miércoles, 6 de noviembre de 2013

EL CUARTO CAMINO G. I. GURDJIEFF

LA METÁFORA DE LOS DOS RÍOS

LOS DOS RÍOS:
Es útil si comparamos la vida humanaen general a un gran río que surge de varias fuentes y se bifurca en dos corrientes distintas; es decir, en este río ocurre una división de las aguas, y podemos comparar la vida de cualquier hombre a una de las gotas de agua que componen este río de la vida. Debido a la vida impropia de la gente, fue establecido para el propósito de la actualización común de todo lo que existe, que en general la vida humana sobre la Tierra debería fluir en dos corrientes. La Gran Naturaleza previo y gradualmente fijó en la presencia común de la humanidad una propiedad correspondiente, de modo que antes de la división de las aguas, en cada gota que tiene su correspondiente interna subjetiva “lucha con su propia parte de negación”, podría surgir ese “algo”, gracias al cual se adquieren ciertas propiedades que dan la posibilidad, donde se bifurcan las aguas de la vida, de entrar en una u otra corriente.
Por lo tanto, hay dos direcciones en la vida de la humanidad: activa y pasiva. Las leyes son las mismas en todas partes. Estas dos leyes, estas dos corrientes, continuamente se encuentran,  a veces cruzándose, a veces corriendo paralelas. Pero nunca se mezclan; se sostienen mutuamente, son indispensables la una para la otra. Siempre fue así y así permanecerá. Ahora bien, la vida de todos los hombres ordinarios, tomada en conjunto, se puede concebir como uno de estos ríos en el cual cada vida, ya sea de un hombre o de cualquier otro ser viviente, está representada por una gota en el río, y el río en sí mismo es un eslabón en la cadena cósmica. De acuerdo con leyes cósmicas generales, el río fluye en una dirección determinada. Todas sus vueltas, todas sus curvas, todos estos cambios tienen un propósito definido. En este propósito, cada gota desempeña un papel en cuanto a que es parte del río, pero la ley del río como un todo no se extiende a las gotas individuales. Los cambios de posición, movimiento y dirección de las gotas son completamente accidentales. En un momento dado una gota está aquí, en el momento siguiente está allá; ahora está en la superficie, ahora se ha ido al fondo.
Accidentalmente sube, accidentalmente choca con otra y desciende; ahora se mueve con rapidez, ahora lentamente. El que su vida sea fácil o difícil depende de dónde se halla por casualidad. No hay ley individual para ella, ni destino personal. Sólo el río entero tiene un destino, que es común a todas las gotas. En esa corriente, toda pena y alegría personales, toda felicidad y sufrimiento personales, son accidentales. Pero la gota tiene, en principio, una posibilidad de escapar de esta corriente general y saltar a la otra, la corriente vecina. Esto también es una ley de la Naturaleza. Pero para esto, la gota debe saber cómo aprovechar shocks accidentales y el ímpetu del río entero para llegar a la superficie y estar más cerca de la orilla en aquellos lugares donde es más fácil saltar al otro lado. Debe elegir no sólo el lugar correcto, sino también el momento apropiado para hacer uso de vientos, corrientes y tormentas. Entonces la gota tiene una oportunidad de subir con la espuma y saltar al otro río. A partir del momento en que pasa al otro río, la gota está en un mundo diferente, en una vida diferente, y por lo tanto está bajo leyes diferentes. En este segundo río existe una ley para las gotas individuales, la ley de la progresión alternante. Una gota sube a la superficie o se va al fondo, en este caso no por accidente sino por ley. Al llegar a la superficie, la gota se vuelve gradualmente más pesada y se hunde; en la profundidad, pierde peso y sube de nuevo. Flotar en la superficie es bueno para ella; estar en la profundidad es malo. Mucho depende aquí de la habilidad y del esfuerzo. En este segundo río hay diferentes corrientes, y es necesario meterse en la corriente adecuada. La gota debe flotar en la superficie tanto tiempo como le sea posible,con el fin de prepararse para ganar la posibilidad de pasar a otra corriente, y así sucesivamente. Pero nosotros estamos en el primer río. Mientras estemos en esta corriente pasiva, ésta nos llevará a dondequiera que vaya; mientras seamos pasivos, seremos empujados de un lado a otro y estaremos a merced de cualquier accidente. Somos los esclavos de estos accidentes.
Al mismo tiempo la Naturaleza nos ha dado la posibilidad de escapar de esta esclavitud. Por lo tanto, cuando hablamos acerca de la libertad, hablamos precisamente de cruzar al otro río. Pero por supuesto, esto no es tan simple; no se puede cruzar al otro lado simplemente por quererlo. Un fuerte deseo y una larga preparación son necesarios. Tendrán que vivir plenamente sus identificaciones con todas las atracciones en el primer río. Y luego deberán morir a este río. Perspectivas…G. I. GURDJIEFF