanto desorden se ha importado entre nosotros, que la gran masa ha admitido sin pensarlodemasiado. De todos modos esa «gran masa» es en todas sus capas, más delgada de lo que yohabía supuesto. Y con estas pocas consideraciones festivas, que corresponden sin embargo a mi humor actual(sonríe), ¡basta por hoy!* * * Al hijo 24.12.1965. Tienes toda la razón al decirme que tras el «tubo neumático» se enconde sin duda —tal como esobjeto de descripción— un reportero dotado de una buena dosis de fantasía, que ha informado sobrealgo ideado en principio, pero que no obstante no ha sido objeto de ningún estudio serio todavía.Me has convencido sobre su posible utilidad en el tráfico urbano. En lo que respecta a suposibilidad en los grandes trechos, de ciudad en ciudad a través de centenares de kilómetros,estamos también de acuerdo. Te doy toda la razón cuando dices que un viaje de Munich aWiesbaden bajo tierra, resultaría muy poco sugestivo. Pero lo cierto es que sí sería útil para aquellosque desearan efectuarlo en el espacio de una hora, es decir, puramente para los desplazamientosrápidos como en la actualidad el avión, aunque posiblemente más seguro. 98
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Si se sumara lo que se concede en subvenciones para el tráfico aéreo y los presupuestos de laconstante construcción y readaptación de los aeropuertos, así como el coste de un ferrocarril capazde alcanzar los doscientos kilómetros de velocidad, es posible que se obtuviera una buena parte delcapital necesario para el tráfico subterráneo. No hay que olvidar que gracias a este alivio tendrían queconstruirse menos carreteras suplementarias y nos veríamos liberados —cosa que a mí me parecepor lo menos tan importante— de la necesidad de utilizar un terreno, en definitiva escaso, para laconstrucción de redes de carreteras.Me ha alegrado la observación marginal que haces en tu carta: «no hay que viajar, acarrear ytransportar a cualquier precio»... Me ha alegrado por el modo de pensar que la observación revela.* * * 15.1.1966. En el «Apolo asesinado» de Senger 106 he encontrado un capítulo sobre Tristán Tzara que resultaa mi entender especialmente revelador, en relación con el arte de los esquizofrénicos y su parentescocon los artistas modernos «normales». Aquí se trata de un paralelo entre el arte poético y el plástico.Que en este caso resulta completamente loco aquello que sus partidarios consideran normal, es cosasobre la cual no cabe abrigar duda alguna cuando se «disfrutan» tan sólo un par de frases: «... lamancha claroscura que nada en la gran boca llena de miel y excrementos.» «Mediante el pegado deetiquetas se desencadenó la lucha de los filósofos y se comprendió por segunda vez que lacompasión es un sentimiento como la diarrea con referencia a la náusea, que afecta a la salud,impura mancha de carroña que afea el sol.» «Yo destruyo los compartimientos del cerebro y laorganización social, que arrojan la mano del cielo al infierno... Quizás deseaba con odio instintivootros compartimientos mentales por rabia de que los propios estuvieran ya destruidos.» Estodiagnosticó un psiquiatra de Zurich consultado al respecto: «Dementia praecox», locura juvenil. Novaldría la pena ocuparse de este hombre y sus «creaciones», de no haber sido fundador delmovimiento artístico «Dada», al que dio nacimiento con un manifiesto generado en estado deevidente demencia, en el que aparecen frases como las mentadas. Pero tampoco esto sería digno demención, que un loco hiciera locuras, de no haber tomado parte los modernos artistas en la fiesta,aplaudido frenéticamente y prodigado las máximas alabanzas al movimiento y su creador.* * * Al hijo 22.1.1966. Compruebo —según lo que estoy ahora leyendo— que una gran parte de las gentes se siententodo, menos felices, aunque sin saber exactamente porqué. Igual que —reducido a lo individual y encortos lapsos de tiempo— como si alguien tras una serie de «excelentes días», en que han gozadode todo lo que les apetecía y no solamente en «alimentos espirituales», los buenos burgueses de lasociedad del bienestar quisieran, como los encadenados, salir de su situación si supieran cómohacerlo. Tú indicas, sin embargo, el camino: el desarrollo de aquello que es contrario a cuanto resulta enel día de hoy. El problema estriba en la aplicación de esta terapéutica; quien lo intenta se hacedetestar, como todo aquél que prescribe una amarga medicina complementada con una dieta deabstinencia de las habituales y diarias golosinas. Hasta que las gentes lleguen a darse cuenta de quea la larga sabe mejor el pan negro que los pasteles constantemente degustados y que la disciplinaespiritual reporta mayores satisfacciones que un dejarse llevar por sí mismo. Es posible que sedesarrolle finalmente un proceso de recuperación natural impulsado por la propia Naturaleza (comolos que luego niega el médico, precisamente por haberse efectuado sin su participación y en contrade todas sus teorías... sonríe.)Los así curados tendrían luego que dejar de producir y consumir todo lo superfluo... tan superfluoque basta un avasallador reclamo para obligar al hombre masificado a su consumo. Deberían cumplirestos condicionamientos para convertirse en los «perfectos ciudadanos», como presupuesto, a suvez, de una perfecta Constitución, de acuerdo con la cita de Schiller hecha por ti 107 (y que yo noconocía siquiera). 106 "Apolo asesinado" por Alexander von Senger. Capítulo 14; “Tristán Tzara” 107 "Habrá que empezar en crear ciudadanos adecuados para una Constitución, antes de poder dar una Constitución a los ciudadanos yserá ésta una labor para más de un siglo." 99
    Claro que es más importante concentrarlo todo en la cons-[…]social, que arrojan la mano delcielo al infierno...» Quizás […] ción y la higiene que en la creación de nuevos bienes de consumo...Por lo pronto, más importante que esa constante carrera consumista que amenaza con anegarlotodo. Pero llegará sin duda el momento —yo no viviré para verlo, pero tú acaso sí— en que medianteuna racionalización progresiva, las necesidades sociales se cubrirán con creces y dejando a un ladola carrera del consumo, se prestará la atención debida a lo que es necesario, sin tener en cuenta suelevado presupuesto. Y al decir esto, pienso por ejemplo en el «tubo neumático». Sería unabendición que el puro tránsito utilitario desapareciera bajo tierra, al igual que las locas velocidades,que tendrían allá dentro ocasión de desarrollarse al máximo. Las calles superiores quedarían así libres para la gente que se tomaría su tiempo para el indolente tránsito, disfrutar del paisaje,preservar los nervios y volver a ser «humanos», en una palabra.* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 25.1.1966. En las últimas cartas has evocado con frecuencia el tema del arte moderno; quiero informarte loque he leído en los últimos días de involuntario ocio: que Plutarco nos cuenta que los trabajos de laAcrópolis no fueron proyectados tan sólo por Pericles; en el curso de una generación, cuando Pé-neles murió tempranamente, se llevaron a cabo «en breve tiempo y para toda la eternidad». Con subelleza era portadora entonces cada construcción de Atenas del frescor, florecía eternamente su juventud; intangibles por el tiempo, las obras eran tan bellas como el primer día, como si fueran por-tadoras de un eterno aliento, para el que no pasaban los años.» Y como contraste presente con ello —de todos modos, no vivimos en la época de un Pericles—la significativa atribución por parte de un jurado (11 de los 15 miembros se pronunciaronfavorablemente) del «Premio del Arte juvenil 1965» a la «selecta» obra «Sterco d'elefante». Ahí sereconoce el espíritu de la plástica actual. Pero lo que los críticos de arte han olvidado decir es que laexpresión plástica, antes de llegar a ser «obra de arte» estuvo en el trasero de un elefante. Losexpertos pasaron por alto, al husmear y olfatear en torno a esta obra, la traducción de su nombreitaliano al alemán. Se habrían enterado de que «sterco d'elefante» significa, excremento de elefante.¡La coronada «obra de arte de la juventud» no se trataba de otra cosa que de una vulgar deyeccióndel proboscídeo!Este ejemplo completa todos los anteriormente expuestos por íi.* * * Spandau, 29.1.1966 Leo en un artículo que ha aparecido un nuevo libro de Navratil, éste titulado «Esquizofrenia ylenguaje. Hacia una psicología de la poesía». Las observaciones que se hacen en este terreno tienenconsiderable semejanza con las efectuadas anteriormente en el campo del arte. En sus ataques pro-ducen los enfermos mentales llamados «artistas modernos», en ocasiones ejemplos tan absurdos yfaltos de coordinación como los producidos por los «dadaístas», que están representados con susexcrementos en el libro de Senger. La palabra «excrementos» no tiene que admitirse solamentecomo secreción de su espíritu, sino también en su significado más lato; no es posible públicamenteque continúen utilizando las expresiones correspondientes al lenguaje vulgar alemán, lanzadas adiestro y siniestro; pueden soportarse en boca de un apacible campesino, pero resulta intolerable queaparezcan escritas. Escritas, además, por supuestos poetas y unidas a los vocablos de Dios, Jesús ylos ángeles. Y todo ello amparado bajo la capa del arte expresivo. En el «diálogo» sobre el tema seme han opuesto fuertes argumentaciones: una de ellas, la principal, que esa gente odia el arte, quedesean aparecer precisamente como el «antiarte» —hablan ellos mismos de su antiarte— y que nopretenden, por tanto, presentarse como artistas. Dejando a un lado que no comprendo cuál es en talcaso el sentido de su actividad —una actividad incesante, dotada de carnavalescas característicaspero presentada como un contenido vital— hice la pregunta de que en tal caso, porqué estos textos ypinturas que no son arte, aparecen en periódicos y revistas que hablan de arte y cómo no solamentese las clasifica como obras de arte, sino que como tales son también objeto de la mayor valoración.Nadie se vio capaz de explicarme tan tamaña contradicción. El diálogo finalizó pues, con el silencio.Así van las cosas (sonríe). A pesar de la vejez, sigo manteniendo el autodominio suficiente para 100
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 guardar silencio cuando el momento lo requiere (sonríe).Por ello me han llenado de satisfacción tus observaciones sobre la construcción y coronamientode la Acrópolis en el espacio de una generación; tan acabada que se conserva su belleza por toda laeternidad. Este es el criterio del verdadero arte —pienso—, que no debe ser otro que conservareternamente su concepto de la belleza. No sólo las construcciones, las pinturas, sino incluso lasánforas y las llaves de los griegos nos aparecen todavía hoy estéticamente perfectas hasta en susúltimos detalles. Y tras milenios, los humanos que posean todavía una sana sensibilidad, que hayanconservado un sentimiento de belleza natural, experimentarán idéntica sensación de arrobo ymaravilla.* * * 12.2.1966 He oído hace poco que Röpke ha muerto. Lo siento mucho, a pesar de su complejo de odio. Sepuede lamentar el complejo, pues la enfermedad no cuenta; en conjunto era una mente importante,un rígido pensador que dedicó su atención a la vida económica. Su crítica de la cultura fue lúcida, deuna ética elevada, con un profundo sentido por las verdaderas palabras, por la limpieza y la belleza,precisamente como contrapeso a lo puramente material de la economía. En su libro de títulorevelador, «Más allá de la oferta y la demanda», exige «resistencia contra la destrucción de ladignidad y la poesía». En el pueblo existe todavía una noción de ello. Quien quiera remitirnospostales navideñas que, sentimentales como siempre, hablen al espíritu, que nos envíe pueblecillosensoñados y alegres trineos arrastrados por caballos o un paisaje nevado, pero nada de automóvilesy garajes como reclamos de una ciudad formada por cuadriláteros de cemento armado. ¿Y no seríaposible recordar el conocido cuadro de Segantini, de la Pinacoteca de Munich, «Labranza en laEngadina», antes que representar los caballos de un tractor?* * * 19.2.1966 Puedo recibir libros sobre la primera guerra mundial. Ante mí aparece ya un libro sobre Verdún.He leído al mismo tiempo, en el periódico, un recuerdo de aquella cruel batalla, de cuya iniciaciónmañana se cumplen los cincuenta años. Del mejor grado pienso leer el libro de recuerdos de aquel«magnífico tipo» 108 que me has remitido. Déjame tiempo en los envíos hasta que los libros que heencargado hayan llegado a mi poder. Como «lectura de distracción», tengo aquí todavía los libros deHamsum y el de Fontane, "Antes de la tormenta». El último me lo ha regalado nuestro capellán, trashaber sostenido con él una conversación muy profunda sobre temas de su ministerio (sonríe).* * *Se ha informado de que cuarenta habitantes de la isla Tristan da Cunha, en el Atlánticomeridional, se han puesto de nuevo en camino hacia Inglaterra. La pequeña población entera fueevacuada, a causa de una erupción volcánica, a la metrópoli británica. Tras haberse acallado elvómito de fuego, volvieron a su destino de robinsones, fundamentalmente hartos de civilización, paraexpresarlo en términos vulgares. A una parte, sin embargo, no le fue posible adaptarse de nuevo a laexistencia primitiva. Habían sorbido una dosis demasiado fuerte del dulce veneno y no podíansoportar la existencia sin televisión, sin automóviles; las amas de casa, sin agua corriente y cocinaeléctrica. Creo que fueron los más jóvenes quienes apresuraron primeramente su vuelta a lacivilización. Sin embargo, dudo que vayan a ser más felices una vez reinsertados en los modernosmecanismos —pienso al decirlo en lo que escribe Albrecht von Haller en su libro, «Los últimosquieren ser los primeros»—, puesto que según el citado autor, no ha visto seres humanos más felicesy satisfechos de sí mismos que los pobladores de los poblados africanos todavía vírgenes, en elinterior de la selva. Una gran parte de esta dicha está dada por su confianza en los demonios, losbuenos, que vencen inexorablemente a los malos. Estas criaturas se sienten desvalidasprecisamente cuando el «desarrollo» y la «civilización» destruye su propio mundo. Y los portadoresde tal civilización, ignorantes de ello, se sienten todavía orgullosos de su obra, sin que quepa excluirentre ellos a los misioneros. Pero hay que ser justos: consiguen en ocasiones, y ello no puedealabarse bastante, que los hasta entonces paganos cubran con hojas sus vergüenzas. jViva el 108 Se trata de Cordt von Brandis, autor de la obra "Douaumont ante nosotros. De la vida de un viejo soldado." 101
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 progreso! (sonríe).* * * 6.3.1966 No me hables de la justicia suprema cuando alguien, por efectuar una labor de samaritana ycuidar tres enfermos de gripe, cae ella misma afectada por la misma dolencia. A Scho-penhauer no lefue posible ocuparse bastante del tema, para escarnio de los filósofos que despotricaban de losmejores mundos posibles. No se necesita verdaderamente filosofar demasiado para establecer unalista interminable de aquéllo que podría ser mejor en el mundo circundante sin por ello solicitar cosasimposibles a la concepción de su Creador.Cuando esto ocurre, no hay que ver en ello inexorablemente la mano del diablo. Ahí tenemos, porejemplo, la constante utilización de medios insecticidas y contra la maleza, sin hablar de la utilizaciónde la fuerza del átomo como medio de hacer la vida más cómoda.* * *Anota, por favor, el nombre de Harold Percy Romberg, autor del libro «Los jueces de SuMajestad». Una comparación entre Alemania e Inglaterra. Muy interesante resulta que en Inglaterra,los jueces son extraídos de la élite de los abogados, en conjunto no más de doscientos. Su sueldo esde 7.460 marcos mensuales y en la República Federal, hay doce mil jueces de carrera con miltrescientos marcos mensuales (!); los tribunales ingleses fallaron en 1959 unos treinta y tres mil juicios y la República Federal, ciento cincuenta y cuatro mil. En Inglaterra, por contra, se ha llegado almillón trescientas mil sentencias emitidas por jueces de paz.La obra está escrita en un lenguaje ligero y salpicado de anécdotas. El autor deja abierto elinterrogante sobre la bondad del sistema, adecuada a las diferentes características de los pueblos.* * * 12.3.1966 Creo que hay que plantar tan sólo aquéllo adecuado al terreno y el clima. Ello coincide con mimanera de ser; voy tan allá en semejante pensamiento, que cuanto puede considerarse comotípicamente exótico, en un jardín, aquí, en nuestro paisaje, me molesta, aun cuando esté biencuidado y resulte especialmente bello. Así las palmeras: a mi entender, las palmeras solamentepueden destacarse sobre un cielo azul, bañadas en un intenso sol. Por ello no querría palmeras en mi jardín..., en el caso de que tuviera uno (sonríe). Tampoco me gustaría ver alzarse un templo griego aorillas del Königsee. Y cuando veo una planta que solamente puede crecer en climas y terrenosadecuados colocada por manos del hombre en los que no le corresponden, experimento compasiónhacia ella. Sí; compasión. Auténtica compasión por el hecho de que no puede huir como es el casode un animal. Compasión por no saber ciertamente si puede experimentar auténtico dolor, como lascriaturas superiores.* * * Al hijo 21.3.1966 Volviendo a la cuestión del lenguaje: ¡qué placer causa la lectura de Schopenhauer, aunque seatan sólo desde un enfoque puramente estilista! ¡Cuánta claridad, cuánta precisión en las expresiones,tan llenas de temperamento y tan vivas! Algunas veces ingenioso, cuando no abiertamente cáustico,corrosivo con sus enemigos, los «filósofos de cátedra». Posiblemente no se merecían enteramente loque les da. Por lo menos, en lo que atañe a su lenguaje. Pero éste contiene en sí mismo una granbelleza formal, especialmente en el capítulo final de su obra principal. «El mundo como voluntad yconcepto».Lo que me has escrito sobre la mencionada charla sobre arte 109 es, indudablemente, muynotable. Lo que más me interesa sobre ello es que lo dicho allá «corresponde» a tus opiniones...,correspondiendo también a mis propias concepciones. Puede asentirse tristemente a ello, sobre todoal leer la frase :«Material o espiritualmente, se encarnan en ellas (las expresiones más elevadas de la 109 Wolf Rudiger Hess había citado en una carta numerosos conceptos expresados en una charla sobre arte celebrada de Nuremberg. 102
    CARTAS DESDE LA CELDA 7
    el acusador y tras las protestas que la obra suscitó por doquier, puedo hacerme perfectamente unaidea de lo que se trata.No soy de la opinión, empero, de que tuviera que prohibirse. Los adultos que están tan faltos degusto como para encontrar en el mismo complacencia, no deberían hallar impedimentos para leer ellibro. Pero con la precaución siempre de que no cayera en manos juveniles.Los especialistas que declararon ante el tribunal —una larga serie— fueron, por contra, de laopinión de que no afectaría, sino que resultaría incluso deseable que cayera en las manos de unamuchacha de diecisiete años. Todos los testigos que comparecieron fueron de aquella opinión,incluidos clérigos de ambas confesiones. Uno de ellos encontró inclusive que era «un libro que teníanque leer todos los cristianos». Estaría menormente de acuerdo con la moral teológica —dijo respon-diendo a la oportuna pregunta— si algunos párrafos fueran objeto de supresión y tachadura. Enconjunto, era una novela «moral e incluso puritana» (!). Y esto, en Inglaterra, que está consideradocomo un país donde triunfa el más rígido de los puritanismos. Prescindiendo de las particularidades,de los vocablos utilizados, lo cierto es que el entero libro es el relato de un adulterio cometido por unamujer a espaldas de un marido, herido de guerra, que no puede cumplir ya con sus deberesconyugales. Indiferentemente a cuáles puedan ser las reacciones estrictamente humanas ante uncaso semejante, los fundamentos de la Iglesia descansan sobre los «diez mandamientos», uno de loscuales se quebranta constantemente a lo largo de la acción. Y fueron precisamente losrepresentantes de la misma quienes se manifestaron durante el proceso favorables a la difusión dellibro, llegaron a calificarlo de educativo y casi llegaron a adjetivarlo como cristiano. Poderosasrazones hacían suponer que lamentarían la tendencia de los tiempos, clamarían contra la «iniciación»de una parte de la juventud, casi niños, de una manera baja, despojada de todo lo hermoso. En vezde aprovechar la oportunidad de semejante proceso sensacional para poner en guardia contra lasconsecuencias que podían derivarse del embrutecimiento que se revelaba cada vez más creciente;en vez de dejar sentado que la difusión de semejante novela podía fomentar perniciosas costumbres,al menos entre los jóvenes, para quienes el matrimonio aparece como algo sublime y santo; en vezde aprovechar esta oportunidad, hicieron justamente lo contrario. ¿Qué ha ocurrido en este mundopara que incluso los «cuidadores de almas» secunden al diablo? Cierto que escritores y poetas no searredraron tampoco con anterioridad ante esa faceta de la vida. Pero se mantenían todavía dentro delos límites de la estética, daban a entender más de lo que decían con sus palabras o sus cuadros y,sobre todo, ponían cuidado en no tropezar con la Iglesia. Cuando se trataba de pornografía, quecomo es natural también existía, no era valorada pública y mucho menos por aquéllos obligados acelar sobre la moralidad y las costumbres.¡Vaya! ¡He vuelto a dejarme arrebatar otra vez por la irritación! Es muy fácil para mí (sonríe).* * *El Krüger reclama más tiempo del que suponía; no tan sólo debido al volumen, sino a que elcontenido no es excesivamente fácil de leer. Esta composición en frases donde el sustantivo tiene supuesto preferente, tal como gusta el gremio de los juristas, es terrible. Con frecuencia se tiene quetraducir una frase a un alemán normal antes de comprenderla.A pesar de ello, penetro en la obra con deleite. Tanto más, cuando el autor se deja llevar por eltemperamento —y no ocurre en raros casos—, y se olvida de la jerga jurídica y se expresa con unarenovada claridad. Dice las cosas «como son», al igual que lo hace con el derecho a la opinión, quecuanto más perturbado en las existencias individuales como en las colectivas, más necesario sehace, como una compensación de las crisis, es decir, como seguridad de un «Estado benéfico». Perocuanto más fuera reclamado por los «beneficiados» para que cuidaran de su mantenimiento y cuantomás tiempo libre tuvieran los ciudadanos, más imperativo resultaría este «Estado benéfico». En ladiscusión sobre una «segunda televisión», los periódicos, los políticos e incluso los juristas, selanzaron a exponer sus argumentos. Se habló, inclusive, del «derecho del pueblo alemán» asemejante segunda televisión. Daba la impresión de que la existencia de este pueblo dependía yestaba asegurada por aquéllo. Y nadie se atreve a llevar la contraria cuando se exige una costosainstalación lumínica para un estudio. Algo así solamente se había conocido en la Antigüedad tardía.* * * 104
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 30.4.1966 La obra «Das edle Blut» 110 , de Wildenbruch, es conocida «naturalmente» por mi compañeroliterario. Cuando le expliqué tu llanto al leer «Das edle Blut», me aseguró que nadie podía leerla sinaullar (sonríe). Es, sin embargo, la mejor de Wildenbruch..., por lo menos, tras las primeras líneas desu poema hasta el relevo de Bismarck. De ello puede deducirse que no es tan despreciable para élese «estilo florido»; trata incluso de encontrar libros de esa especie entre los anticuarios, no porque lesignifiquen un puro placer, sino por interés literario respecto a la gran difusión que alcanzaron en sumomento y, naturalmente, por divertirse, con lo que se tomaba con tanta seriedad en aquel tiempo yhoy produce efectos enteramente cómicos. Así, es que obtuvo algo de la Courths-Mahler, de Marlitt,de Ganghofer. Algo no es tan malo como generalmente se considera.«Das edle Blut» se encuentra, como tú misma haces constar, en este nivel, Que vertieraslágrimas, como una niña, al leerlo, no me sorprende. ¡Feliz el que todavía es tan ingenuo —en elmejor sentido—para dejarse arrebatar por lo que lee y sentirlo como propio! Incluso yo, vieja hierbade otro sexo, experimento en ocasiones esta dicha, tanto en lo sentimental como en lo alegre,aunque en esto último me ruedan las lágrimas por las mejillas «de abierta risa».* * *De que «al otro lado» hay una constante deformación en la que la educación es especialmenterígida, me lo confirmó mi interlocutor medio americano. Allá se va incluso a un «super-prusianismo»,cosa que un visitante de la actual Alemania comprobó, sorprendido, hace poco tiempo. Le causóespecial sorpresa ver un gran retrato de un jefe militar alemán en las historias recientes; susdesconcertadas preguntas, en las que latía un soterrado tono crítico, fueron respondidas con bas-tante dureza...No tengo nada contra la educación espartana... ¡Todo lo contrario! Los límites deben trazarse alládonde en lo material, en la comida, la salud puede resultar afectada y en lo espiritual, allá donde elcarácter pierde el orgullo, la seguridad y la confianza en sí mismo.* * *Me he convertido en un partidario del Papa Pablo VI, por mucho que esto pueda sonar heréticoen un evangelista (sonríe); a primeros del pasado año les dijo a los miembros de una escuela de arteromana que tenían que permanecer fieles al camino principal del arte cristiano, que buscaba cadavez expresar nuevas bellezas. Al mismo tiempo les advirtió las «locuras irracionales que hoy agostanel jardín de la estética humana y religiosa». Pero desgraciadamente, la jerarquía de la Iglesia católicaentre nosotros no mantiene estas mismas orientaciones; deja elevar templos que son algo así comoel dechado de la enajenación del nuevo arte..., más vale silenciar lo que los evangélicos hacen alrespecto. Ambos no dejarán de arrepentirse en un tiempo no lejano, cuando el péndulo vuelva aoscilar, la moda actual quede sobrepasada y nadie quiera volver a verla.* * * Al hijo 7.5.1966 Tu carta del día 4 se tropezó con la censura, puesto que su contenido era diferente al esperado.Me había ya surtido de Schopenhauer para la gran discusión..., como sucedáneo de un acuerdoenteramente fracasado entre arte y «arte», que ha resultado fallido, por lo que me quedo con lafilosofía del viejo gruñón y tú, con tus argumentos propios.Un concepto tan confuso como preciado y completamente indefinido es el «tiempo», que correcada vez más aprisa y, por desgracia, indetenible, cuanto más viejos nos hacemos; que estáconstantemente con nosotros —donde nos escondamos o nos hallemos—, aunque sea en unaaislada y hermética celda (sonríe).Ese tiempo lo he utilizado hoy de una manera completamente diferente a la que en un principiohabía pensado.* * *He dejado a Krüger, que es de mucho peso y he echado mano de Cordt von Brandis, a quien leocon tanto apasionamiento que no puedo soltarlo de las manos. Es verdaderamente un libro preciado. 110 "La sangre noble". 105
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 Ofrece un cuadro viviente de un período cultural no muy lejano pero que está, sin embargo,totalmente sobrepasado. Y entonces, cae uno —«uno» que todavía lo vivió— en la transformaciónoperada en el transcurso de unos decenios, un cambio como no se ha operado en generación algunay en casi todos los campos, además. Impresionante también en la descripción de aquel círculo de jóvenes, que no toman la vida en su aspecto más difícil, sobre todo Holdrio, en quien se expresasiempre la subconsciencia, al que atormentan presentimientos de hechos terribles que sobrevienen,implacables. En algunos casos, ello va unido a una penetrante consideración de la situaciónauténtica; una situación pesimista, ciertamente, pero que como no puede alterarse, hay quesobreponer con insolencia. Es deliciosa la mano leve con que se ha descrito todo ello: los diversostemperamentos, las gentes y su comportamiento, como hablan, igual que se acostumbra a hablar enel cuerpo de cadetes, como se comportan los componentes del círculo de los jóvenes oficiales. Todoello vivaz, como un buen filme con unos diálogos llenos de humor. Y, al igual que una buena película, para apartar después de la jornada el peso de los trabajos ylas preocupaciones, te recomiendo que devores el libro. ¡Yo también lo devoro! Lamento que no seaun mamotreto y que pronto esté acabado.Como es natural, no sé cuál es su efecto sobre alguien que no estuvo «allá». Pero pienso que alcabo de cien páginas tendrá una idea de la primera guerra mundial en todas sus fases: en unaperspectiva situada un punto muy bajo y visto hacia adelante, como apenas es posible verlo mejor. Lamezcla es típica: gravedad mortal, crueldad y, por encima de todo, un desaforado disfrute de laexistencia, como cabe al pensar que al cabo de pocos días, en lo más recio del combate, podráponerse punto final a todo aquéllo. Y así es, efectivamente, en el instante siguiente, cuando unagranada estalla precisamente donde tres se han sentado para jugar a las cartas. Y estúpidamente sees uno de los tres.¿Estúpidamente? Por dos veces, Brandis tiene el pensamiento salvador en medio del sueño:«...como electrizado salté de la cama y escribí y dibujé. Hizo que rodaran hasta la posición enemigaapenas ocupada, en el fondo del barranco, oyó la detonación que no había causado pérdidas propiasy se hizo el silencio de los disparos enemigos. Aquéllo que «el Señor le había dado en sueños»,alcanzó el éxito.Poco antes había leído en otro lugar que es típico de las inspiraciones que se representen en elsueño. Las cosas situadas entre el cielo y la tierra acuden así a nuestra mente cuando nos hallamosentre el estado de conciencia e inconsciencia.* * * Ilse Hess a R. H. - Gailenberg, 11.5.1966 Me sorprende que tuvierais en vuestro poder «Das edle Blut», aunque sea en una vieja ediciónde los años 30, con ilustraciones para uso de escolares. Pero lo que más me sorprendió y lo queconsideré como un gran vacío en mi formación fue el hecho de no saber que Bildenbruchdescendiera en línea directa del príncipe de Prusia, Luis Fernando. ¡No lo sabía y me ha interesadomucho! ¡Cuántas cosas hay escondidas en esa estirpe de los Hohenzollern, tan endiabladamenteactiva siempre! La elección del nombre no es tan inexacta, pienso yo: «el «wilde Bruch» 111 de estaestirpe parece haber tenido predisposiciones artísticas a lo largo de sus representantes. Creo que esesto lo que el sobrino del viejo Fritz describió: la acción militar y artística en uno de sus aspectos,aunque se hubiera producido un declive en otros. Según mi memoria histórica, fue precisamente elpríncipe Luis Fernando quien intentó, por intermedio de la reina, impulsar a su tío, eternamenteirresoluto.Me interesaría saber, desde el punto de vista ideológico, si existe una especie de regla por la cuallas estirpes dominantes efectúan siempre hechos sobresalientes: los ejemplos podrían darse amillares. El porcentaje de la sucesión de generaciones prueba que una figura destacada surge casisiempre de una línea también preeminente.* * * Spandau, 14.5.1966 He terminado de leer «Das edle Blut»; no quise apartar a esa «Rosina» de mi lado, tanto más 111 Hay un juego de palabras intraductible. El apellido Wildebruch significa "ruptura salvaje". 106cuanto sabía que no era dulce, sino que por contra, resultaba bastante amarga. Y aunque no lloréacerbamente, se me han puesto las carnes como madera (sonríe) y he llegado a estar a punto deello. Me han producido una gran satisfacción como está escrita la pequeña narración; el extensoprólogo; el viejo camarero de la cómoda taberna; la atmósfera de la pequeña ciudad que lo envuelvetodo y sus recuerdos del cuerpo de cadetes. Los dibujos son enteramente candorosos y emocionanhasta en sus pequeños detalles: me he detenido también mucho tiempo en ellos. Corresponden,como el estilo del conjunto, a la «buena vieja época».El librito es, de todos modos, un buen pequeño complementó para el principio del libro deDouaumont. Puedo representarme al propio Brandis con el espíritu del «pequeño L». Se hubieraprecipitado en Verdún a la batalla con idéntica pasión y la fe puesta en los altos designios.No me sorprende que en las estirpes señoriales aparezcan con frecuencia figuras que nosolamente se denominan «reyes», sino que asimismo lo son. En un principio, al iniciarse la línea desus antepasados, fueron los padres de la estirpe, elegidos cabecillas o se hicieron a sí mismos,lográndolo por la materia prima que había en ellos. Lo tenían en la sangre y transmitieron aquéllo porherencia, después de lo que se extendió, complementó y reforzó por las propiedades esencialmenteidénticas de las otras estirpes con las que establecieron relaciones conforme a su calidad.La aptitud para obsequiar a sus pueblos con personalidades destacadas, decayó gradualmentecuando este «sistema» se desarrolló con las uniones consanguíneas de las casas principescas deEuropa. Y fue, por tanto, una fortuna para sí y sus descendientes cuando un «salto colateral»aportaba sangre nueva a la antigua, sobre todo cuando estos saltos colaterales eran suficientementeresponsables para aportar propiedades de mando o inclinaciones artísticas, cuando no ambas. En lascortes había suficientes ocasiones para una elección; jóvenes oficiales y descendientespertenecientes al campo de los estadistas o incluso muy «eficientes» (sonríe), a pesar de que habíansalvado de manera expeditiva el escalafón. El esposo, acaso algo idiota, se maravillaba luego delpríncipe heredero que había ayudado a traer al mundo. Biológicamente puede considerarse comoregla que los genios dilapiden proporcionalmente sus dotes, en tanto que sus descendientes descien-den del nivel corriente. Por otra parte, el «wilde Bruch» no era un descendiente de Federico elGrande, sino de uno de sus hermanos. No sé ningún otro detalle sobre él. Artista como era, se sentíaacaso atraído hacia sus parientes espirituales, de tal manera que se potenciaran así los talentos.* * *
    Al hijo 28.5.1966 Es ciertamente tranquilizador que no solamente se esté con facultades para aprender el «purodiccionario del saber», sino que se esté asimismo dotado para que el cerebro siga elaborando yaprovechando, de una manera creadora, el material del saber acumulado. El material puede tambiénobtenerse de manuales —para eso existen—, aunque de costumbre, lo que consta en uno aparecetambién en otros, pues todo no puede conservarse en la mente, sobre todo dado el número dematerias actuales, que aumentan constantemente.Las «piedras de construcción», se obtengan de donde se obtengan, tienen que utilizarse de unamanera adecuada, ponerlas en relación y armonía unas con otras, de manera que puedan seguirsenuevos caminos y obtenerse nuevos conocimientos. Y si las utilizadas como fundamentos ofrecenotras opiniones al colocarlas y plantean otros problemas, demuestra esto que existe lacorrespondiente aptitud. La dimensión muestra siempre lo grande que es la capacidad de los con-trincantes, hasta qué punto hay que mantenerlos a raya o incluso hasta qué punto se les puedesuperar. Compiladores de material hay muchos; auténticos creadores son muchos menos. Biensabes tú, perfectamente, que los mayores y más perfectos «cerebros electrónicos» no puedensustituirlos. Les falta lo que hace más característico y decisivo el cerebro del hombre: lo creador, queproduce algo nuevo que surge de sí mismo, que en caso necesario emprende otros rumbos, sin quetenga que ser alimentado por otros «datos», sin que sean oprimidos otros botones o accionadas otraspalancas efectúa su labor ese «computador» que es el cerebro humano.* * *29 de mayo: un radiante domingo de Pascua de Pentecostés. Celebro la solemnidad que hoytiene efecto en Douaumont. Considero seguro que en la misma, el entonces capitán herido en Verdún 107
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 y hoy jefe del Estado francés 112 otorgará su perdón a su comandante en jefe de entonces 113 , que traslas faltas por nuestro lado, impidió el triunfo alemán. Perdón por lo que cree que tiene quereprocharle, ya que su rehabilitación como soldado no es necesaria.Me satisface que hayas «devorado», tú también, el libro sobre Douaumont y en no menor gradoque leas las sagas heroicas alemanas como complemento de aquel canto a los héroes.* * * Al hijo 2.7.1966 Gracias por tus explicaciones sobre la práctica actual en la construcción de carreteras y ladistribución de los medios de transporte.Es lamentable, aunque comprensible, que en nombre del egoísmo de la economía de mercadosin cortapisas, los municipios construyan carreteras donde deberían dar la preferencia a los mediosde transporte masivos, porque para las primeras reciben subvenciones del Gobierno federal y paralos segundos no. Pero que los resultados de esta política no lleven a una modificación de lassubvenciones federales, es lamentable y completamente incomprensible. Quizás esté tras de ello lainfluencia de los intereses de las empresas dedicadas a la construcción de carreteras y de los quequieren impedir una emigración de los usuarios de automóviles a los transportes masivos, porqueéstos no precisan ninguna o muy poca gasolina.Sobre el tema de los ingresos por el impuesto sobre los automóviles y su empleo, leí una opinióncon una serie de puntos de vista que eran nuevos, y resultaron muy interesantes para mí. Losseñores usuarios de automóviles no deberían echar pestes de que pagan más impuestos que lo quese gasta en su favor. No hay que olvidar que las autopistas no fueron financiadas en principio con elproducto de los impuestos sobre los automóviles —ese hubiera resultado mínimo en la ocasión—sino que estas pistas de circulación que hoy atraviesan y se entrecruzan por todo el territorio de laRepública Federal, fueron construidas con el dinero de todos los contribuyentes, es decir, de los queno estaban directamente interesados en todo ello. Además, los ferrocarriles del Reich tuvieron quecontribuir a la construcción de lo que podía representar una considerable competencia, con sussuperávits. Resulta, pues, enteramente justo que el tráfico automovilístico compense al Estado detodos estos desembolsos, bien por medio de impuestos, bien mediante cualquier otra fórmula, puestoque se ha beneficiado y sigue beneficiándose de una red viaria excepcional. Cabe preguntarse, a lavista de todo ello, cuál sería el aspecto actual del tráfico en el caso de que no existieran lasautopistas que ya estaban construidas con anterioridad a la guerra. Y aún queda una segunda cuestión: entonces tenían los ferrocarriles un superávit. Si esto noocurre en la actualidad, se debe a que buena parte de sus usuarios se han desviado hacia lacarretera. Los ferrocarriles y el correo son objeto de inversiones cada vez más crecientes por partedel Estado. Por ello —escribía aquel que expresaba su opinión— deberían aumentarse los impuestosque gravan cuanto concierne al automóvil y el tráfico automovilístico para compensar de esta manerael déficit existente en el sector ferroviario. El conjunto de la cifra impositiva de nuestro país en eltráfico automovilístico se cifra en un total de treinta y tres mil millones. El aumento no sólorepresentaría la eliminación de las subvenciones, sino el acopio de medios para un incremento de lostransportes públicos. Si mediante unas contribuciones más altas, el incremento del tráfico en lascalles aminora algo, representará una ventaja para todos... con excepción de las empresaspetrolíferas (sonríe).Coincido en tus apreciaciones de que los impuestos no deberían estar destinados a unadeterminada finalidad, sino disponibles y aplicables según la perentoriedad de la misiónencomendada al Estado. En el caso de que los impuestos obtenidos por el tráfico fueran invertidosfundamentalmente en beneficio de este tráfico, los impuestos procedentes del placer y la diversióndeberían aplicarse a la diversión y los impuestos que graban los cigarrillos, en interés de los fuma-dores... No cabe duda de que he llegado ahora a mostrarme casi cínico (sonríe).* * * 112 De Gaulle. 113 Petain. 108
    CARTAS DESDE LA CELDA 7 9.7.1966 En un libro sobre Suiza he encontrado una serie de detalles interesantes sobre la leyenda deGuillermo Tell: sin ningún género de dudas, falta al hecho una base histórica, puesto que losgobernadores austríacos ejercían un poder suave y beneficioso, por lo que no dieron motivo alguno ala «acción liberadora».El propio Guillermo Tell no es a pesar de mis mejores deseos un «héroe» para mí. Si en vez deponer en peligro la vida de su hijo hubiera disparado sobre Gessler, sacrificando según todas lasprobabilidades la existencia propia, hubiera sido otra cosa. Pero tender emboscadas a los «tiranos»es y significa un asesinato. Nada cambia sobre ello cualquier explicación dada por Schiller.¿Has estado alguna vez en un «Planetarium»? He leído que algún nuevo Estado africano tieneuna perentoria necesidad del mismo y que se le ha prometido su entrega... con toda seguridad, deacuerdo con la ayuda para el desarrollo (sonrisas significativas). Dejando ello a un lado, considero laedificación de esa bóveda celeste de carácter artificial como un juguete caro, incluso para nosotros.Los adultos que contemplan las estrellas que ascienden y descienden y los planetas que se muevenentre ellas, dicen: «¡Qué interesante!» y se quedan tan listos o mejor aún, tan tontos como antes. Porotra parte, es dudoso que acudan allá más de una vez. En cuanto a los niños de las clases escolaresllevadas allá, exclaman: «¡Qué bonito!» y no son por ello tan listos como los adultos.Sería mejor que se les colocara bajo el fenómeno que viene a ser una auténtica noche estrelladay clara de invierno y se les mostrara en la escuela buenos modelos movibles de las órbitas de losplanetas. Resultaría más ilustrativo, más pedagógico y más barato. Lo que se ahorrara en laconstrucción del firmamento artificial podría invertirse en facilitar a los interesados buenos libros deenseñanza a precios baratos. Esto resultaría mucho más provechoso, tanto para los adultos comopara los niños.* * * 31.7.1966. Referente al «tercer gol» de los ingleses 114 . Cuando una pelota da a la portería y llega incluso arebotar, de tal manera que después de tocar al suelo vuelve a saltar fuera de la portería —fue alláimpulsada por la cabeza— mal puede haber estado enteramente dentro, tal como determinan lasreglas. Esta es mi opinión. ¿Mantienes tú otra? ¡Atrévete! (sonríe). De haber caído la pelotaperpendicularmente ante el larguero, habría saltado asimismo perpendicularmente a lo alto, pero nohacia afuera; de haber rebotado hacia afuera, no hubiera penetrado en el interior y, de haberrebotado hacia adentro, tenía que haber tropezado en el ángulo de incidencia. No hay justicia en estemundo... ni siquiera en el fútbol (sonríe).* * * Al hijo 5.8.1966. He leído un libro breve, tan humorístico como en el fondo deprimente: «Brillo y ninguna gloria»,de Studnitz. Viene a ser una especie de espejo para los ciudadanos de la República Federal, comohasta ahora no se había efectuado. En especial para los habitantes de Bonn. Como es natural, segeneraliza, aunque no deja de resultar consolador que existan algunos que no puedan versereflejados en el mismo. No tan divertido, por cuanto resulta bastante deprimente, es el último capítulosobre la nueva construcción alemana, sobre la nueva destrucción de nuestras ciudades por causa desu «reconstrucción» por los arquitectos. Nadie se atrevió a expresar una opinión, nadie establecióuna reglamentación al respecto. Cuanto procedía de Alto, de Mies van der Rohe o de Le Corbusier,era admitido como el Evangelio. La Filarmonía de Berlín: ni una sola administración de puertos sehabría atrevido a autorizar la erección de un «granero» de tan absurda fealdad; a ello hay que añadirel «horrible» barrio de la Hansa, en Berlín. La planificación del tráfico y la concepción de laconstrucción urbana son dos cosas diferentes. Si hay que construir edificios funcionales, ¿por qué nohacerlo en la periferia de las ciudades? Grupos de edificios inarmónicos pueden soportarse, siempreque estén aislados de un contexto diverso. Bañera y ducha, bidet y water closet pueden reunirse enun cuarto de baño; el bidet en el salón, la bañera en la biblioteca y el retrete en el comedor serían 114 Se refiere a los campeonatos del mundo, en el partido Alemania - Inglaterra. 109absurdas disonancias. El dueño de la casa que ordenara esta disposición precisaría un profundoexamen sobre su salud mental. Ningún espíritu ciudadano se ha sentido desafiado, ningunaresistencia se ha elevado contra lo monstruoso. Por excepción, sólo sucedió en una ocasión, comoen el caso de la Plaza del Mercado de Bremen, que se solicitara la expresión de la voluntad popular.* * *Considero disparatado que alguien que está dotado para las letras, para la filología y la historia,tenga para estudiarlas en una escuela superior en unión de la química y la física en unasdimensiones que exceden en mucho lo que puede solicitarse en el marco de una buena culturageneral. Y que a pesar de no tener vena alguna para estas asignaturas, sea su sufrimiento muchomayor y tenga que derrochar muchas energías, con el resultado de un cerebro sobrefatigado a lahora del bachillerato y la escuela superior.Soy de la opinión de que en las escuelas superiores deberían los requisitos de las diversasasignaturas no ser superiores a lo que requiere una ponderada cultura general. Para ello, el propiocatedrático debería establecer sus propias reglas en relación con la capacidad de cada alumno. En laUniversidad y las Escuelas Superiores se podría profundizar, por contra, en los estudios técnicos. Loque faltara podría recuperarse rápidamente, puesto que se trataría de estudiantes dotadosvocacionalmente para la especialidad, interesados por ella y no rendidos por una concentración deasignaturas, como es el caso del bachillerato.* * *
    6.8.1966. La palabra «discriminar» puede pasar, pero leo en la utilización de nuestro idioma vocablos como«essentials», «presence», «nonproliferation» y «contingency planning». Hay que añadir que hacealgunos años publicó el «Times» un artículo de fondo sobre el alemán con el titular significativo de«Linguistic submissiveness». Es decir, «Vasallaje lingüístico».Creen, sin duda, quienes hablan semejante jerigonza angloamericana que ello causaespecialmente una buena impresión en el extranjero, como signo de «apertura». Pienso, por mi parte,en el alemándeLutero y en una frase que te complacerá especialmente a ti, vieja amiga de losperros. Mostar 115 en su «arca construida por él mismo», dice que Lutero, teología aquí, teología allá,un día dio de sopetón con la hermosísima frase: «Creo que también los ladradorcillos van al cielo yque cada criatura tiene un alma inmortal».¿No es primorosa la palabra «ladradorcillos»? Al pequeño cachorro se le oye ladrar suavementey gruñir. Alguien me ha enterado de que el clero protestante hizo desaparecer esta frase. ¿Perros enel cielo? ¿Criaturas con alma inmortal? ¡Monstruoso! En tal caso tendrían que hablar desde todos lospulpitos, amonestar una y otra vez a los fieles, atosigar a las pobres criaturas con interés en elespíritu del Reformador... j también reformador en esto!* * * Wolf Rudiger Hess a R. H. - Wiesbaden, 15.8.1966 Gracias por tu carta del 31 del 7 que me ha regocijado con la indicación de que elapasionamiento por el fútbol ha llegado a Spandau. Alegrado porque el moderno «panem etcircenses» ha hechizado inclusive a quien por razón de sus inclinaciones y su circunstancia, noparecía predestinado; por otra parte, había proclamado de antemano su desinterés y luego se havisto cogido en la trampa. Me preocupé de enterarme por la mañana, en la oficina, de los resultados vechar, aquí y allá, una mirada en el periódico. Contemplé la final en la televisión; son estas las únicastransmisiones en las que dejo de negar el derecho a la existencia de ese medio de entontecimientode las masas. No faltó la emoción y cuando en los últimos momentos del tiempo de juego cayó elempate, nos arrancó materialmente dé las sillas. Y volvimos a sentarnos, naturalmente, con el «tercergol» de los ingleses, que pudo comprobarse perfectamente en las pantallas que no era tal.Entretanto, se ha aclarado el estado de este asunto en innumerables fotografías y filmes, lo que hallevado a Ale-manía a obtener, para la opinión pública, el título de "campeón moral del mundo». También en la oficina y en el trabajo, en los que hablé el lunes siguiente, se evocaron como apoyo lasleyes de la física: la pelota no podía haber estado dentro (sonríe). 115 Gerhard Hermann Mostar. "El arca de Mostar construida por él mismo.” 110